Capítulo 56

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El resto del día junto a Brenna fue todo lo que pude haber deseado, nos quedamos en su pequeño apartamento viendo películas mientras yo acariciaba su panza. En ese momento era el hombre más feliz del mundo. No desempaqué mis cosas porque tenía planeado pedirle a Brenna que nos fuéramos a Londres, a menos que ella realmente quiera vivir aquí, entendería a la perfección que ella quiera quedarse, tiene amigos aquí, se graduará pronto, y tienen un trabajo estable, es difícil dejar todo eso, para luego volver a tener que buscar trabajo en Londres. Me gustaría que volviera a casa, a su casa.

Mis hermanas y papá llegan a mi mente, debería buscarlos en cuanto vuelva a Londres, tenemos muchas cosas que decirnos, ellos deberían saber que seré padre, además, tengo que buscar la manera de hacer las paces con papá y volver a trabajar con él, el dinero que tengo algún día se acabará y tener un hijo es una gran responsabilidad, mi responsabilidad.

Me encontraba preparándole el desayuno a Brenna, quien seguía durmiendo; estaba concentrado en lo mío hasta que escucho el timbre, no sabía si era correcto ver quién era, después de todo esta es la casa de Brenna. Decido abrir la puerta y ahí está Nathan con una chica de baja estatura delante de él.

—¿Qué haces aquí? —pregunta Nathan totalmente sorprendido. Dejo salir un suspiro y respondo:

—¿Tu qué haces aquí?

—¿Quién eres? —pregunta la chica frente a mí.

—No, ¿tú quién eres? —Me he cansado de este juego de preguntas. Nathan no dice nada, solo escucho un quejido de su parte y se va sin decir nada más, su amiga lo llama confundida por su reacción, pero no recibe respuesta.

—Apártate de mi camino, ¿dónde está Brenna? No la he visto hoy, no quiero creer que eres su nuevo chico, espero que sepas que está esperando un bebé de alguien más, ¿quién demonios eres? —La veo entrar al apartamento de Brenna y me quedo en la puerta incrédulo, ¿cómo es que no se queda sin respiración al hablar? Es demasiado frenética.

—Soy Zack, el padre del bebé que espera —respondo aún sorprendido de todo lo que ella puede decir sin tomar un respiro. Me mira de arriba a abajo y lo que recibí como respuesta es su mano impactando contra mi cara.

—Eres un completo idiota que no merece a Brenna, pero no hay nada que pueda hacer más que golpearte —señala ella con enojo. Es tan pequeña, y enojada se ve tan graciosa. Tengo intención de responderle, pero en ese momento llega Brenna, me mira a mí y luego a su amiga, me muevo de mi lugar para evitar que esto sea más incómodo. Mientras ella saluda a su amiga, yo le sirvo el desayuno, ella intenta tranquilizar a su loca, que no deja de hablar y casi regañar a Brenna.

—Saldré para que puedan hablar tranquilas —le digo a Brenna.

—Te puedes perder —le digo.

—Se dónde vives, tranquila —le digo desde el umbral de la puerta, ella me da un beso rápido y yo salgo del apartamento. Con la ayuda de mi amigo el internet, pude llegar a un estudio de tatuajes cerca de la casa de Brenna, según lo que lei en internet este es uno de los mejores estudios, no me daré el lujo de hacerme un tatuaje significativo, y que quien me lo haga no sea un profesional, mi tatuadora es la mejor, pero a veces es bueno experimentar cosas nuevas. He decidido hacerme este tatuaje desde hace tiempo, creo que ha llegado el momento de hacerlo.

—Quiero una pistola, aquí —señalo el lugar donde me disparé, es algo que nunca olvidaré, menos si tengo una pistola tatuada allí, además, servirá para ocultar la horrible cicatriz.

—Sabes que dolerá más —dice en cuanto ve mi cicatriz y yo solo asiento antes de que el coloque el transfer y el dibujo se queda en mi piel. Me preparo mentalmente para cuando el empiece a inyectar la tinta en mi piel. Hasta que sentí como la aguja se movía de adentro hacia afuera, si dolía como un demonio, pero no es la primera vez que me hago uno, la sensación la conozco a la perfección.

Escape: Zack ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora