Capítulo 9

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Lauren's POV

2 semanas después...

La rutina había hecho que el tiempo se me pasase demasiado rápido. Hoy era miércoles y estaba en la primera semana de exámenes, me encontraba en la biblioteca estudiando para mi examen de Biología I, llevaba unas 3 horas ahí dentro ya que el tema que estaba viendo no era de mi total compresión y debía estudiarlo bastante. Cuando el reloj marcó las 8:30 pm salí de la biblioteca y me dirigí hacia mi habitación, mi roomie estaba hablando por teléfono cuando llegué al dormitorio y me regaló una sonrisa en forma de saludo. Me recosté en la cama mientras al fondo escuchaba la voz de mi compañera hablando en español con quien parecía ser su padre. Poco a poco se fue alejando su voz y me hundí en mis pensamientos recordando a Camila la cual no veía ni sabía nada de ella desde el día de la sesión de fotos, aún no le había pedido su número telefónico, lo sé, muy idiota. Pensé en que tendría tiempo de sobra para ir a verla con la excusa de estar buscando a Mani pero tenía un examen de anatomía a las 8 am y debía descansar bien, así que opté por dormirme para tener un buen rendimiento mañana.

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Salí de la clase de genética y fui corriendo a los vestidores. Hoy presentaría mi prueba física para entrar al equipo de fútbol.
Me encontraba junto a otras 3 chicas que lucían más deportistas que yo, solo habían 2 cupos para entrar el equipo así que debía esforzarme mucho por ese puesto. El entrenador había diseñado un circuito para observar nuestra resistencia física el cual repetiríamos durante 1 hora sin descanso, las 2 chicas que tuvieran mayor cantidad de repeticiones ganaban y al finalizar esto jugarían un partido en la posición que el entrenador quisiera, según él un verdadero jugador era bueno para todo, opinión que no compartía porque los arqueros no solían ser buenos para anotar goles sino para taparlos, pero era la palabra del entrenador contra la mía.

Empezamos la prueba a las 2 pm en punto, con un sol infernal cayendo sobre nuestras cabezas lo cual exigía mayor esfuerzo físico. Empecé con ritmo suave pero firme, esto para no agotarme tan rápido.
Eran las 2:45 y yo ya no podía más, mis piernas temblaban y sentía que me ahogaba, no podía si quiera ver con claridad. Cuando el reloj marcó las 3:00 pm el entrenador ordenó tenernos y agradecí enormemente a Dios.

El entrenador comenzó a leer los resultados:
La primera chica cuyo nombre era Halsey tenía 13 repeticiones.
La segunda, María José, tenía 10 repeticiones.
Yo de tercera con 9 repeticiones.
Y otra chica, Jennifer de última con 8 repeticiones.

Esa chica Halsey era increíble, no sé cómo su cuerpo resistió tanto sin tomar un solo descanso. Seguro era de esas chicas adictas al ejercicio.

Salí de la ducha un poco decepcionada por no poder entrar al equipo pero bueno al menos no había sido la última.
Iba atravesando la salida cuando escuché que hablaron desde dentro.

– Hey, capitana. – dijo con un tono burlesco.

Volteé y ahí estaba aquella chica Halsey. Mantuve mi mirada firme en ella y respondí.

– Qué?

– Te vencí. – dijo presumida con una sonrisa

– Y? – pregunté con un tono alto esperando una respuesta estúpida. La chica pareció asustarse por la manera en que hablé y permació en silencio. – eso creí. – completé y seguí caminando. Volví a escuchar su voz.

– No te tengo miedo. – gritó.

– No tendrías porqué tenerlo. – respondí sin dejar de caminar y me fui del lugar. No entendía porque esa chica me había tratado de confrontar de esa forma.

Llegué a mi dormitorio y me recosté. El reloj marcaba las 4:00 pm Seguramente Halsey y la tal María José estaban a punto de entrar a jugar un partido con el equipo.
Me acosté sintiéndome fracasada y me dormí.

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Me desperté y estaba sudando, había tenido una pesadilla que no recordaba muy bien pero tenía que ver con mi hermano Chris. Lo llamé y me aseguré que todo estuviera en orden en casa, pasados unos 10 minutos hablando colgué y quise ir a por un sándwich. Eran las
8:50 pm y rogaba porque la cafetería de la universidad estuviera abierta, pero no fue así. Me devolví a mi habitación porque tenía flojera de ir hasta el 24 hrs de la uni. Me quedé acostada revisando mi teléfono y vi que Mani había retuiteado un vídeo que había puesto Camila. Entré al pertil de la pelinegra y comencé a stalkearla, tuiteaba mucho sobre hilos y fotografías, también pude notar lo mucho que le gustaba Ed Sheeran; tras estar casi 20 minutos como una loca acosadora tocaron la puerta y cerré la ventana de twitter rápidamente. Abrí y me encontré con Keana junto a mi ex novia Britney. En ese momento lamentaba profundamente no tener ojo mágico en la puerta.

– Mira, la lunática quiere hablar contigo. Mi tarea aquí está terminada. Adiós. – dijo Keana y se iba a retirar pero le halé del brazo. – auchh. – se quejó.

– Qué es esto? Por qué la traes? – pregunté ignorando que Britney estaba ahí mismo. – no quiero verla.

– Estoy escuchando. – habló Britney.

– Esa es la idea. – le contesté y  blanquee los ojos.

– Pregúntale a ella misma que quiere. Tengo que irme Lauren. Lo siento. – se despidió y se fue caminando por pasillo.

– Bien, pero luego hablaremos de esto. – alcé la voz para que me escuchase y se volteó sacándome el dedo del medio, gesto que respondí de inmediato y ella rió.

Dejé pasar a Britney ya que mi roomie no estaba, ella se sentó en la silla de mi escritorio y yo en mi cama. Comenzamos a hablar.

– Necesitaba verte conejito, las cosas entre nosotras acabaron muy mal, eso me tiene triste. – trató de sonar convincente.

– No me llames conejito, ya no más. – hablé con asco. – y no me importa como te sientas, a ti no te importó cuando me dejaste por Melissa Jackson. – contraataqué con reproche.

– Lau, por favor, podemos solo olvidarnos de ese mal momento? – preguntó levantándose del asiento y acercándose a mí. Me puse de pie y la detuve.

– Escucha, yo ya lo superé, necesito que tú hagas lo mismo y me dejes seguir con mi vida. Me siento y estoy mucho mejor si ti. – escupí fríamente. Pude ver sus ojos llenarse de lágrimas y al segundo salió corriendo de la habitación. Me recosté en la cama pensando en lo que acababa de pasar. Minutos después volvió a sonar la puerta y abrí, era ella nuevamente.

– Qué quieres? – le pregunté con fastidio.

– Al menos podemos coger, no? – dijo con picardía. Sonreí maliciosa ante su repuesta.

Covergirl | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora