Capítulo 38

382 23 0
                                    

Pasaron días, meses, desde que estuve a punto de contarle toda la verdad a Brenna, desde que ella por una fracción de segundos me culpó por la muerte de James, pero luego sólo se retractó y las cosas volvieron a estar bien. La sostuve entre mis brazos y pensé, es lo segundo más bueno que tengo, lo único que me mantiene lejos de la oscuridad, aunque sea por pocas horas, le miento, y no me gusta hacerlo, pero lo hago por su protección y porque me gusta estar lejos de ese mundo tan oscuro y malvado en el que me encuentro rodeado la mayor parte de mis días.

Es mucho más difícil mantener la doble vida que llevo, estando con Brenna bajo el mismo techo, Jenna seguía sospechando de que yo era un chico de la mafia, lo que me sorprende es que no lo haya vuelto a mencionar, mientras que su hermana ha preferido darme el beneficio de la duda, una vez más.

Quedamos en que le contaría, pero no he encontrado el momento para hacerlo, menos cuando Mason estaba buscando la forma de hacerme pagar por haber matado a uno de los suyos, tengo a mi madre escoltada con algunos 50 hombres, por supuesto que Brenna también esta escoltada, solo que ella no lo sabe, lo que sí sabe es que hay algo más que no le he contado, no tiene que decírmelo, su rostro y los silencios al momento de ir a la cama son suficientes para saber que ella sigue meditando sobre las cosas que no hemos hablado.

A pesar de que Brenna ha decidido mudarse conmigo hace apenas dos semanas, ella no ha vuelto a mencionar las palabras te amo, y yo no he tenido el atrevimiento de responderle ese mensaje de texto, no hemos vuelto a estar como antes, cuando salíamos a las fiestas de los chicos, cuando yo no tenía que mentir tanto para ocultar mi fachada de mafioso, quisiera escapar de Londres con ella a cualquier otra ciudad y no volver nunca.

Pero, dejando de un lado el hecho de que tengo que estar siempre con ojos en la espalda, me encanta vivir con ella, convivimos muy bien juntos, es mucho mejor que vivir solo, y cocinar solo para mí, me encanta verla con mi camiseta puesta mientras lava la ropa sucia, con su cabello despeinado, y totalmente desinteresada por como se ve. Me encanta ver como pelea cuando algo no funciona, es mucho más mandona de lo que pensaba, y se preocupa por mantener la casa limpia. Lo mejor de todo es que podemos tener sexo en cualquier parte de la casa y cualquier problema que tengamos desaparece.

Es nuestra segunda semana viviendo juntos, mi madre es la única persona que no has visitado, ella no pudo ocultar su regocijo de que comeré más saludable teniendo a Brenna a mi lado, me di cuenta de lo feliz que estaba por mi relación con Brenna, ella sabe que casi todo lo que hago es por ellas dos. Mama ha tenido el atrevimiento de mencionar bebes, pero la conozco y sé que esa es su forma de decirnos que nos cuidemos.

Por más que quise conseguir una casa que no diera mucho de qué hablar, pero por lo visto las casas separadas y con seguridad están en Hampstead, no me conviene vivir en un apartamento por cuestiones de privacidad considerando el trabajo que tengo, no es la mejor opción. Terminé comprando en Hampstead, una casa bastante amplia, de cuatro habitaciones, sala de tv, sala de estar, una cocina con desayunador y comedor, con un hermoso patio trasero y delantero, mármol en el interior, muebles elegantes de color plateado metálico, claro que Brenna en un principio se negó en vivir en una casa demasiado grande solo para nosotros dos, pero la convencí diciéndole que estábamos más cerca de mama, del metro y de muchas otras cosas.

Es viernes, son los días en los que tengo que tengo que dar cuenta a Fernández de lo que han hecho o no mi grupo de cinco soldados, aprovecho que Brenna tiene cita con sus amigas en un bar y salgo directo hasta la oficina del jefe en el bosque, le pido a Daniel, el escolta de Brenna, que no la pierda de vista, lo menos que necesito ahora mismo es que Masón o alguien enviado por Fernández le haga daño.

Reporto con Fernández los impuestos que mi grupo cobró esta semana, la mercancía que llegó a Estados Unidos. Cuando pensaba que eso era todo, y que podría volver a casa y esperar a Brenna, Adrián me hace ir con el hasta Highgate, dónde tiene un gran invernadero de marihuana y una habitación de dos divisiones, una para guardar la mercancía y otra para torturar. Hace tiempo que escuchaba de Fernández torturando gente, es hombre muy despiadado.

Escape: Zack ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora