Estúpida Faelienne [ELDARYA]

Capitulo 14: Imprevisto

— ¿Podemos hablar?

— Claro.

Nos alejamos a la zona derecha, apartados de los demás. Apoye los hombros en el frío marco del barco, observando el inmenso mar.

— No se por que estas así. Siento como si me estuvieses ocultando algo.

— ¿Por que piensas eso? —fruncí el sueño.

— Hoy no te has dignado a dirigirme la palabra, no has dormido conmigo, no me has besado... ¿entiendes mi preocupación?

— Lo que te mereces. —escupí cortante—. ¡Eres tú, el que me oculta cosas!

Intento articular palabra pero rápidamente le interrumpí;

— ¿Cuando ibas a decirme que creéis que tengo sangre de dragón? ¿Cuando, eh?

Palideció y endureció el gesto.

— ¿Como lo sabes?

— Vi un informe de Ykhar.

— ¿Has cotilleado los archivos de la biblioteca? —pregunto interrogante.

— ¿Perdón? —dije levantando la voz—. ¿En serio, me estas llamando cotilla? Pues no, estaba ayudando a Kero y lo vi sin querer. Ademas es mi archivo, así que tengo todo el derecho a abrirlo.

— No te hemos dicho nada por que no queríamos incitarte al error. —respondió intentando calmarme—. ¿Y si te lo hubiésemos dicho, y hubiésemos estado equivocados? ¿Darte una falsa esperanza hubiese sido mejor idea?

— ¡Tsss! Venga ya, a otra con esos cuentos.

Le di la espalda y me dispuse a irme, pero me agarro violentamente de la muñeca.

— ¡Eh! —gruño—. Por favor, no te enfades.

— ¿Como no me voy a enfadar? —resople a la vez que las lagrimas se deslizaron por mi mejilla—. Primero los portales... después la poción, ahora esto... son demasiadas cosas, Valkyon.

Le di la espalda de nuevo y escape a la parte trasera del navío, con la esperanza de que no hubiese nadie. Oí detrás de mi un golpe seco, el cual provenía de Valkyon que había dado un fuerte puñetazo a uno de los palos.

Apoye mis codos en el borde del barco, mientras mi corazón se encogía y daba rienda suelta a mis lagrimas. El mar estaba tan en calma, que me daba aun mas miedo.

— Que curioso. —escuche una voz tras de mi—. ¿Tienes miedo al mar?

Me giré repentinamente y vi a Hore, el guía.

— ¿Eh? Oh... sí. ¿Cómo lo sabes?