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Soojin

Salí del coche y caminé hasta la puerta de la guardería en cuanto vi a los niños salir poco a poco. No tardé en divisar su cabellera marrón recogida en una pequeña coleta y su sonrisa al verme mientras corría entre los niños para darme un fuerte abrazo. Reí cogiéndola entre mis brazos y besé su cabeza.

Parecía que ambas nos habíamos echado de menos.

—Hola, mi amor —la miré a los ojos, los cuales brillaban con intensidad. Sus hoyuelos se hicieron presentes y no tardé en pellizcarlos como siempre hacía, tomándolo por costumbre.

Y lo cierto es que debía de admitir que cuando la vi crecer, fue una de las cosas que más amé que adquiriera de Hoseok.

—¿Qué tal el día?

—¡Muy bien! —Aseguró agitando la cabeza con intensidad y yo simplemente reí. No había mejor momento del día que presenciar su bonita sonrisa y su energía—. Tenía ganas de verte, mami.

—Y yo a ti, Hope —admití abrazándola de nuevo. Su cuidadora se acercó a mí y la saludé con una reverencia—. ¿Todo bien?

—Todo bien, señora Park —sonrió acariciando la cabeza de mi hija con cuidado. Era una chica joven, quizás solo unos años más mayor que yo y era bastante agradable—. Esta pequeña ha cuidado de maravilla a Robin, además ha leído perfectamente en voz alta el párrafo que mandamos para el fin de semana.

Abrí los ojos sorprendida y sonreí después sin poder evitarlo

—Parece que está mejorando mucho, ¿verdad, Hope? —Asintió emocionada ante las palabras de su cuidadora—. Tiene que estar orgullosa y tranquila, su hija está avanzando perfectamente.

Y nada me llenó más que recibir esa noticia.

—Recuerda que para mañana tienes que hacer la viñeta del cuento, ¿vale? —Hope asintió sin dejar de sonreír—. Pasen un buen día.

—Igualmente y gracias —ella negó con la cabeza.

—Siempre es un placer cuidar de ella.

Hice una pequeña reverencia antes de llevarme a una Hope habladora que me llenó completamente de felicidad después de haber pasado una larga semana algo tristona por sentirme un poco sola sin su compañía. En seguida, me puso al corriente de todo lo que había hecho, en especial, habló de su visita al parque con su padre y la comida familiar con sus abuelos, tíos y primos. Yo mientras, sonreía escuchándola conduciendo en dirección a nuestro piso.

Me sentía feliz de tener a la única persona que parecía formar parte de mi hogar.

—Entonces Jinyoun se durmió y Jiwoo tuvo que irse —esbozó un pequeño puchero que vi a través del retrovisor pero después sonrió—. Pero fue divertido jugar con los primos, ¡tienen juguetes muy guays!

—Me alegro, cielo —conduje con tranquilidad escuchándola. Sonreí de lado pensando en que hacía tiempo que no veía a esos pequeñines.

Había vivido por años en aquella casa en la que se había criado Hoseok y en la que, yo también parecía haberme criado. Obviamente, a pesar de nuestra ruptura, no todo había cambiado completamente. Solía hablar con los padres de Hoseok y, por supuesto con Jiwoo. Pero sí que debía de admitir que la relación no era tan cercana como antes porque, por lo menos para mí en ocasiones era incómodo porque estar junto a ellos y actuar como si nada, no era precisamente fácil para mí.

Así que no muchas veces tenía la oportunidad de verles y lo cierto es que echaba de menos las tardes repletas de juegos de mesa y los domingos de comida familiar.

HOPE ━ j. hoseokWhere stories live. Discover now