Capítulo 58

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3 meses después

Tapo mi cara con mis manos, abro las manos de golpe y hago una mueca.

Y una tierna y adorable risa suena por toda la habitación, provocando una enorme sonrisa en mi rostro.

Cameron acaba de cumplir seis meses, se adelantó unas etapas y ahora no para de gatear. Va de un lado a otro, toma las cosas de Charlotte, llora por las cosas que se le dice que no. Especialmente por aquel labial rojo con el que muy alegre, pinta las paredes.

Fue muy cómico llegar a casa después de un entrenamiento y encontrar a Bestia prácticamente pelirrojo. Al principio debo admitir que entré en pánico al pensar que los Ferrant decidieron actuar cuando no estaba. Luego oí el llanto de Cameron y las refunfuñaciones de Charlotte, aún así seguía desconfiado pero al caminar por los pasillos y ver las paredes pintadas de distintos colores pero principalmente de rojo, me di cuenta de que era lo que pasaba. Al entrar a la habitación de Cameron lo primero que fue imposible no ver fueron las paredes pintadas en la parte de abajo con color rojo y negro, luego las pequeñas manos y la boca de mi hijo de color rojo y claro que una Charlotte muy enojada. Fue un día épico.

— Cariño ¿podrías llevarme al estudio? —pregunta Charlotte, dando saltos al ponerse sus tacones.

—Claro linda, te esperamos en el auto.

Tomo a Cameron en brazos, paso por el lado de Charlotte y sigo por el pasillo, no sin antes dejar un beso en su frente. Camino haciendo avión con mi hijo, deleitándome al oír sus pequeños y chillones gritos. Sí, soy un papá que babea por su hijo.

Llegamos al auto, subo y dejo a Cameron en el asiento del acompañante. Veo a mi pequeño campeón observar con mucha atención la manta en la que se encuentra sentado y se sobresalta al oír el ladrido de Bestia.

—Hey campeón —susurro, llamando la atención.

Y juro que no puedo evitar la sonrisa que se apodera de mi rostro y la alegría que se instala en mi sistema entero. Sus ojos, que hoy ya son más claros, me observan con atención y una sonrisa se va formando en su rostro al verme. El sonríe siempre al verme y cuando ve a su madre, se vuelve loco. Aunque no lo culpo, yo también lo hago.

— Ven con mamá —dice Charlotte tomando al niño en brazos. Cameron sonríe y creo que su mandíbula va a descolocarse por la amplitud de su sonrisa.

Sale del auto, abre la puerta trasera, deja a Cam en la silla, cierra la puerta y vuelve a su lugar, deja un beso en mis labios, para luego enderezar su cuerpo y prender la radio que, como siempre, suena música clásica.

— Iremos al centro comercial con Cam —informo sin quitar mis ojos de la autopista

— De acuerdo ¿harán algo en especial? —cuestiona Charlotte, retocando su labial.

— Compras de navidad. Es la primera navidad de Cameron —le sonrío fugazmente.

Me sonríe enternecida y vuelve su vista a la venta. Pasan unos minutos cuando decide hablar.

— ¿Qué piensas sobre que deje la carrera artística? —pregunta tomándome por sorpresa.

— ¿Qué piensas tú sobre eso? Digo, es tu sueño, no el mío. Yo sólo soñaba con una familia contigo y lo he cumplido.

— Yo... —suspira—. Creo que lo voy a dejar todo después del concierto de año nuevo — dice mirando por la ventana.

— ¿Eso te hará sentir mejor contigo misma? — cuestiono tomando su mano y entrelazándola con la mía.

— Sólo quiero terminar medicina y cuidar de ti y de Cam —murmura, observándome con su cabeza hacia atrás y sus adorables ojos marrones.

— Entonces eso harás, dulzura sólo quiero que seas feliz —digo, mirándola fugazmente.

Mi Dulce Destrucción |  Próximamente En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora