35 · igual

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—Hola, Hoseok —dijo Namjoon al abrirme la puerta. Llevaba sus características gafas de pasta negra y su pelo castaño estaba completamente alborotado como si no se hubiera ni dignado a peinarse y no hablar de su pijama de ositos de color marrón y amarillo.

Entramos en su casa después de eso. Se mantenía como siempre, pequeña pero realmente hogareña. Con una cocina que ocupaba casi toda la casa, de esas que tenían una inmensa isla en el centro para comer, un salón que comunicaba con ella y unas escaleras que daban a un segundo piso.

Agradecí el hecho de que estuviéramos solos, no podría haberle dado la noticia allí si su madre o su hermana hubieran estado merodeando.

—Pensé que al final te quedarías triste modo burrito en tu habitación —bromeó en cuanto llegamos a la suya.

Era pequeña y acogedora, con una cama que ocupaba toda ella, una televisión de plasma encendida con un videojuego en marcha, un escritorio de madera con un ordenador de sobremesa de alta gama y un armario del mismo estilo del escritorio con una puerta corredera. Se sentó sobre la cama y me tendió un mando de la consola.

—¿Te has animado? —Preguntó y yo tragué duro. Quizás debería de haberle dicho que lo que veía a decirle era serio, porque, realmente, se me estaba haciendo difícil ir al grano cuando él parecía tan tranquilo y tan feliz como para sacar el tema.

Y es que, aunque sabía que los amigos debían estar tanto para las buenas como para las malas, no era la primera vez que me callaba algo porque no quería cambiar el humor de Namjoon. Sabía que yo le preocupaba y que todo cambiaría cuando le diera la información que tenía que darle. Así que, no sabía por dónde empezar y estaba incluso llegando a plantearme no decir nada pero...

Sabía que explotaría si no lo decía, que no podría mirar a los ojos de mis padres sin hablar del tema con alguien más que no fuera Soojin, y debía de hacerlo aunque pensara que pudiera ser egoísta cambiar su humor, porque sabía que Namjoon odiaría que le ocultara algo como eso.

—¿No quieres jugar? —Preguntó al ver que aún no tomaba el mando de la consola. Negué con la cabeza sentándome a su lado.

—No he venido a pasármelo bien precisamente.

Su expresión se torció a una de total preocupación y apartó ambos mandos de la consola a un lado.

—¿Qué ha pasado? —Respiré hondo ante su pregunta. Me limité a mirar hacia el frente aunque veía de reojo que Namjoon estaba dirigiendo todo su cuerpo hacia mi dirección.

Tenía que tener dos pares de narices y encarar la situación diciéndoselo completamente a la cara, pero aún no había procesado nada, aún no dejaba de ser un adolescente con un marrón enorme que no debería de tener a esa edad, así que, no tenía las fuerzas ni la energía para mirarle.

Pero tampoco podría aguantar mucho tiempo más sin decírselo y que él me diera una de esas charlas inspiradoras que lo curan todo. No me permitiría a mí mismo encerrarme en el bucle que estaría a punto de tomar si continuaba pensando sobre el tema.

—Lo siento Nam, siento destrozar tu felicidad con mi mierda, de verdad... —colocó su mano sobre mi muslo.

—No seas idiota, Hoseok, estoy aquí para lo que sea, no vas a destrozar mi felicidad con tu mierda. Aunque suene súper cursi, tu felicidad también es la mía, no quiero verte mal —sonreí de lado. Siempre sabía lo que decir.

Respiré hondo.

—Es sobre Soojin —dije, poniéndome nervioso. Y empezaba a comprenderla completamente.

No era fácil decir algo como eso.

Decir que íbamos a ser padres y menos cuando aún ni yo lo procesaba.

HOPE ━ j. hoseokNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