Inocentemente, pensé que no pasaría nada malo si me quejaba ante la injusticia de aquel día en el que, mi único propósito fue, defender a Soojin del ataque de aquel desagradable hombre que teníamos como profesor. Teníamos una presentación oral, nuestro primer trabajo del curso. Estábamos realmente nerviosos, el señor Kim tenía una fama bastante negativa entre los alumnos y eso, no beneficiaba la comodidad de hacer aquel trabajo.

Y en especial, no beneficiaba a la prolongada ansiedad de mi pequeña novia.

Generalmente, no era una persona que entrara en pánico cuando se trataba de una presentación oral, diría incluso, que ella era realmente excelente en ese sentido. Siempre sacaba muy buenas notas, porque iba segura y confiaba en sí misma y en sus conocimientos, algo muy admirable. Su propósito de aprobar era mayor que cualquier otra cosa y era por eso, que siempre lo hacía fenomenal. Pero con el señor Kim, la cosa se complicaba.

—Tranquila Soojin —recuerdo decirle, tomando su mano en el proceso para entrelazar nuestros dedos en secreto. Podía observar el temblor de sus piernas y juraría que jamás antes la había visto así.

Aunque no era la primera vez que de esa manera. Yo era consciente de sus ataques de ansiedad y de la inseguridad creada por sus padres. Había vivido alguna que otra escenita por parte de ellos en el tiempo que llevábamos juntos y más, teniendo en cuenta que no era muy buena la relación que yo mantenía con ellos. En muchas ocasiones había sido su hombro para llorar y había estado para ella. Pero, nunca había estado delante en esos momentos que la destrozaban y la dejaban indefensa.

Y realmente tenían suerte porque, si llegaba a estar delante, seguramente me daría bastante igual la diferencia de edad o el respeto, sabría que sería impulsivo y les haría algo sin pensar.

Tal y como esa vez.

Comenzamos a hacer la presentación, empezando por Namjoon, quien siempre sabía qué decir y cómo empezar, quién más tenía calma para estas situaciones. Le siguió Yeonji, manteniendo esa prolongada tranquilidad. Pero, Soojin, parecía que cada vez se ponía más nerviosa. Y yo no sabía qué hacer.

—Soojin... —murmuré para intentar ayudarla, pero llegó su turno. Y ahí descubrí, su mayor problema.

Quizás Soojin y yo llevábamos el suficiente tiempo como para conocer nuestros puntos más débiles, nuestros mayores secretos. Pero descubrí, que, por mucho tiempo que hubiéramos compartido, por ya el año que llevábamos juntos, eso no significaba que conociera todo de ella. Porque incluso, aunque hubiéramos estado en situaciones como esas, completamente encerrados, llenos de ansiedad y presión, incluso habiendo tenido peleas entre nosotros, jamás, la había visto así.

Nunca pensé que ella podría perder la voz.

—¿Sucede algo, señorita Park? —Todos la miramos ante esa pregunta. Pero ella, solo fue capaz de mirar al suelo.

—¿Qué pasa? —Le pregunté a Yeonji, buscando una respuesta. Pero no la obtuve.

Namjoon y yo intercambiamos miradas, asustados. No entendíamos qué estaba pasando, ni nosotros, ni la clase, ni nuestro profesor.

—¿Señorita Park? —Volvió a insistir. Soojin miró en su dirección con intención de hablar, pero parecía que las palabras no salían de su boca.

—Yeonji, ¿qué coño pasa? —Ella levantó la mirada en mi dirección y esbozó una cara de preocupación increíble.

—Pensé que ya lo sabrías —indicó como respuesta—. Soojin tiene problemas para controlar su inseguridad, la presión... Eso hace que en muchas ocasiones sus cuerdas vocales se tensen demasiado como para poder articular palabra, hace años que le pasa.

HOPE ━ j. hoseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora