Epílogo

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Dejo mis lentes a un lado y observo atentamente cada parte de mi oficina mientras intento quitar las manchas de color en mis tatuajes. Los niños tienen la manía de en sus tiempos libres jugar a pintar cada tatuaje libre de su padre. Hay días en los que no puedo salir de la cama mientras los tres se la pasan con fibras de colores en mi cuerpo, pero nada importa cuando oigo sus risotadas.

Cuando nació Skyler decidí trasladar la oficina y el gimnasio a nuestro hogar. La oficina era de por sí sólo por imagen además de que aquí puedo hablar con mi representante y entrenadores que no sean Dave.

A un lado de la mesa de algarrobo marrón se encuentran distintos tipos de retratos. Una del día que nació Skyler, la emoción que cargaba Cameron no lo olvido jamás. Estaba tan emocionado por ser hermano y cuando se enteró que iba a ser niña, se desmayó, literalmente. 

Recuerdo que yo soñaba todo el tiempo con poder estar al menos un par de minutos en la mente de Cameron

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Recuerdo que yo soñaba todo el tiempo con poder estar al menos un par de minutos en la mente de Cameron. Quería saber que pensaba cuando pasaban muchachas y él se las quedaba viendo fijamente tanto que a Charlotte le molestaba.

En medio de ambas fotografías se encontraba una de Charlotte. Una que se la había tomado mucho antes de siquiera concebir a Cameron. Ella estaba sonriente en una de esas salidas que siempre teníamos, mirando a la ventana.

 Ella estaba sonriente en una de esas salidas que siempre teníamos, mirando a la ventana

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La observo y sonrío. ¡Dios, como amo a esa mujer! Realmente cuando veo su sonrisa, nada más importa porque sé bien que si ella es feliz, mi mundo también lo será.

Ella es mi bella y yo su bestia. Es tan cursi como suena.

Ella es bella como la princesa de Disney, por ser valiente y testaruda, por haber repudiado al amor hueco, por su hermosa voz, por sus peculiares ojos color avellanas, porque valora a su familia, es firme en sus creencias, se preocupa por los demás antes que por ella misma y porque no juzga a los demás, no me juzgó a mí. Y también porque salvó a un hombre, me salvó a mí.

Gracias a Bella se conoce el incondicional amor que salvó a la Bestia de una vida de soledad.

Suspiro y mis ojos se trasladan a otra fotografía a su lado. Mi pequeña Skyler en su primer cumpleaños.

Mi Dulce Destrucción |  Próximamente En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora