Capítulo 59

380 19 3
                                    

Brenna

Me lo repetí tantas veces para terminar haciendo todo lo contrario, volver al torbellino, me aleje en más de una ocasión por miedo a lo que pudiera pasar y solo fue cuestión de días para que sucediera eso a lo que tanto le temía.

Cuando supe que estaba embarazada no sabía que sentir, que pensar, solo me vi a misma en un futuro, siendo infeliz, con miedo todo el tiempo, y un hijo que corre peligro por culpa de sus padres irresponsables que fueron incapaces de resolver sus asuntos antes de pensar en la posibilidad de tener un bebé. Fue abrumador, lo admito, no lo esperaba para nada, menos cuando Zack y yo no estamos juntos, prácticamente salí corriendo, necesitaba volver a tener el control, necesitaba estar lejos de Zack y pensar con claridad que haré, y claramente no me dio ni una semana para pensar cuando lo tuve en mi puerta, muy emocionado, mientras que yo estaba tan nerviosa y descontrolada. 

No quería que se malinterpretaran mis decisiones, estaba feliz de saber que iba a ser madre sin importar todo lo demás, iba a ser madre, desde que decidí quedarme junto a Zack, imaginé una familia junto a él, saber que estaba esperando un hijo suyo me hacía feliz, pero luego estaba todo esto de Fernández pisándole los talones a Zack, y ni hablar de las adicciones de este chico, ninguno de los dos está listo para tener a un bebé, y tan solo la idea de tener esa responsabilidad rodeados de tanto peligro me aterra.

Ver a Zack en la puerta de mi apartamento, tan feliz y entusiasmado me dio la paz que necesitaba, y pensé: debí decirle y no irme como una cobarde. Todo es mejor cuando tomamos decisiones juntos, cuando trabajamos en equipo, somos un complemento uno del otro, lo tuve frente a mí y volví a tener control, solo necesitaba que el supiera y me apoyara en cualquiera que fuera mi decisión.

Entonces nuestra tranquilidad se vio afectada por los tipos que intentaron asesinarnos, sumándole a eso que Nathan estuviera en el hospital. Tenemos varias semanas en Londres, y no he hablado tanto como quisiera con Nathan, desde que vivimos a Canadá él ha estado un poco distanciado de mí y con mucha razón, las cosas entre nosotros terminaron bien, pero entiendo que el necesita su espacio para poder superarlo.

La tranquilidad que había era aterradora, porque no sabía cuándo Fernández tiene pensando atacar o cómo, solo estábamos ahí, a la espera y ocupando nuestra mente para no pensar en ello. Dentro de poco iniciar mi trabajado en Vasant junto a Zack, estábamos empezando de nuevo, juntos.

El único problema sin resolver es la adicción de Zack, he visto cómo el intenta luchar contra ello y he podido notar que no es fácil para él dejarlo. Lo he visto beber alcohol en horas de la mañana, fumar discretamente, casi a escondidas; he visto cuando se levanta en medio de la noche porque no puede dormir por las pastillas que toma, sentado en el mueble de la sala, con un cigarrillo sin encender entre los dedos, engañando a su mente con que está fumando, cuando no lo hace, lo que me hace pensar que el realmente quiere dejarlo, pero no es tan fácil como parece, siempre están las posibilidades de que recaiga. He intentado ayudarlo votando a la basura cada gota de alcohol, las cajas de cigarrillos y todas sus reservas, la marihuana también está en la lista, aunque desde que volvimos a vernos él no se ha drogado, lo cual es buena señal.

Tenemos nuevos escoltas por toda la casa, lo cual me hace sentir más asegura. Daniel volvió a estar en la puerta de la casa 24 horas del día, si salía, aunque sea a votar la basura, él estaba ahí, pisándome los talones. Hoy Zack y yo teníamos planeado ir a casa de Jenna, estábamos a punto de llegar, cuando él detuvo el auto de repente, Daniel y otros cinco escoltas venían detrás de nosotros, lo que significa que tuvieron que salir del auto y ver que todo estaba bien.

—¿Qué pasa? —pregunto cuando noto la expresión que tiene de tristeza, su pecho sube y baja rápidamente.

—Solo... necesito un poco de aire —Sale casi corriendo del coche, veo a Daniel ir detrás de él cuando Zack cruza la calle, pero le hago seña para que se detenga y le dé un poco de espacio. Lo observo caminar de un lado a otro, se sienta en un banco y esconde su cabeza entre sus manos, por como su pecho se mueve sé que está llorando, y no tengo idea de porqué se ha puesto así. Camino lentamente hasta él y me siento a su lado, acaricio su espalda hasta que él esté listo para hablar.

Escape: Zack ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora