Capítulo 7

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Hoy es definitivamente el día más estresante de mi vida.

La grabación.

Desde que era una pequeña niña soñé con cantar frente a público, pero aspiraba más que público familiar. Yo soñaba con un show repleto de personas, aplaudiendo y gritando mi nombre. Nunca tuve eso y no sé si algún día lo tendré. Pero, dicen que la esperanza es lo último que de pierde.

El tema principal aquí es que mi madre, moviendo sus piezas malévolas, contactó con un grupo que es famoso internacionalmente y ellos me contrataron como única telonera, con bailarines, puesta en escena y todo lo yo quiera. Una vez más, mi madre hizo de las suyas y básicamente me prohibió que lo consiga por mis propios medios.

Años atrás hubiera creído que lo hacía por ser una madre sobre protectora pero hoy sé muy bien que lo hace para compensar el daño que me hace. Lo hace como medio para un fin. Pero nunca podría compensarme y nunca lo hará.

— ¡Debes desayunar! —me grita mi hermano desde la ducha.

— ¿Puedo desayunar pizza? —le grito desde la cocina y bufo cuando oigo una respuesta totalmente negativa. Tonto.

Preparo dos tazas de café, cuando estoy a punto de tomar asiento en el taburete el timbre del departamento suena. Camino pesadamente y la abro encontrándome con la bestia.

— Buenos días —besa mi mejilla muy lentamente y se adentra como dueña de casa.

— ¿Qué haces aquí? —cuestiono confundida.

— ¿Tu hermano está? —resalta sonriente, mientras me da una repasada. Oh, ya entiendo. Ahora que sé su secreto, es capaz de mostrarse como es. Un hombre escandalosamente guapo y gay.

— En la ducha— respondo tratando de ocultar mi desilusión.

<<Cada vez quedan pocos hombres guapos, bueno y no gay>> pienso.

— ¿Por qué aun no estás lista? —pregunta mientras vuelve a darme una repasada.

Siento una corriente eléctrica en el momento en el que sus ojos recorren cada parte de mi cuerpo. De repente frunce el ceño y toma mi brazo acercándome a él.

— ¿Qué es esto? —pregunta brusco.

Mi vista viaja hasta los puntos que se volvieron moratones causados por los pinchazos de agujas.

— ¡Bestia! —grita mi hermano como saludo.

Lo abraza por el cuello y da un golpe en su estómago, pero en todo momento su mirada no se apartó de mis ojos.

— Es hora de irnos, Alek —murmuro molesta. Mi hermano voltea a verme y asiente.

— Ve a cambiarte —dice, niego con la cabeza.

— Iré así —digo viendo mi conjunto de deporte junto a mis zapatillas de gimnasio.

Alek asiente, toma las llaves del auto, su gorra y abre la puerta.

— Andando —anuncia con una sonrisa, se lo devuelvo débil.

Tomo mi bolso de entrenamiento, mi teléfono, mi vaso de café y salgo viendo como Stefan aprieta su mandíbula.

¿Acaso sufre de bipolaridad?

(....)

— ¡Bella Char, llegaste! —exclama Trevor.

— ¿Dónde estabas? —me regaña Leah en un susurro.

— ¿Ahora invertimos los roles? —pregunto divertida, golpe su cabeza levemente y reímos.

Mi Dulce Destrucción |  Próximamente En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora