15 · distracción

Start from the beginning
                                    

Pero, ¿era posible cuando Hoseok no paraba de decirme cosas bonitas y no dejaba de hacerme sentir la mujer más afortunada del mundo? Era imposible.

—Pero no quiero que pienses que te lo digo porque eres preciosa físicamente, que lo eres, por mucho que a veces digas que no —acarició mi mejilla con el dorso de su mano—, quiero que sepas que lo digo en el sentido de que eres preciosa por dentro, ¿sabes?

Asentí ante sus palabras, sintiendo las cálidas caricias de sus manos por mis hombros, descendiendo con cuidado por mis brazos. No dejé de mirarle en ningún momento, apreciando cada parte de mi ser como yo lo hacía con él. Simplemente, adoraba eso, estar solos, disfrutando el uno del otro, compartiendo nuestra más pura vulnerabilidad. Adoraba sentir sus palabras junto a sus caricias, sentir nuestro amor más puro.

Me hacía recordar a que nunca me había equivocado al amarle tanto como lo hacía.

La primera vez que mantuve relaciones con alguien, fue con Hoseok. La única persona con la que realmente, sentí ganas de querer dar el paso de hacerlo. Mis anteriores parejas, habían sido entre que desastrosas e inexistentes, dado a que no en muchas ocasiones me duraban más de un mes. Simplemente, no sentía que llegara a encajar nunca con ninguno, nadie me hacía sentir especial. Todos eran iguales, chicos que se fijaban en el estatus, que estaban conmigo por razones estúpidas y a los que yo, ni siquiera les importaba. Nunca llegué a sentirme enamorada.

Hasta que llegó Hoseok.

Al principio, fue difícil dar con él y, aunque a veces sentía ganas de abandonar, la corazonada de que debía de intentarlo siempre me daba fuerzas para seguir adelante. Quizás sonaba algo extraño pero, de alguna manera, desde el principio, sentí que estaba destinada a conocerle. No porque fuera mi alma gemela o algo por el estilo, simplemente, sentía que debía de hacerlo. Y mi sexto sentido, jamás se equivocó.

Quizás al principio fue un poco difícil entenderle pero, poco a poco, se fue abriendo, dejándome espacio en su corazón, obligándome a dejarle espacio en el mío, enamorándonos uno del otro sin quererlo. Y fue inevitable. En poco tiempo nos habíamos hecho imprescindibles y, en donde nadie veía nada, nosotros creamos un pequeño hogar que cada día crecía más y más. Un hogar del que no podíamos salir en el cual nos habíamos afincado por mucho tiempo.

Él había sido la única persona en el mundo que se había encargado de hacerme sentir única, especial. La única persona que se había preocupado por mí hasta el punto de preguntarme pequeñas cosas como un «¿Y qué tal has comido?», irrelevante pero necesario. La única persona que me había querido por cómo era. La única persona que me había hecho confiar en él hasta el punto de no tener reparo a mostrarme sin nada que pudiera taparme, exponerme a sus caricias y a sus besos por mi cuerpo llenándome de un amor que nadie podría comprender más que nosotros.

—Que eres preciosa en el sentido de personalidad, con tus palabras siempre me haces sentir especial y me alegro serlo para ti, pero también quería que supieras que lo eres para mí, que por eso eres preciosa —acaricié su antebrazo sin dejar de sonreír. Sabía que como continuaramos así volvería a llorar como el día anterior y no quería.

Adoraba que me dijera esas palabras sinceras, que se mostrara tal y como era en momentos tan íntimos como esos, pero no quería arruinar el momento con mis estúpidas lágrimas y con la sensibilidad que tenía esos días.

—¿Sabes que tú también lo eres? —Negó con la cabeza y no pude evitar soltar una pequeña carcajada—. Claro que lo eres... —murmuré sobre sus labios buscándolos de nuevo con los míos. Sellando nuestras palabras.

Sus manos ascendieron por mi cintura, deshaciéndose de la única prenda que separa nuestros cuerpos semidesnudos. Nos rodamos en la cama, sin dejar de besarnos, quedando mi cabeza recostada sobre su almohada y sus manos apoyadas a ambos lados de ella. Los músculos de su espalda se contraían sobre mis manos cuanto más profundizábamos ese beso que nos estábamos brindando y cuanto más nuestros cuerpos se unían.

HOPE ━ j. hoseokWhere stories live. Discover now