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Hoseok

Sentí la calidez de sus manos invadir cada parte de mi pecho mientras delineaba mi abdomen. Mi piel se puso de gallina ante ese tacto suave pero ardiente a la vez. Solté un suspiro cuando esas delicadas manos suyas fueron cambiadas por sus suaves labios que llenaban cada recóndito lugar de mi piel con sus húmedos besos. Quería más. Apreté ligeramente su trasero para obligarla a parar ese lento vaivén de sus caderas sobre las mías que me estaba volviendo loco.

Me gustaba que jugara, muchísimo.

Levantó su cabeza para quedar erguida sobre mí. Limpió sus labios por lo que el carmín sobre ellos se esparció y quedó sobre la piel que los rodeaba y sobre la mía. Fue entonces cuando apartó de su camino aquel top que me impedía disfrutar de su precioso cuerpo. Mordí mi labio inferior, incapaz de poder concentrarme en otra cosa que en sus paredes que me recibían aún mientras me proporcionaba esa increíble y sexual imagen. Sentía que perdería la cabeza en cualquier momento como no continuara moviendo su cuerpo sobre el mío.

Me estaba haciendo sufrir.

—Soojin, por favor... —Murmuré mientras apretaba los costados de sus caderas, deseoso de más. Ella sonrió de lado.

Se había quitado esa careta de inocencia que siempre traía consigo misma para pasar a mostrarme ese lado suyo tan íntimo que sólo yo tenía la suerte de poder apreciar.

—¿Qué pasa, Hoseokie? —Alargó las palabras junto a una sonrisa aún más amplia que la anterior. Apartó entonces de su camino la parte superior de su ropa interior, la única que tapaba su cuerpo que se quedó desnudo al completo—. ¿Estás desesperado?

Y lo estaba, vaya que lo estaba. Hacía semanas que no la tenía así, la necesitaba.

Soojin, aunque estaba disfrutando de hacerme sufrir, parecía que había captado el mensaje solo con mis palabras porque enseguida, recostó un poco su cuerpo sobre el mío para alcanzar mis labios que no besó y que acarició por encima mientras volvía a ejercer movimiento entre ambos, para conectarnos de nuevo, para llenarnos de placer.

Suspiré sobre sus labios mientras acariciaba su espalda, lleno por las sensaciones que me producía aquel encuentro que no muchas veces podíamos tener. Eché la cabeza hacia detrás y me deleité de nuevo con pequeños besos sobre mi cuello.

De pronto, aquella desconocida habitación se llenó de distintos sonidos inexplicables que acababan en el mismo final: deseo y lujuria. Las respiraciones entrecortadas, los jadeos, los gemidos, el sonido de las sábanas,... Todo llenaba el círculo de amor y locura que estábamos compartiendo. Pronto llenamos aquellas cuatro paredes de besos salvajes que buscaban más roce, que nos volvía más locos y que nos hacía arder.

—Hoseok —me llamó de manera entrecortada. No me percaté de eso hasta que tomó mis mejillas con una de sus manos para obligarme a mirarla.

Supe lo que significaba que sucedía al instante. Rodeé su cintura para cambiar de posiciones. Me quedé encima de ella y tomé el control. Aunque, con Soojin, ¿quién podía controlarse? Por mucho que lo intentara, en ocasiones era difícil, y esa noche iba a serlo.

Ya no estábamos tanteando el terreno, ya su juego se había acabado. Nos devoramos como presas salvajes que ansían más. Con movimientos que eran incluso más rápidos, con besos desesperados, caricias ardientes, todo. Nos habíamos vuelto unas bestias que no pensaban en nada más.

—Dios mío —soltó Soojin y echó la cabeza hacia atrás. Cerró los ojos y se dejó llevar por mí, por mis besos a lo largo de la extensión de su cuello.

Abrió los ojos solo para dedicarme una intensa mirada que acabó en un largo beso inevitable. En ese momento no hacían falta las palabras, solo las acciones. El amor nos estaba rodeando.

HOPE ━ j. hoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora