Todos tenemos esos días en los que nos derrumbamos, en los que nuestros pensamientos nos guían hacía los rincones más oscuros de nuestro pasado y nuestros sentimientos sensibles nos juegan en contra.
Los días pasaron lentos y tortuosos para mí. Intenté distraerme con la universidad, con algunos ensayos, algunas cenas con mi padre pero nada funciona, nada me quita el dolor de no tener a Stefan conmigo. No puedo evitar ver un tatuaje y pensar en él.
— Señorita cálmese, me hará llorar a mi también —dice un anciano chino con un acento que me recuerda a Stefan cuando imitábamos de pésima manera a los chinos discutían en una de las tantas salidas que tuvimos.
— Lo siento, es que yo... —sollozo tratando de disipar mis lágrimas. El anciano me observa entre confundido y triste.
— Sacaremos esos carteles ahora mismo —dice con determinación girándose—. ¡Quítenlo ya, me recuerda a Stefan! —dice con una voz triste.
Lo observo confundida, había oído por ahí que los ellos sentían en profundidad los sentimientos de sus clientes pero esto es sorprenderte. Las lágrimas vuelven a atacar cuando escucho su nombre. El chino maldice en su idioma y golpea su cabeza con un menú.
— ¡Dios! no debería atender un restaurant, la gente llora y llora y ¡los jodidos tatuajes también le hacen llorar! —dice volviendo por donde vino, repitiendo una y otra vez que los tatuajes de Stefan le hacen llorar, pero él ni siquiera lo conoce.
Mi teléfono suena al mismo tiempo que limpio mis ojos con mis manos.
— Charlotte Woods —respondo dificultosamente.
— ¿Estás bien? —la voz de mi hermano se hace presente del otro lado del teléfono.
— Estoy bien ¿ocurre algo? —respondo.
— Algo extraño está pasando —susurra y puedo apostar que se encuentra ceñudo y acariciando su mentón en plan detective.
— ¿Que está pasando? —cuestiono.
Tomo el pedido que al fin llega y saludo con la mano al anciano chino que se encuentra llorando en la cocina, rodeado de empleados.
— ¡Extraño a Stefan! —solloza con su acento chino.
Hago una mueca y salgo del lugar hacia mi auto—. ¿Quien extraña a Stefan? —cuestiona confundido mi hermano.
— No sé de qué hablas, me confundes hermano. ¿Puedes decirme que es lo extraño, que según tu, está pasando? —hablo encendiendo el motor, encendiendo las manos libres.
— Que por lo que veo tú estás mal ¿no es así?
— No sé a qué te refieres con estar mal pero no, estoy excelente —miento mientras conduzco.
— Estás mal, te conozco bien jovencita —su regaño me hace rodar los ojos—. Ahora bien, tú estás mal y sé de alguien está aún peor. Simplificaré las cosas haciendo preguntas y tú las responderás ¿ajá?
— Estás grande para jugar al psicólogo, Alek —digo divertida.
— Responde sinceramente ¿hace cuánto que no comes? —cuestiona con voz firme.
— Como todas las comidas del día, querido —miento porque en realidad he estado durmiendo y llorando, salteándome algunas de las comidas diarias necesarias, pero él no tiene por qué enterarse.
— ¿Has dicho que sólo comes comida chatarra? Ajá, anotado —dice burlón, sorprendiéndome porque es exactamente lo que hago—. Ahora, ¿te has bañado con frecuencia?
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Mi Dulce Destrucción | Próximamente En Físico
RomancePróximamente en físico. COMPLETA PERO SIN CORRECCIÓN; pido disculpas por los errores e incongruencias. Instagram: @loslibrosdemica ______________________________________ Él, a primera vista es un demonio quien lucha por no dejar ver su ángel interi...