Capítulo 45

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Es increíble como pasamos de estar repentinamente bien y luego todo vuelve a empeorar, esto tuvo que suceder esta noche, cuando estábamos relajados y tranquilos en nuestra nueva casa, viviendo el presente y dejando de pensar en lo que pasara al día siguiente, pude haber dicho que no, pero la curiosidad es algo que siempre ha jugado en mi contra.

—¿Qué haces aquí? —susurra Zack mucho más calmado de lo que yo pensé que estaría, dada las circunstancia, tenía la respuesta a su pregunta, pero su tranquilidad me aterraba aún más.

—¡Joder!, ¡¿acaso estás loca?! —pregunta en un tono bastante enojado, no me atrevo siquiera a mirarlo a la cara, más bien miro a Daniel y le pido con la mirada que me salve de esto, Zack empezara a gritar y yo no estoy lista para enfrentarlo, no cuando esta de esta manera. Observo como el saca su móvil de sus bolsillos, las únicas palabras que dice al llamar son: ya está listo.

—Camina —Prácticamente tira de mi brazo, estoy lo suficientemente atemorizada y absorta de lo que acabo de ver, pero masoquista al fin, yo misma sabía a qué venia, pero me repetía mentalmente que Zack no era esa clase de persona, estaba casi convencida de ello. Sus zancadas son largas y fuertes, no sé en qué momento vio el auto en el que me trajo Daniel, pero si dirige a él, miro hacia atrás y veo que alguien más arrastra el cuerpo sin vida del hombre.

—Ella irá conmigo —Daniel no dice nada en respuesta, yo tampoco diría nada, sé que lo he metido en problemas al hacer que me trajera hasta aquí. Cuando llegamos a su coche me quedo petrificada en la puerta del acompañante del conductor, no quiero que Zack conduzca estando tan enojado. El me pide que entre al coche mientras se quita los guantes negros, aun cuando está dentro del coche no me digno a mover un solo musculo, sé que estoy haciendo algo estúpido, pero mi mente está aterrorizada de lo que pueda pasar dentro de ese auto o cuando lleguemos a casa, sé que Zack no me haría nada malo, pero mierda, estoy muerta del miedo en este instante.

—¡Entra ya! —su voz vociferante hace que me encoja en mi lugar. Ipso facto entro al auto, salimos casi volando, iba con el corazón en las manos y mi pecho subiendo y bajando rápidamente, quería decirle que bajara la velocidad, pero tenía un enorme nudo en la garganta que no me dejaba articular palabra alguna.

—¡Maldita sea! —grita aun sin bajar la velocidad, seguido de eso grita algunas cinco palabrotas más. Salgo disparada del auto en cuanto llegamos a casa, se supone que estaríamos bien por unos días, es lo que esperaba, no pensé que esta paz se arruinaría con tanta rapidez. No quiero escuchar lo que él tiene que decir, así que corro en dirección a nuestro dormitorio, pero Zack me toma de la muñeca y me hace bajar las escaleras que dan al cuarto de entretenimiento, supongo que quiere que esta conversación o discusión, lo que sea que vayamos a tener, sea los más privado posible.

—Me vas a decir en este momento que es lo que hacías allí, ¿Cómo demonios llegaste? —pregunta tratando de mantener la compostura. Deja reposar su pistola en uno de los sillones mientras espera una respuesta de mi parte. Sin darle mucho rodeo al asunto le cuento sobre la llamada que recibí de Fernández, y esperaba que el al menos comprendiera en la situación que estaba, por Dios, tenía miedo de lo que pudo haber pasado si no seguía las ordenes de ese hombre, Zack sabe que fue una trampa de Fernández, pero esta tan enojado que siquiera lo menciona.

—No debiste haber visto eso Brenna, me esfuerzo maldición, hago todo lo que puedo para mantenerte lejos de todo eso y tu solo corres detrás de mi aun sabiendo que haré, ¡¿Qué esperabas ver?! —Entiendo su posición, él quiere protegerme y yo no lo ayudo, pero no toda la culpa la tengo yo, el está tan indignado de que lo haya visto porque sabe que no soportaría ver lo que hace, está tan aterrado como yo y lo oculta en su enojo, se aferra a esta ruda apariencia, es como su escudo, pero el parece olvidar que lo he visto en su vulnerabilidad.

Escape: Zack ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora