Capítulo 25

130K 7.5K 758
                                    

Charlotte Woods

— Ya quita esa sonrisa, harás que quiera vomitar —dice mal humorada, mi rubia amiga.

— ¿Tu también ves arco iris, unicornios y corazones por todos lados? —susurro divertida—. ¡Oye! —me quejo cuando Leah golpea mi nuca, se encoje de hombros y se levanta del asiento.

— Siento que éste año nunca va a acabar —bufa cansada, asiento dándole la razón—. Mira, tu príncipe azul vino por ti —canturrea divertida.

— No somos de esas parejas, Leah. Nada de príncipe azul —Leah asiente divertida—. En todo caso el sería príncipe negro —sonrío

— ¿Negro, como un mafioso? —dice Leah, riéndose de su propio y tonto chiste.

— No, negro como sus ojos —susurro. Sonrío cuando Leah resopla casada.

Bajo rápidamente las escaleras de la entrada de la universidad y camino más rápido hacia el estacionamiento. Cuando llego a Stefan, de un salto me cuelgo a su espalda. Se sorprende pero aún así me sostiene de los muslos, saludo con una sonrisa a Trevor que se encontraba charlando con él, inclino mi cabeza a un costado y le sonrío a mi bestia.

Hey sweetie —me sonríe.

— Oh que tierno —hago un puchero de labio y él levanta una ceja.

— A ningún chico malo le gusta que le digan que es tierno. Créeme, es casi un insulto —suelto una carcajada mientras veo su sonrisa ensancharse.

Bajo lentamente de su espalda y giro sobre él, hasta quedar en su frente. Besa mi frente y me pongo de punta de pie para besar sus labios.

— Pareciera que pasó una semana que besé esos bellos labios —susurra Stefan contra mis labios.

Hello, fue exactamente hace una semana que le pediste para ser novios y besaste toda la noche su boca, para ser exactos —sonríe burlona, Leah.

— Tu lo arruinas todo, Leah —dice molesto, Stefan.

— Eso suele pasar cuando tengo hambre ¿qué tienen en mente? —dice mi amiga, acariciando su estómago.

— Un beso siempre es buena idea —susurra Stef, con una sonrisa inclinándose hacia mis labios.

Sonrío y beso su boca.

— Ustedes me darán hiperglucemia —bufa Trevor. Leah y yo reímos entendiendo su metáfora, mientras que Stefan nos observa confundido.

— Es un término médico que se utiliza para describir los niveles de azúcar elevados en la sangre —le explico con una sonrisa.

— Que sexy sonó eso —susurra con una sonrisa de lado.

Suelto una carcajada cuando escucho a Trevor hacer una arcada. Creo que no es tan bajo su volumen de susurro.

— Tu y yo, nos vamos —dice Stefan tomando mi mano y llevándome a mi auto. Veo como le lanza las llaves de su moto a Trevor y le susurra bajo "llévala a comer"

— ¿Irán a comer sin mi? —Leah hace puchero con su labio mientras Trevor suelta una risita por lo bajo.

— Le conseguiré un novio —se limita a responder y cabe destacar que no estoy del lado que tendría que estar, sino de acompañante. Stefan resopla y sin despedirse arranca para luego acelerar.

Ha pasado una semana desde el día de mi cumpleaños, no pasaron muchas cosas más que descubrir nuevas facetas de Stefan. Ha venido por mí todos los días después de clases, me lleva a los ensayos y me ve bailar, me lleva a almorzar a distintos lugares, un día picnic en el parque, al otro comida en su casa junto a películas y quizás al siguiente me lleva a restaurantes familiares. La vida no se podría sentir mejor.

— ¿Dónde vamos? —cuestiono peinando mi cabello que vuela debido al viento que azota mi rostro.

— Eso fue sensual —su sonrisa se ensancha. Vaya, que vinimos juguetones. Bufo y alzo una ceja, mirándolo seriamente—. Te presentaré a alguien importante.

