Capítulo 61

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Y volvió la tranquilidad, aunque eso signifique que estemos todo el tiempo paranoicos en la calle, no me siento seguro aun teniendo 50 escoltas en la casa, 40 que salen con nosotros si ponemos un pie fuera de la casa, es desesperante y ahora entiendo a qué se refería Brenna con que no quería volver a sentir este miedo, ahora yo también estoy asustado, porque no solo se trata de nosotros, hay bebé en medio de toda esta mierda, pero he pensado todo lo que ha dicho Bonie y me estado tranquilo, esperando el golpe para contraatacar.

Volvimos a trabajar con papá, y se sintió como si nunca nos hubiésemos ido, Brenna trabaja en la gestión de recursos humanos y yo estoy encargado de la gestión financiera. Llegamos juntos y nos vamos juntos, por el momento toda está controlado y espero que siga así.

Hoy es sábado y pretendía quedarme todo el día en casa, quizás haciendo ejercicios para embarazadas con Brenna, limpiando la piscina, lavando la ropa, y todos esos asuntos de la casa. Incluso fuimos al médico, vimos que el bebé estaba bien y al volver a casa, a la dama de le antojó un pastel, hasta ahí bien, saldría de nuevo a buscar ese pastel, ah pero eso no es todo, tenía que ser de una pastelería en específico, que no se encontraba tan cerca como quisiera.

—Gracias cariño, y si encuentras un Starbucks que sea un latte, ¡te amo! —dice aun sentada en el sofá de la sala.

—¡Yo más! —le grito cuando cierro la puerta detrás de mí.

—Daniel, las mujeres embarazadas son algo serio, de verdad, acabos de pasar como por 20 pastelerías y precisamente ahora a ella se le atora un pastel de Camden Bakery y cafélatte —bromeo con el antes de subirme al coche junto a dos escoltas. Al darme cuenta la dirección que he tomado para llegar a la pastelería me he dado cuenta que queda bastante cerca del apartamento de Bryan, pensé en ir a visitarlo, pero luego recordé que el chico vive con Kathia, así que mejor me evito un momento incómodo.

Me apresuro para comprar ese pastel de chocolate que tanto quiere Brenna, decido caminar hasta el Starbucks que estaba a pocas calles de la pastelería, cuando estoy a punto de abrir la puerta, noto la silueta de una chica que también está a punto de entrar, cuando levanto la mirada me sorprendo al ver de quien se trata, está casi irreconocible.

—¡Zack! —dice con los ojos abiertos, mucho más sorprendida que yo. Tengo a Kathia frente a mí, luciendo completamente diferente a cómo la recordaba, lleva su cabello corto y ya no es negro, es castaño con las puntas pintadas de un color más claro, con ondas y un flequillo, se ve mucho más limpia, sana y hasta elegante.

Bryan no mintió todas las veces que me dijo que no la reconocería si la viera. Pues aquí estoy, aún no he podido responderle, tengo que hacerme a un lado cuando alguien sale del café. Es extraño volver a verla después de todo el tiempo que ha pasado, la última vez que hablamos fue en la fiesta de Lawson, Kathia estaba muy borracha o drogada no lo sé, luego la vi en la graduación y después no supe nada más de ella, solo sé que vive con Bryan.

—Hola —digo casi en un susurro inaudible. Ella no deja de sonreírme y yo no sé si luzco muy sorprendido o si parezco un idiota. Ella tiene el atrevimiento de saludarme más formalmente con un rápido beso en la mejilla.

—Ha pasado mucho tiempo, ¿cómo estás? —cuestiona Kathia sin dejar de sonreír.

—Estoy bien, yo te veo bien, así que no preguntaré —decido sonreír a medias para que no se note mucho lo sorprendido que estoy.

—Creo que deberíamos tomar un café juntos, tengo que pedirte una disculpa —Yo solo asiento y entro al Starbucks detrás de ella, pido el latte para Brenna y un capuchino para mí. Cuando tengo el café de Brenna, dejo a Kathia en la mesa y le entrego el antojo de Brenna a uno de los escoltas.

Escape: Zack ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora