Capítulo 3: Sorpresa

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𝓝𝓪𝓻𝓻𝓪  𝓥𝓪𝓵𝓴𝔂𝓸𝓷 

El reloj marcaba las dos de la tarde. Lo observé tumbado en la cama donde había permanecido despierto desde temprana hora de la mañana, ansioso por la llegada de Erika.

Acaricié la delicada cabeza de Floppy con un par de dedos. No podía desvanecer de mi mente la idea de la sorpresa y me encontraba extrañamente nervioso.

Tocaron la puerta varías veces. Una voz femenina me dio la noticia de que el barco había embarcado en la playa. Salí corriendo hacia la playa, y me paré antes de bajar las escaleras para poder observarla desde la distancia.

Con una sonrisa radiante, agradecía las muestras de gratitud de algunos ciudadanos de la Ciudad de Eel. Su pelo alborotado por el jugueteo del viento le daba un aire salvaje a sus rasgos finos.

A Chrome en cambio lo felicitaban dándole palmaditas en la espalda, apremiando más el hecho de no haber liado ningún problema en el viaje.

— ¡Valk!

Desde que bajo del navío había buscado mi mirada entre todas las demás. Nada más verme, la sonrisa se duplicó y corrió hacia mi.

Abrazo mi pecho y la correspondí abrigando su estrecha cintura entre mis brazos.

Te he echado mucho de menos. —sonrío mientras acariciaba mis mejillas con la yema de sus dedos—. Apenas han sido dos días y he sentido que me faltabas.

Dos días que han pasado como dos años. —le devolví la sonrisa totalmente embelesado—. Quizás, para compensar, ¿te invito a comer?

Asintió con gozo. Nos encaminamos a la cocina donde no cedí en coger un buen vino y preparar rápidamente un plato típico de Eldarya, el cual había nombrado Erika como "una tortilla de patatas deforme"

Llevamos todo junto a un mantel y nos sentamos delante del floreciente cerezo.

¿Qué tal el viaje? —pregunte metiéndome un bocado en la boca—. Ha sido tan rápido que asusta y sobretodo teniéndote de encargar de Chrome.

Ha estado bien, yo...

Mordió su labio con nerviosismo, y vaciló algunas veces con su cabeza como intentando eliminar pensamientos.

— Chrome no tuvo el suficientemente tiempo para liarla. Íbamos a contrarreloj.

Aun a contratiempo habéis cogido más plantas que nadie. Me han contado que habéis traído doce.

¿Cuantas suelen traer?

¿Nada más llegar me vuelves a atraillar a preguntas? —reí.

Achinó los ojos y levantó la ceja;

¿Nada más llegar y hacerte una pregunta me respondes con otra pregunta? —contraataco con astucia.

Peleamos amistosamente mientras degustábamos el delicioso vino. Al poco tiempo, Erika se deslizó entre mis piernas y se sentó en mi regazo.

Subí mi mano de su pecho a su cuello, para finalmente agarrar su mandíbula y depositarla un sensual e lento beso.

Eres el mejor, Val... —susurro con las mejillas encendidas y yo hice lo mismo—. Te pones tan mono cuando te sonrojas.

Es tú culpa ponerme así.

Estúpida Faelienne [ELDARYA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora