56 · fin

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Hoseok

—Venga, Hope, duérmete, ¿vale? —Le pedí o más bien supliqué. No sabía lo que le pasaba pero parecía que ese día no había manera de meterla en la cama.

Era de madrugada y ya era la tercera vez que había venido a mi habitación para que durmiéramos juntos, terminando todas ellas acompañándola de nuevo a la suya para que se fuera a su cama. Esa vez, parecía que estaba a punto de llorar y sabía que no debía de ser frágil con ella.

A pesar de que no era una mala niña, ese era uno de sus mayores problemas, que era demasiado dependiente de nosotros. No había dudas de que, por miedo a que le pasara algo la habíamos sobreprotegido demasiado. Y, a veces, en momentos como ese, me ponía muy nervioso no conseguir que me hiciera caso, que terminara cediendo para no verla llorar.

¿Qué hacía? ¿Ser el padre fuerte que le dice que no a su hija sintiéndose fatal por haberla hecho llorar pero por lo menos ella aprendía? ¿O era el padre blandengue que terminaba cediendo por no verla llorar y ella se salía con la suya impidiendo que aprendiera? Era difícil ser un jodido padre y aún me costaba tomar decisiones de ese estilo a pesar de que ya Hope tenía seis años.

Era peor cuando debía de hacerlo solo. Por lo menos, cuando Soojin estaba a mi lado, ambos nos apoyábamos uno en el otro y hacíamos lo posible por hacer lo mejor para Hope. Algunas veces cedía ella, otras yo y eso implicaba, que no siempre el sentirte mal o bien por haber hecho que se saliera con la suya o no porque no solo recaía en uno, sino en los dos. Pero en ese instante, todo lo que decidiera era mi culpa, fuera bueno o malo.

Tampoco es que ayudara demasiado el hecho de que apenas podía dormir, no solo por sus interrupciones, sino porque, no conseguía conciliar el sueño pensando en Soojin a cada momento.

—¿Por qué no me dejas dormir contigo, papi? —Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas y hacía pequeños pucheros. Parecía cansada.

Suspiré sin saber qué más hacer por ella, sentándome en el borde de su cama. Con un sueño increíble.

Estaba abrazada a su osito marrón Pepita, ella misma le había puesto ese nombre porque le recordaba a una galleta de chocolate por el color. Se lo habíamos regalado entre Soojin y yo una de las últimas Navidades que pasamos juntos y, desde ese instante, era su fiel compañero. Donde estuviera Hope, estaba él y solo lo dejaba de lado cuando debía de cuidar a Robin. Pero por lo menos, cuando le hacía compañía, estaba tranquila.

Pero en momentos como ese, era imposible que lo estuviera.

Tanto la pediatra, como Mina la logopeda y Hyunjin la psicóloga, nos habían dicho que en esa época en la que se encontraba iba a empezar a tener pesadillas y sueños que podían producirle miedo y, aunque lo sabía, aún así estaba preocupado. Tenía miedo de que terminara acabando como yo a su edad. No quería eso para Hope y sabía que Soojin y yo teníamos antecedentes de ansiedad. Que, aunque no se transmitieran de esa manera... Me preocupaba.

—Hope, pequeña —acaricié su cabeza mientras sollozaba. Tomé sus mejillas y la obligué a mirarme—. Sabes que papi está a tu lado, ¿verdad? Solo nos separa una pared.

—Pero yo quiero dormir contigo... —Me partía el corazón verla llorar tanto pero debía de ser fuerte porque yo tampoco estaba mejor que ella y, necesitaba, estar solo con mis pensamientos. Acaricié sus mejillas, apartando las lágrimas de sus ojos.

—Lo sé cariño, pero tienes que aprender a ver que lo que sueñas no es real, ¿vale? Todo eso está en tu cabecita y cuando despiertes, no pasará.

—¿De verdad lo crees?

—Claro. —Asentí, acariciando su hoyuelos y pellizcándolos consiguiendo que sonriera de lado. Besé su cabeza antes de abrazarla—. No quiero que seas débil, tienes que ser fuerte como Pepita, que siempre está a tu lado para protegerte.

HOPE ━ j. hoseokTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang