23 · descubrimiento

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Una pequeña brisa deslizaba algunos de sus marrones mechones que se habían salido de esa trenza que le había hecho Minji minutos atrás, antes de despedirse de nosotros seguida de Jimin y Taehyung, animada por poder pasar tiempo con ellos en el descanso. Su rostro estaba concentrado en continuar trazando pequeñas líneas de colores sobre uno de sus cuadernos de esbozo, ajena a su alrededor, incluso, a mi mirada perdida sobre ella porque siempre me atrapaba con esas pequeñas cosas.

Era imposible no quedarme enredado en sus labios fruncidos o sonrientes mientras dibujaba, en lo elegante que se veía su mano al hacerlo y los milimetrados trazos que esta hacía sobre el papel, en su cabeza ladeada observando aquella imagen desde varias perspectivas, o cuando erguía su cuerpo y sonreía al ver que parecía estar quedando tal y como ella quería, ni tampoco podía obviar el brillo de sus ojos ni el silencio que se cernía solo interrumpido por el sonido de los lápices sobre la mesa.

Era hipnotizante como esa absurda imagen podía acelerar tanto mi corazón. Y me recordaba lo mucho que había conseguido que lo hiciera desde el principio.

—Hoseok —desperté del trance al escuchar a mi mejor amigo llamarme. Por su expresión deduje que me había pillado con las manos en la masa y que había estado llamándome por un buen rato—, ¿tú terminas de hacer eso del final? —Asentí.

—Creo que puedo terminarlo antes de que acabe el descanso —"si no me quedo embobado mirando a Soojin" quise añadir pero, me mantuve callado.

—¡Perfecto! —Exclamó Yeonji—. Nosotros iremos a por algo de comer, ¿te quedas con Soojin?

Siempre lo haría.

—Claro, no te preocupes, ¿volverán antes de que acabe el descanso? Es para saber quién se queda con el trabajo.

Se dedicaron una mirada cómplice que me llenó de unas dudas inmensas que supe que no resolvería en ese preciso instante. Mmmm, debía hablar con Namjoon seriamente.

—No lo sé —dijo Namjoon—. ¿Lo decidimos antes de la salida?

—Vale, a mí no me importa —sonreí de lado y Namjoon imitó mi gesto. Poco después, se despidieron, yéndose juntos mientras entablaban una animada conversación.

Observé sus gestos, la amplia sonrisa de Namjoon sobre sus labios y la tranquilidad que se cernía sobre el rostro de Yeonji y me prometí que algo se me estaba escapando...

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el chasqueo de lengua de Soojin y el pequeño estruendo que ejerció con sus lápices, volví a observarla, terminando aquel dibujo de enredaderas que había estado haciendo por mucho tiempo y me pregunté por qué tenía esa manía de dibujar flores siempre que algo le preocupaba.

Había descubierto ese pequeño detalle con el pasar del tiempo. Soojin estaba plenamente conectada con el arte de una manera que era difícil de expresar. Siempre había pensado que lo hacía por talento, porque, un día, había descubierto que al realizar un boceto se le daba bien y había sentido en su interior ese pequeño remolino de sensaciones que le había hecho continuar porque le gustaba pero, lo cierto es que, me sorprendió descubrir que utilizaba aquel hobbie como una mera escapatoria.

Lo descubrí cuando empezó a dibujar muchas cosas más aparte de campos de flores, de flores de todos los tipos, de todos los colores, de todas las formas... Cuando empezamos a salir, sus cuadernos se llenaron de acuarelas de atardeceres, de mar, de árboles, de personas, de animales entre otros y mi sexto sentido me dijo que algo tenía que ver yo en ello como si de alguna manera consiguiera hacer que desviara su mente de sus problemas pero, de vez en cuando volvía a lo mismo. Y me acostumbré a fijarme en lo que dibujaba porque, mi madre en su momento me había contado una historia que jamás se me había olvidado.

HOPE ━ j. hoseokWhere stories live. Discover now