22 · pertenencia

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Soojin.

Desperté de nuevo con el fuerte dolor de barriga que había permanecido durante toda la tarde del día anterior. Me obligó a levantarme rápidamente de la cama en dirección al baño de mi habitación. Aunque había sido solo una falsa alarma, permanecí en el suelo de rodillas por un largo tiempo hasta que decidí levantarme para poner rumbo a un nuevo día.

No me extrañaba ese fuerte dolor de estómago. No solo se trataba de las palabras dichas el día anterior y los momentos de incomodidad, también era debido a la ansiedad. Me acostumbraba a tenerlos continuamente cuando se aproximaban fechas importantes que influyeran en mi rendimiento académico. El examen de biología era esa fecha que me traía por el camino de la amargura y la verdad es que, no podía dejar de pensar en ello una y otra vez.

Después de toda la rara tarde en la que aparentamos ser una familia feliz —a sabiendas de que no lo éramos—, me había dejado, totalmente, sin energías. Pero, sobre todo, el hecho de llegar y tener que estudiar hasta la madrugada y no ser capaz de retener nada había sido lo peor de todo. No sabía ni siquiera cómo había conseguido dormir.

—Buenos días —y ojalá fueran. Anuncié cuando llegué a la cocina, preparada con el uniforme. Mi madre alzó la cabeza para mirarme, mi padre ni siquiera levantó la suya del periódico.

Tomé asiento en mi sitio de siempre, enfrente de mi madre, quien ese día, estaba sola sin la compañía de mi padre a su lado puesto que había tomado asiento en uno de los extremos de la mesa. Decidí no darle muchas vueltas a la situación antes de ponerme a desayunar. Me había prometido a mí misma intentar no pensar demasiado en esas cosas.

No tenía mucha hambre pero, aún así, tampoco quería despertar demasiadas preocupaciones y además, llevaba sin comer desde el almuerzo del día anterior aunque fuera por obligación, debía de hacerlo o me daría una deshidratación. Tragué duro antes de comer un trozo de tostada recubierta de mantequilla con mermelada e intenté no pensar en las muchas náuseas que me provocaba el sabor.

—¿Qué tal has dormido? Te oí quedarte hasta tarde estudiando —dijo mi madre, rompiendo el silencio que se había instaurado entre nosotros. Me encogí de hombros.

Me había sorprendido que se diera cuenta de ese detalle cuando había sido realmente tajante después de ayudarme a quitarme el vestido y el maquillaje, saliendo de mi habitación sin abrir la boca. Aunque la entendía, mi padre no le había dicho precisamente palabras bonitas.

—Bien y he avanzado bastante con el temario —mentí, ni siquiera había avanzado una simple página. Temblé ante el pensamiento de suspender aquel examen.

Por suerte, esperaba que Hoseok pudiera ayudarme a que no fuera así.

—Eso es bueno —añadió mi padre interviniendo en la conversación—, no espero menos de un diez, hija mía —casi me atraganto con la tostada. Bebí un largo vaso de zumo de naranja.

Bueno, por lo menos me reconfortaba que no se me hubiera tirado a la yugular por desaparecer en mitad de la conversación cuando intentaba emparejarme con Choi Jaehyuk.

Mi madre desvió la mirada, frunciendo el ceño hacia mi padre como si le hubiera molestado ese comentario y realmente, me sorprendió que lo hiciera. Un rato después volvió a conectar su mirada con la mía.

—Hoy volveré tarde, Soojin —me informó mi madre—, tengo que solucionar unos asuntos sobre la reunión de ayer, no me esperes para cenar.

Asentí, sin aportar nada a la conversación, con lo caldeado que estaba el ambiente no pensaba añadir que quedaría esa tarde con Hoseok para estudiar. Habían cosas que eran mejor mantenerlas en secreto.

HOPE ━ j. hoseokWhere stories live. Discover now