Capítulo 57

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Acaricio una vez más el cabello de mi pequeño Cameron antes de dejar un beso en su frente y cerrar la puerta para dirigirme a la parte del conductor.

Hace tres semanas que ha nacido Cam y hoy vamos por su primera consulta con su doctor.

Tomo la mano de Charlotte, la entrelazo con la mía, dejo un beso en ella para después dejarla sobre mi pierna pero es como si su cuerpo no reaccionara.

— ¿Te sientes bien, amor? —murmuro observándola de a ratos. Apenas emite un débil "si" antes de encender la radio y poner música clásica para Cameron.

Decido no darle muchas vueltas al asunto y acelerar para llegar más rápido al hospital, así volver a casa y tener a Charlotte en mis brazos.

Al llegar, Charlotte baja lentamente con fatiga, rápido voy hacía la parte trasera y sonrío al ver a mi hijo bostezar.

Mi hijo tiene los ojos marrones, casi color miel y tiene pequeños mechones de cabello castaño. Si no fuera por esa mancha que tiene en la espalda en forma de M idéntica a la mía, juraría que no es mi hijo. Cobijo bien su cuerpo, protegiendo del viento y tomo la silla para luego cerrar la puerta y poner el seguro. Tomo a mi mujer de la cintura y caminamos hasta la clínica.

No tuvimos nada que esperar ya que era por orden de llegada, entramos y nos sentamos frente al escritorio del doctor.

— Señor Wells ¿puede poner al niño en la camilla en tanto lleno éstos papeles? —asiento y llevo la silla hasta la cama. Lentamente le saco el seguro para no hacer mucho movimiento pero ya era muy tarde, Cameron estaba con sus ojos abiertos a más no poder. Sus hermosos ojos miel.

Delicadamente lo tomo con una mano en la cabeza y otro en su columna y lo dejo en la camilla. Juego con sus manitos y hago muecas para ver una sonrisa pero el simplemente me observa sin dejar de mover sus pies.

— ¿Ha despertado mucho de noche? —cuestiona el doctor y cuando estaba a punto de negar, Charlotte asiente.

— Tres veces a la madrugada y es puntual a la hora del almuerzo y cena —susurra provocando una mueca confundida en mi rostro.

— ¿Has tenido ayuda por parte de tu esposo? —cuestiona ceñudo.

— Stefan no logra oírlo a la madrugada —se encoge de hombros.

— Stefan te recomiendo que agudices tu audición si no quieres a una mujer desnutrida, ojerosa y débil antes del año de Cameron —me regaña.

Ceñudo me volteo a verla y me acerco un poco con una mano en el trasero de Cam. No puedo creer como no me di cuenta, sus ojos decaídos, ojeras pequeñas pero vistosas, labios que antes solían estar rojos ahora están blancos.

— Oh por Dios, lo siento dulzura, jamás iba a darme cuenta —murmuro culpable acariciando su mejilla. Es hermosa siempre pero como buen hombre tendría que haber estado más pendiente de ella.

— Bien señorita Woods, le daré unas...

— Señora Wells —lo interrumpo. El doctor vuelve a mirar su hoja, frunce el ceño confundido, levanta sus ojos para ver la mano de mi mujer y sacude la cabeza, resignado.

— Unas vitaminas que debe tomarlas...

Dejo de escuchar al doctor. Ya es el segundo que hace lo mismo cuando lo interrumpo para decir el verdadero nombre de Charlotte. Vamos, no tendría por qué haber un papel que diga Wells o un anillo en su perfecto dedo anular que lo certifique. Ella es mía de todas formas y el niño que estoy observando en éste momento es la prueba exacta de eso.

—... Si no quieres pasar tiempo en el hospital como residente semanal, espero que sigas mis instrucciones y...

— ¿Paciente semanal? —interrumpo nuevamente. El doctor suspira cansado y asiente.

Mi Dulce Destrucción |  Próximamente En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora