Capítulo 3

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Lauren's POV

La universidad era genial. Me gustaba mucho más que el instituto, no había nadie que te dijera lo que debías hacer, ni nadie que invadiera tu espacio personal con sus entrometidas opiniones. Amaba esta universidad, pero solo tenía algo malo y era que todos mis amigos habían aspirado a diferentes universidades, muchos fuera de Miami, por tanto, estaba "sola".

Mi roomie era una chica que venía de México para estudiar periodismo, su nombre es Jessica. Es bastante amable a decir verdad y me gustaba compartir habitación con ella, tiene gustos muy interesantes.

Ese día acababa de salir de clase, estudiaba Biología en la Universidad Internacional de Florida, más conocida como FIU. Keana y Mani habían optado por la Universidad de Miami. Verónica y Brad se habían ido a la Universidad de California Berkeley, y Keaton junto a Matt habían ido a New York a la Universidad Yale. Todos habían quedado acompañados, excepto yo. Igual no era algo que me preocupase mucho, hacía amigos fácilmente, pero por ahora, prefería ir hasta la UM para visitar a Keana o Mani, lastimosamente ellas quedaron en habitaciones diferentes, pero en el mismo piso, lo que facilitaba que se encontraran seguidamente.

Salí de mi clase de genética y me dirigí directamente a el despacho del entrenador de fútbol de la universidad a hablar con él, le comenté de mi interés por entrar al equipo de fútbol ya que en la secundaria era la capitana. Él dijo que debía presentar una prueba para determinar si era buena o no y empezar a entrenar en el equipo, accedí y acordamos el día de la prueba física, porque la prueba psicológica la haría una vez fuese parte del equipo. Salí sin nada que hacer y comencé a caminar por el campus, eran las 5 pm y como estábamos entrando en época de invierno oscurecía un poco más temprano en la península de Florida. Llegando al edificio donde se encontraba mi habitación sentí vibrar mi teléfono en mi bolsillo y rápidamente lo saqué, miré la pantalla y me estaba entrando una llamada de Keana, a la cual respondí enseguida.

– Qué hay perra? – escuché al otro lado de la línea, solté una risa apenas escuché su voz.

– Hola, mi amor, ya me extrañas? – dije con tono juguetón, sabía que Keana no podía vivir sin mí.

– Desde que nos graduamos de la secu estúpida, no has tenido tiempo para mí, es que ya no me quieres? – dijo fingiendo dramatismo.

– No, la verdad es que prefiero pasar tiempo con mis primos de Canadá que contigo. – fingí seriedad. Mis primos eran insoportables, aunque no éramos parientes directos, desde que mi tío se casó con su actual esposa Susana, ellos han estado presentes en cada festín familiar.

– No puedo creer que seas capaz de compararme con Antonella y Bruce. – nuevamente con drama.

– Cállate y dime qué quieres. – reí yendo directo al grano.

– Lau, te necesito. Mi roomie es demasiado extraña y aparte es drogadicta, pero no de esos que consumen solo marihuana y lsd, no, esta chica le da a lo que vea. Todo lo que ve hecho polvo quiere ingerirlo por la nariz, es eso normal?

Me reí mucho, Keana era muy trágica, por ende podría creer que solo estaba exagerando.

– Cálmate. Por qué no llamas a Mani?

– Ya lo hice pero tiene clase hasta las 6 y ya no soporto un minuto más a esta chica. – sonaba exasperada.

– Vale vale, entonces dime en dónde te veo y ahí estaré.

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Me encontraba en la cafetería de la UM esperando a Keana. Esta universidad era hermosa, incluso un poco más que la FIU. Pasados 5 minutos esperando apareció Keana, llevaba puesto unos shorts blancos, un suéter y zapatos blancos. A diferencia de ella, yo llevaba un pantalón negro, acompañado de unos vans clásicos, una blusa ombliguera de color negro y una camisa abierta encima color azul oscuro. Le di un abrazo a Keana para saludarla al cual ella respondió alegre y me apretó fuertemente, a veces era muy cariñosa, cuando le daba la gana. Nos quedamos unos minutos hablando de pie y en un cambio de vista que hice creí haber visto a Camila Cabello, una ex compañera del instituto, traté de visualizarla otra vez pero un chico se interpuso en el camino, escuché a Keana llamarme para irnos a tomar algo a una de las fraternidades donde estaba una prima suya, acepté y emprendimos camino hacia allá.

Al llegar era un ambiente muy... universitario, valga la redundancia, gente disfrutando y relajándose a su gana. Keana saludó a su prima y me la presentó, su nombre era Vanessa, era muy agradable y gracias a ella tuvimos una buena bienvenida a la fraternidad. Pasados unos 40 minutos decidimos ir a su habitación porque Keana me había pedido ayuda en un trabajo de español, manejaba muy bien el idioma ya que lo hablaba desde pequeña con mi madre. Después de terminar el trabajo estuvimos hablando por aproximadamente 2 horas, vi en mi teléfono eran las 10:20 pm, mañana tenía clase a las 8 am, entonces le dije a Keana que iría al baño y faltando 15 minutos para las 11 me iba para mi uni.

A veces la vida te da sorpresas. Y aquella que tuve esa noche al descubrir que la visión de más temprano no había sido producto de mi cabeza me dejó aturdida.

Cuando entré al baño me topé con una figura muy familiar. Sin duda era Camila, y se veía angustiada, como en búsqueda de algo. Sin pensarlo dos veces abrí la boca.

– Camila Cabello? – enseguida ella miró por el espejo y me miró directo a los ojos, giró su cuerpo y quedó de frente a mí. No sé porque se veía tan difierente, mucho más mayor que la Camila que conocí en el instituto, era muy ilógico pensar en que había tenido un gran cambio ya que no la veía hace unos escasos meses, desde la graduación.

Tuvimos una conversación muy normal, si es que acaso se le puede llamar conversación. Podía notar su nerviosismo y eso fue algo que siempre me causó curiosidad. Por qué se ponía tan nerviosa cada que hablábamos?

Al despedirnos me fui directo a la habitación de Keana, estuve unos minutos más hasta que tuve que irme por la hora. Nos despedimos y salí a coger un taxi. Estuve todo el camino pensando en Camila. No sé porque nos distanciamos, hasta séptimo grado éramos casi inseparables, hacíamos pijamadas todo el tiempo ya que siempre vivimos muy cerca. En ocasiones pasaba por su casa y la veía salir junto a su padre.
Al llegar a mi destino pagué el taxi y fui a mi habitación, mi roomie ya estaba acostada, quise ir a tomar un baño pero por la hora las duchas ya estaban cerradas, opté por acostarme así. Me puse mi pijama y me acosté en la cama, vi vídeos en YouTube hasta que dormí.

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