Ambición.

By nickrespin

180K 16K 6K

La dependencia es un estado físico y mental al que Alessia se niega ser una adicta. Ella es un mujer que ha... More

♣ADVERTENCIA♣
Epígrafe.
Sinopsis
♣PRÓLOGO♣
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Extra Matías
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 12/2
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 15/2
Capítulo 16
Extra Javier
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Extra Vilma
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 32/2
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
EXTRA VYSHE
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Final
Epílogo

Capítulo 5

4.3K 400 115
By nickrespin

Enemy - Imagine Dragons. One hour.

Visualizo como la doctora, da media vuelta y se retira, no sé quién exactamente es su acompañante, pero si se mete con ella, lo investigaré.

—¿Y la doctora? —cuestiona Damián al llegar a mí.

Me doy la vuelta ignorándolo dispuesto a ir al cuartel. Tengo muchas cosas que hacer y asistiendo a estúpidos eventos no lograré nada.

Odio ser parte del maldito consejo por esté tipo de cosas, y maldigo a Carsten por no haber puesto a Damián en mi lugar.

—Necesito una casa a las afueras de la ciudad. —ordenó a uno de los agentes cuando llegó al cuartel.

—Como ordene, Superior. —continúo mi paso hasta llegar a la oficina en donde tendría que estar el mandatario de este centro.

Alguien estará en problemas.

Me sirvo vodka admirando los cuatro circuitos frente a mí.

Me gusta este cuartel porque todo es subterráneo, es una mini ciudad en medio de la nada.

Observo a mi costado percatándome que hay dos escuadrones que ya se dirigen a sus dormitorios en el tercer edificio.

—Superior. —saluda el mandatario al entrar.

No me giro y dejo que se siente, puedo sentir su mirada en mi espalda y aun sin verlo hablo.

—El caso de la trata de blancas inició en México, acabamos con buena parte de los traficantes, pero esto no ha terminado.

Dejo de ver a los agentes para concentrarme en el mandatario.

>>Los traficantes se las llevaron de México, pero Rojo Sangre las robó en Colombia y OFR, las recuperó en Rusia.

Analizo sus facciones y camino lentamente frente a él.

—Tenemos pistas del lugar de donde se las llevan. —informa—. Mandaré a un escuadrón y...

—No. —lo interrumpo—. El caso pasará a manos de mi mejor escuadrón, ahora se encuentran en Rusia, pero mientras ellos no vienen analizaré el territorio y cuando todo esté listo atacaremos.

Se endereza sabiendo que no puede contradecir y menos al Superior Supremo.

—Me encargaré de pasarle los datos que necesita.

—Bien.

Me retiro y voy a la sala de control.

Hackeo el sistema y tomó el número de teléfono que necesito.

Sumasshedshiy.

Los días se van rápido, mi trabajo consume mucho de mi tiempo y eso me mantiene ocupada casi siempre, sin embargo, no significa que no me dé tiempo para mí.

Sola, no me gusta la compañía.

—Zule, ¿Es necesario ir? —cuestiono a la mujer que está terminando de empacar.

Es mi día libre y quería descansar, sin embargo, a ella le parece brillante la idea de ir a las afueras de la ciudad.

—Claro que sí, hay un manantial junto a la cascada en las que me quiero tomar unas fotitos bien chingonas.

Desde hace un mes está con la loca idea de ir y quiere que la acompañe.

—Ok, pero le diré a Matías que también vaya. — Me dirijo al cuarto donde está mi móvil—. Aquí vamos a sufrir todos por igual. —alzo la voz para que me escuche.

—Hablas como si te llevara a trabajar. —señala divertida.

—No sé tú, pero yo. —me señalo indignada—. Llevo muchas horas de sueño perdidas.

No están tan perdidas, pero ella no tiene por qué saberlo.

—Yo conduzco, tú descansa en el trayecto. —No me agrada la idea de prestarle mi auto, pero si quiero dormir un poco.

No estoy donde estoy por andar perdiendo el tiempo en cosas que no me interesan.

Y esta salida es eso.

¿Sabes la hora que es? —pregunta Matías cuando contesta.

—Ni idea, pero levanta tu trasero en veinte pasos por ti.

—¿A dónde? —cuestiona intrigado, no es como que todos los días quiera salir.

Y no me malinterpreten, Matías es la persona con quien más cómoda me siento.

—Zule vio una publicación de un manantial a tres horas de aquí. —confieso

—¿Y si me niego?

—No entras conmigo al quirófano para la operación de la chica de la matriz. —le resto importancia.

—Que conste que iré porque quiero. —aclara—. No porque me estás chantajeando.

—Lo sé. —Soy sincera—. No me hagas esperarte.

Cuelgo saliendo del cuarto con lo poco que llevo.

—¿Y bien? —Zule es la más emocionada.

—Si le haces un solo rayón, te dejo durmiendo con el portero. —Advierto dándole las llaves de mi Ford Focus negro.

Un auto regalo que me di en navidad.

—Deja de ser una desconfiada, sé que falsifique los resultados de mi prueba de conducir, pero sí puedo. —Se justifica.

—Estás haciendo que me arrepienta. —vacilo mientras sigo caminando sin verla.

—Solamente me puse nerviosa. —suelta.

Salgo del ascensor ignorándola para no entrar en una discusión.

—¿Hay algo para mí? —Le pregunto a John, el portero y este niega.

Dejo mi vida a cargo de Zule y pasamos por Matías. intento dormir, pero es imposible con los parlanchines que me acompañan.

—¿Y tú Aless, has pensado tener hijos?

La pregunta me agarra desprevenida en lo único que puedo reflexionar es gritos, vómito, dolor de cabeza, popo y ni hablar de todo lo que implica un embarazo.

Un niño come y requiere de un mayor gasto y responsabilidad, no me dejará seguir ejerciendo mi trabajo.

—¿Sigues ahí? —cuestiona Zule divertida.

—Si arreglo mi horario y divido mi tiempo entre ser mamá, una buena cirujana, seguir ascendiendo y...

—¿Eso es un no? —Matías sube los lentes de sol a su cabeza mientras se mete entre los dos asientos.

Observo en mi ventana que empiezan a desaparecer las construcciones sustituyendo por una maleza.

—Es un tal vez, si se da la oportunidad. —Me encojo de hombros.

Nadie dice nada. Saben que hablar de la maternidad no es el mejor tema de conversación para mí.

A mi madre le gusto implementar la violencia psicológica conmigo y mi hermana, sé que para muchos no es nada, pero en lo personal me afectó en gran parte de mi niñez.

Mi padre estuvo ausente la mayor parte del tiempo, lo poco que viví con él fue lo mejor que me pudo pasar, su único problema fue no saber cómo ser doctor y padre a la vez.

Ese no quiero que sea mi caso.

Tampoco quiero que su ejemplo me afecte porque sé que lo puedo hacer mejor que ellos. Si mis padres no pudieron darme lo que como niña necesite, no significa que yo haré lo mismo con los míos, por lo tanto, si no me siento capaz de esa responsabilidad no los tendré y ya.

Tengo las cosas claras, primero soy yo.

***

Zule en todo momento se encuentra emocionada y logra tomarse las fotos que tanto quiere. Matías es comida de mosquitos por unos minutos hasta que me apiado y le doy repelente.

Dejo que me tomen unas fotos, con mi bikini morado para que dejen de molestarme. Luego de un buen rato vamos a la única cafetería del lugar.

—¿Cuándo irás donde tu madre? —indago.

Matías bebe antes de responder.

—No lo sé, quizá para su cumpleaños. —asiento.

Estamos junto a la ventana, me encanta este aire entra fresco y mojado.

—Su cumpleaños es en menos de dos semanas. —señalo después de un momento de silencio.

—¿Y? —Me ve raro.

—Como que ¿Y? Ella me dijo que fuera contigo la próxima vez, pero falta muy poco y tengo mi agenda llena. —miento.

—No te preocupes te traeré galletas. —sonrío. Me conoce tan bien.

—¿Sabes? Si yo fuera tu hermana no te dejaría ir jamás. —Lo abrazo.

—¿De cuál te fumaste? Estás demasiado cariñosa y para tu información soy hijo único.

Ya lo sabía, pero me gusta molestarlo.

—Sería más llevadero si nos quedamos y salimos temprano de regreso. —propone.

—Ah no, eso sí que no. —Zule niega con las manos. —Mañana tengo un desayuno con mi novio y no se me antoja madrugar.

—¿Tienes novio? —Preguntamos al unísono

—¡Claro que tengo novio! —Se altera.

—No lo sabía. —comento mientras le doy otro sorbo a mi bebida.

—Como lo vas a saber si en los únicos momentos que estas en el apartamento duermes como un koala. —Se cruza de brazos mientras un mesero trae otra orden de quesadillas—. Ya parece que el hospital es tu casa.

—Que te digo, amo mi trabajo. —alabo airosa acostándome en mi asiento.

Seguimos conversando de cosas triviales hasta que cambia de tema.

—Deberías de tomarte un año sabático. —Llena su boca de comida.

—Por Dios. —me estreso. —Tengo 24 años, no puedo tener un año sabático y menos ahora que estoy en una de mis mejores etapas en mi carrera. —Se ríen por mi actitud.

Entre bromas y conversaciones ridículas pasamos un buen rato.

***

—No podemos esperar más tiempo. —Le informo a los familiares.

Estamos a finales de mayo, Matías se fue hoy para donde su madre y le voy a fallar con lo que le prometí.

—Todos estos días se le han hecho los estudios correspondientes y los resultados son los mismos. —Secunda Sara a mi lado.

—La matriz sirve para dos cosas. —Comento—. Una es para la alimentación de fetos antes del nacimiento y la otra es para contraer cáncer. —Soy clara para que entienda el riego.

—Ella aún no es madre. —explica el padre preocupado—. Y uno de sus sueños es darme nietos.

Veo a la chica de 20 años que escucha la conversación.

—Como doctora te recomiendo sacar la matriz. —Me dirijo a ella—. Luego podrás adoptar niños si quieres

Se queda pensativa.

—No sé por qué me están dando la opción de quitarla o no. —Gira su rostro a la ventana de la habitación—. No quiero un tratamiento que a la larga solo será una cura y no la solución.

—Hija. —Interviene el padre.

—Tengo cáncer de matriz y todos en este cuarto sabemos que la mejor opción es que la saquen. —Me siento orgullosa de su madurez ante la situación.

—Siga con el proceso, doctora. —asiento y dejó a Sara con ellos.

Camino entre los pasillos en busca de Lucas Merino quien me ayudara a organizar y guardar cupo para la paciente. Lo veo hablando con una enfermera.

—Quiero todo listo lo antes posible. —No me detengo y sigo de largo a mi consultorio.

***

Como en cada caso me preparo como es debido, los internos me ayudan con los guantes estériles y todo el proceso. En este caso lo que haremos es Histerectomía.

Histerectomía: Cirugía para extirpar la matriz de una mujer.

Puedo hacer la cirugía de tres maneras, pero me inclinaré por el de laparoscópico.

—Ya está sedada puede iniciar. —informa Hugo que está junto al doctor que nos acompañará en este proceso.

—Bisturí. —Me lo entrega Sara.

Hago tres cortes pequeños en el abdomen.

—Laparoscópico. —Lucas me lo pasa en cuestión de segundos.

Introduzco el tubo delgado con cámara y luz en uno de los cortes, cuando ya está dentro la cámara me envía las imágenes de lo que busco. Lo muevo unas cuantas veces hasta estar segura de los que me muestran las pantallas.

—Encárgate. —Le doy el laparoscópico y logro ver la emoción en el rostro de Sara.

No necesito pedir nada más, ya que Hugo es preciso a la hora de pasarme lo que necesito para meter en los otros dos cortes. Mis manos están en los instrumentos, pero mi vista no se aparta de la pantalla.

Siento como una gota de sudor está en mi frente y una de las enfermeras se encarga de secarla para impedir que llegue a mis ojos.

Una hora y media después ya he termina con la extracción, me cambio y voy a la sala espera donde se encuentra su familia.

Le cuento que todo salió bien y que ya la pasaron a un cuarto.

—En unos minutos la podrán ver solo que aún estará sedada.

—Gracias doctora. —Me despido dirigiéndome a mi consultorio.

Tengo que estar en la sala de emergencias en una hora. Hoy tengo turno.

—Doctora Carvajal, me gustaría hablar con usted. —Me intercepta una enfermera.

—Dígame. —Se pone nerviosa.

—Hace un momento dejaron esto para usted. —Se marcha y me quedo viendo en la dirección en la que se fue.

Eso fue raro.

Desdoblo el papel y arrugo las cejas ante el mensaje.

Tic tac doctora, el tiempo corre y le queremos dar un adelanto ya que no acudió a nuestro llamado. Él será el primero, siempre será él.

H.B.

Esta vez también hay un número y me esta comenzando a irritar estás amenazas. Sigo mi camino ignorando a los compañeros de trabajo que me encuentro.

El sonido de mi móvil me hace entrar más rápido, lo sacó de mi bolso encontrando un número que no tengo registrado.

—Bueno. —Escucho la respiración al otro lado—. Bueno. —repito molesta porque puede ser la persona de las notas.

Doctora Carvajal. —La voz que escucho es ronca y hace que se paren los vellos de mi cuerpo—. Es un gusto saludarla.

—Buenas tardes, señor Bogdánov. —Respondo.

Camino a la mini refrigeradora que está aún costado sacando una manzana.

Seré breve. —Le doy el primer mordisco. —El doctor Rivera ha tenido un accidente y en estos momentos está siendo atendido en el hospital central de Oaxaca.

Me atraganto con la manzana mientras miles de escenarios trágicos pasan por mi mente en cuestión de segundos.

—¿Qué pasó? —inquiero de inmediato..

—En la vuelta del kilómetro 25 un conductor perdió el control impactando con el de su amigo. —Su voz seria en estos momentos no me ayuda.

—Voy para allá. —Cuelgo.

Tengo muchas cosas que hacer, en una hora entro a quirófano y tengo pendiente dos cirugías para mañana, pero por primera vez en lo largo de mi carrera no me importa.

Mi mejor amigo está mal y no puedo darle la espalda.

Salgo del hospital ignorando a todos los que me hablan. Le envío un mensaje a Sara para avisar lo que está pasando y a la vez para que le diga a mi jefe que me ausentaré mañana.

Sé que esto me bajara puntos en la pizarra del mes, pero sé que después los podré recuperar.

***

Luego de varias horas paró en seco frente al hospital que me dijo Oleg, sigo de largo hasta llegar a recepción.

—Necesito información de Matías Rivera. —exijo al llegar al mostrador.

—¿Es su familiar? —Ni siquiera me mira.

—Soy su amiga. —Me ve por encima de sus lentes y me señala un pasillo.

Ya veo porque se quejan del servicio en los hospitales.

—Doctora Carvajal. —Me detengo en seco cuando escucho su voz.

Su presencia es algo que no se puede obviar, las enfermeras y algunas doctoras no disimulan al pasar por el pasillo.

Se me remueve el estómago al percatarme que lo ven como carne fresca.

¡Me lo tiré yo perras!

—¿Cómo está? —En su frente veo un esparadrapo y gasa. Frunzo las cejas.

—Estable. —Comenta—. La bolsa de aire ayudó a que no recibiera mayor daño.

—¿Por qué está aquí?

—Venía atrás de su amigo. —asiento ante la casualidad.

—Ya le avisé a su familia, en cuanto vengan me voy. —pienso en voz alta mientras trato de relajarme.

—Sería lo más lógico. —entrecierro los ojos—. No sé ni qué hace aquí, el que usted venga no hace una diferencia, le hable para que estuviera enterada no para que condujera por más de siete horas.

—Mis motivos no le importan. —me encojo de hombros.

—Claro que no me importa. —alza una ceja—. Sumasshedshiy. —susurra e ignoro el significado de las palabras.

—¿Cómo consiguió mi número? —indago de pronto.

—No es difícil acceder a la información del hospital. —hago puños.

—¿Me está diciendo que violó muchas leyes solo para tomar mi número con el fin de avisar de la situación? —niega.

—Las violé después de verla en la fiesta con ese exquisito vestido y me entraron ganas de follarla. —Sus palabras junto a su rostro inexpresivo quieren intimidarme.

La fiesta fue hace un mes y medio.

—No sucederá. —Me pongo a la defensiva—. Deje de pensar con la de abajo y mejor piense en su prometida.

Hostilidad junto a repulsión pasa por su mirada, pero únicamente por unos segundos.

—Le sorprendería mi promiscuidad. —señala.

—En eso somos iguales. —me sincero.

—Entonces no veo el problema. —No se mueve de su lugar.

—En realidad no hay ningún problema. —me encojo de hombros—. ¿Qué es lo que quiere?

—A usted. —sonrío.

Los tres pasos que nos dividen parecen kilómetros ante lo que emanan nuestros cuerpos. Acorto los pasos sin dejar de verlo a la expectativa de mis movimientos, pero no lo toco, dejo que siga deseándome y cuando creo que me besara recibe una llamada, la contesta y se aleja.

Por un momento supuse que regresaría, pero nunca lo hizo. Nos volveremos a ver, Bogdánov.

Hay algo que deseo y es a él.



Continue Reading

You'll Also Like

871 195 52
Samantha Frazzetto, Una mujer hermosa que todo hombre anhelaría; Ella ve mas alla de la superficie, muy inteligente con otras cualidades que te haría...
72.8K 10.7K 35
Eva descubre que su novio la engaña de la peor manera; embarazó a su hermana, así que despechada decide emborracharse y acostarse con un desconocido...
3.7M 160K 132
Ella está completamente rota. Yo tengo la manía de querer repararlo todo. Ella es un perfecto desastre. Yo trato de estar planificada. Mi manía e...
23.7K 1.7K 25
A sus veintitrés años, lo último que Bianca Messina tiene en mente es casarse. Siempre imaginó el día de su boda como el más feliz de su vida, un su...