7 · pasión

436 29 33
                                    

Hoseok

Sonrió cuando mis dedos se deslizaron por su mejilla para acariciarla con cuidado después de besarnos por un rato.

—¿Te apetece ver una película? —Preguntó antes de acariciar mi muslo.

—Estoy seguro de que si la ponemos ella me verá a mí porque tengo tanto sueño que no aguantaré ni cinco minutos despierto —dije con sinceridad y ella soltó una pequeña carcajada—. Además, ¿no querías mimos?

—Podemos darnos muchos mimos viendo una película —respondió como si fuera lo más obvio del mundo. Negué con la cabeza mientras apartaba un mechón de su cabello para ponerlo detrás de su oreja.

—De verdad que me voy a dormir... —Aseguré.

—Vale —Alargó las letras, resignada. Sonreí ante su actitud de niña pequeña.

Me robó un pequeño beso de mis labios tal como si hubiera robado una golosina sin permiso. Nos miramos por unos pequeños segundos en los que volvió a robarme otro beso que se prolongó más de lo esperado por mi culpa. Aunque ella no se quejó en ningún momento, solo sonrió en mitad de él mientras llevaba ambas manos a mis mejillas y se dejaba llevar por el pequeño momento que estábamos compartiendo. Llevé una de mi mano a su brazo y lo acaricié sobre la tela de la camisa del uniforme, la que me había quedado libre se alojaba sobre su cintura.

Adoraba esos momentos que podíamos compartir juntos, sin que nadie pudiera observar ni manejar nuestras acciones. Quizás sonaba como si adorara que estuviéramos solos para así poder hacer travesuras juntos, pero lo cierto es que no era así.

Me gustaba que pudiéramos acostarnos juntos en el sofá a ver una película estúpida en la que terminaría durmiendo entre los brazos de Soojin mientras ella me acariciaba mi cabello, o cuando comíamos juntos, cuando salíamos a la calle a dar una vuelta, o esos momentos en los que no hacíamos nada, en ese tiempo en el que solo existíamos nosotros dos, en ese hogar que reiteradas veces había nombrado mi novia esa tarde.

Cuando estábamos solos éramos ella y yo, lejos de ese mundo en el que todas nuestras acciones se observaban, donde había padres de por medio y control absoluto. Cuando estábamos juntos éramos libres.

Y eso era lo que más me gustaba de estar con ella a solas: nuestra libertad.

—¿Y qué hacemos? —Me encogí de hombros mientras plantaba pequeños besos por su mejilla. Me deslicé por su mandíbula, pero no continué por su cuello porque no tenía intenciones de nada más que de darle esos mimos que ella quería. Besé su tierna sonrisa tanto como siempre me había gustado hacer.

No había nada en el universo que me gustara más que eso. Sentir sus labios ensanchados con los míos, que me llenaban de ese brillo característico de su sonrisa y de toda ella.

Era una fortuna increíble tenerla entre mis brazos.

Deslizó sus manos por mis mejillas hasta depositarlas en mis brazos mientras volvíamos a recostarnos sobre la cama, sin dejar de besarnos. Sus juguetonas manos volvieron hasta mi pelo y no pude evitar sonreír. Siempre me toqueteaba demasiado cuando nos besábamos y empezaba a ser una adorable costumbre que siempre me recordaría a ella. Sus manías ya empezaban a ser parte de mí con el tiempo y sin quererlo.

—¿Por qué no me enseñas tus dibujos? Me dijiste que lo harías —propuse mientras la miraba a los ojos.

—Lo había olvidado. —Hizo un pequeño mohín. Negué con la cabeza para restarle importancia—. Pero acabamos de recostarnos aquí y me da pereza levantarme...

HOPE ━ j. hoseokWhere stories live. Discover now