¿Alguien importante? Veamos, conozco a su hermana mayor ya que es la madre de mi mejor amiga, él no tiene padres, ni otros hermanos. ¿Amigos? ¿Primos? ¿Un hijo? He pensado en esa posibilidad desde que pidió ayuda a mi padre por una dichosa custodia.

Creo que mi rostro contraído por los nervios y mis ojos abiertos a más no poder lo alertó y me tomo de la mano sin alejar la vista de la carretera. Deja un suave beso en mis nudillos y deja nuestras manos enlazadas en su pierna.

— Le caerás bien, ya verás —dice mientras comienza a estacionarse frente a una gran y linda residencia.

Stefan sale del auto y lo rodea para abrir mi puerta, me toma de la mano y entramos pasando el alto portón negro, caminamos por un camino de piedras pequeñas mientras observo maravillada la cantidad de flores que hay en la entrada.

— Señor Stefan, que gusto verlo —dice una voz masculina, éste asiente sonriente.

— Carlos, ella es mi novia Charlotte. Bonita, él es el mayordomo de la familia —presenta con una sonrisa.

— Es un placer —sonrío mientras extiendo mi mano hacia el ya adulto hombre, asiente con una sonrisa y la toma.

— Es un placer ver que el señorito va asentando cabeza y más aún, con una bella dama —dice lentamente, sin quitar su amable sonrisa. Suelto una risita, divertida al ver que Stefan lo fulmina con la mirada.

Pasamos por su lado a paso rápido, hasta puedo decir que Stefan está ansioso o temeroso por la forma en la que aprieta mi mano. Pasamos por una linda y amplia sala hasta pasar por un ventanal de vidrio abierto, con unas cortinas blancas flameando por el viento. Al pasar el ventanal logro apreciar un muy buen cuidado patio, lleno de flores y una fuente en medio de todas éstas.

Nos dirigimos hacia una pequeña mesa de té con cuatro sillas elegantes a su alrededor, pero no es eso lo que llama mi atención, sino un hombre sentado de espaldas en una silla de ruedas. Frunzo el ceño confundida mientras veo como Stefan juega con su labio entre sus dientes. En otra ocasión, eso me atraería pero en este momento, me trae nervios.

— Abuelo —me sorprendo ante el saludo de Stefan, estira mi mano para quedar frente al hombre, junto a él.

— Hijo —devuelve el saludo. Cuando levanta la cabeza puedo ver el jodido parecido entre ambos, sus ojos—. ¡Vaya! ¿Quién es ésta hermosa jovencita? —cuestiona el abuelo, le sonrío.

— Abuelo, ella es mi novia Charlotte —me sonríe—. El es mi abuelo Oliver.

— Dime abuelo, linda —me guiña el ojo y suelto una risa nerviosa—. ¡Tomen asiento, por Dios!

— ¿Cómo has estado, abuelo? —pregunta Stefan, mientras corre la silla para que me siente. Lo hago luego de sonreírle, él se sienta a mi lado y entrelaza nuestros dedos.

La mirada de Oliver baja a nuestras manos, sonríe de lado y le guiña un ojo a Stefan. Definitivamente, son la copia del otro.

— No es como si no me hayas visto cuando a las dos de la mañana llegaste gritando <Abuelo, tengo novia. Tengo novia, abuelo> —dice divertido. No lo puedo evitar y una carcajada sale del fondo de mi garganta.

El rostro de Stefan se vuelve completamente rojo, sus ojos abiertos en forma de plato mientras Oliver y yo nos carcajeamos Oliver me guiña un ojo, en complicidad.

— Mira qué lindo tomatito tengo, abuelo —digo divertida, mientras tomo los cachetes de Stefan.

Stefan sonríe cuando una fuerte carcajada brota de su abuelo, besa mi frente y luego deja un suave beso en mis labios. Cuando abro los ojos me encuentro con la profunda mirada de mi bestia.

______________________

No se olviden de votar y/o comentar, eso ayuda mucho a la novela.

Les saluda, Sunshine.

Mi Dulce Destrucción |  Próximamente En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora