Capítulo 2

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Lo malo de ser estudiante de intercambio es que me tenía que poner al día con todo lo que han dado, lo que significa que tengo mucho más trabajo que el resto, sumándole el hecho de que estoy con el grupo que ha elegido BTECs en negocios, lo que quiere decir mucha presión y mucho trabajo por entregar.

Mi horario dice que mi próxima clase es el inicio de la unidad seis, Negocios Internacionales y tengo otras tareas que debo entregar en dos semanas.

«Qué manera de empezar/terminar la escuela»

Salgo del salón a toda prisa, me detengo en seco cuándo recuerdo que no sé dónde queda el aula, entro en pánico por un momento, pero alguien detrás de mí llama mi atención.

—Americana, muévete.

Es el chico que estuvo a mi lado durante la primera clase, no volvimos a cruzar palabras, siquiera nos miramos, hasta ahora había olvidado que lo tuve a mi lado durante dos horas.

No sé de qué habla hasta que me doy cuenta que estoy parada en medio de la puerta con mi atención en el horario, no tengo idea a dónde tengo que ir, solo me atrevo a susurrar un lo siento. Éste es el momento en el que me armo de valor para preguntar:

—¡Oye! —grito al mismo tiempo que camino detrás de el en busca de una respuesta—. ¿Me puedes decir dónde queda la clase de Negocios Internacionales?

Sonrío para que no se note mucho que prácticamente estoy temblando delante de él. Es alto, delgado y algo intimidante cómo me mira desde su lugar.

—Vamos al mismo lugar, camina. —Su voz demandante es ronca, pero a la vez suave, su acento inglés me parece muy interesante, es diferente al resto de los londinenses, que es el Cockney. He tenido que hacer mis investigaciones antes de venir a vivir a Londres, ademas de que mi hermana me ha mantenido más o menos informada.

Sigo sus pasos o al menos lo intento, porque sus zancadas son largas y decididas. Miro a mi alrededor para familiarizarme con la escuela, giramos a un pasillo más largo lleno de casilleros de diferente colores y murales con programas de la semana, talleres musicales y todo ese tipo de cosas escolares.

Tengo la mirada del resto en mí, pensaba que miraban a al chico a mi lado, quería pensar eso, pero no. El tiene su mochila de cuero negro colgando del hombro, me señala el salón de clases, me deja pasar antes que él y casi entre dientes le doy las gracias.

Acostumbro a sentarme en la primera fila, el chico Majid cruza por mi lado y vuelve al último asiento; en nuestro trayecto hasta aquí debí preguntar su nombre, pero tenía miedo de que me mandara a la mierda.

Con la llegada del profesor, empujo los pensamientos absurdos al final de mi mente, a pesar de que me da un poco de curiosidad simplemente decido olvidar el asunto y hacer todo lo posible por integrarme.

***
Zack

La clase es tan aburrida que me estoy quedando dormido, escondo mi cabeza entre mis brazos, pero el profesor interrumpe mis planes de dormir.

—Majid, no está permitido dormir en mi clase, si desea hacerlo puede salir. —Me lo pienso antes de salir de este asqueroso lugar, pero decido volver a mi asiento, no debería seguir metiéndome en problemas si quiero terminar la formación profesional.

No tengo buena reputación con relación a mi conducta, no me han echado porque a pesar de que soy irrespetuoso y violo algunas que otras reglas, pues soy uno de los que tiene las mejores calificaciones en negocios, soy muy bueno en esto. 

—Eso pensé.

En lo único que pienso, es en las mil maneras que podría matarlo a golpes, este anciano ya me ha hecho enojar. Durante toda la clase intentaba prestar atención, tomar apuntes y ser buen estudiante por un día, suelo hacer todo eso, pero hoy tenía otras cosas en mente, no muy lindas, cosas de las que tendré que ocuparme en cuanto salga de aquí.

Bien distraído dejo caer la mirada en la nueva, sentada en la primera fila, la observo con detenimiento, sorprendiéndome a mí mismo de mirarla por más de una fracción de segundos; su cabello rubio cae sobre su espalda en una coleta, ella lo peina de vez en cuando, el profesor sale del aula y yo sigo aquí mirando a la americana.

Ella ladea la cabeza y fija su mirada en la ventada a su derecha con pura concentración, tanto que no se da cuenta que la observo, se muerde el labio y de un momento a otro voltea su cabeza y me pilla observándola, no me da tiempo a fingir que no la acosaba con la mirada, así que le guiño un ojo, ella vuelve su mirada al frente y eso es todo.

Después de tener que aguantar más horas de clase, salgo corriendo del salón cuándo es hora de un receso, el patio trasero de la escuela es mi escondite perfecto. Debajo de un enorme árbol, busco entre mi chaqueta la caja de cigarrillos que usualmente llevo conmigo, luego de encender el primero le doy una calada y lo dejo salir.

Aquí está prohibido fumar, me han revisado varías veces, pero soy muy bueno escondiendo cosas, así que siempre llevo conmigo la caja llena de cigarrillos.

Probablemente no es muy sano, pero si es relajante, lo único con lo que me sentía tranquilo, si no fuera por el simple hecho de que mi madre me obliga venir a la escuela, no estaría aquí, de todos modos, no lo necesito, pero ella insiste que si, además, a pesar de que vivo solo, la escuela cree que sigo viviendo con ella, por eso asiste a las reuniones y deposita el dinero de la matrícula todos los meses desde su cuenta bancaria.

Con la cuarta fumada siento como mis hombros se relajan poco a poco, cuándo pienso que nadie podría verme o molestarme estando aquí, llega alguien y lo arruina, es la rubia de nalgas apetitosas, si ella supiera la reputación que tengo fuera y dentro de la escuela, no estaría apareciendo en cada lugar que yo estoy.

Está rodeada de papeles y un montón de libros, no es que me interese tanto lo que sea que esté haciendo, esta vez la ignoro y dejo que mis pensamientos vuelen mientras fumo, esta es mi forma de olvidar que soy una mala persona y que, con tan solo 19 años, casi 20, mi vida es un total desastre.

***
Brenna

Caminé sin rumbo por los pasillos repletos de la escuela, estaba haciendo un pésimo trabajo para hacer amigos, no me animaba a hablarle a nadie. Los pasillos están llenos de gente divertida, bromeando, chicos corriendo, la cafetería estaba repleta, así que mi última opción fue el patio trasero, una sombra y un buen libro.

No sé si mi olfato me está engañando o había alguien fumando cerca, busco con la mirada y efectivamente allí estaba el chico de quien solo se el apellido, Majid, cómo debí esperarlo tiene sus cejas juntas en un ceño fruncido, con un cigarrillo entre sus dedos, parecía enojado desde aquí, el me pilla mirándolo, aleteo mi mano en forma de saludo, pero el simplemente me ignora y continúa en lo suyo.

¿No que está prohibido fumar aquí?

Hago lo mismo que él, ignorarlo, y seguir en lo mío.

Llega la hora de salida, nunca desee tanto llegar a casa, esperaba ver el coche de mi hermana en la entrada, así que espero lo suficiente cómo para que la escuela esté totalmente vacía y los autobuses ya no estén disponibles para usar, los pies me dolían de esperar parada.

Me siento en los pequeños escalones de la entrada, estoy empezando a asustarme porque no sé cómo llegar a casa, no se tomar el transporte público, no sé cómo funciona nada en esta ciudad y lo peor de todo es que Jenna no contesta, ¿será que le pasó algo?

El sonido de una moto me despierta de mis profundos pensamientos, es el mismo chico de clases, está frente a mí con su moto, listo para irse y yo aquí esperando la llegada de mi hermana que obviamente no aparecerá. Este chico me ha aparecido hasta en la sopa el día de hoy, es el único con el que he cruzado palabras.

—Estoy empezando a creer que me persigues. —No digo nada sobre ello, yo solo quiero volver a casa y la verdad fui muy estúpidamente al pensar que Jenna todavía pude llegar en cualquier momento, debí tomar el bus escolar.

—¿Vienes? —dice enarcando una ceja, lo miro desde mi lugar sin mover ni un dedo, me debatía mentalmente si ir con él o no, aparte de que no lo conozco, no pretendo subirme en esa moto, la simple idea me aterra.

Escape: Zack ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora