Capítulo 34

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Luego del inconveniente con Stefan, lo llevé a su departamento y sin mediar palabras, me dirigí al mío. Veía cada instante que abría y volvía a cerrar la boca, tal vez sin encontrar aún las palabras indicadas.

Necesito un tiempo a solas, para pensar y reflexionar. Mis ojos se mantienen en el techo como si fuera lo más interesante que han visto en su corta vida, pero en mi interior una guerra se desataba. Recordar los gritos de Stefan y su mirada desesperada es sólo un indicio de sus miedos, da a entender lo roto y desconfiado que lo dejó su pasado. Voy a arreglar todo para él, voy a hacer que todo sea como tiene que ser. Si tengo que sufrir por él, lo haré pero ya no sufrirá.

Cuando ya has estado en el infierno, no cualquier demonio puede quemarte.

Camino despreocupadamente en un short y un top negro, hacia la cocina. Tomo el licuado de vitaminas del refrigerador y vuelvo por donde vine hasta la sala para ver mi serie, The Vampire Diaries.

Antes de siquiera encender la televisión, tocan al timbre, perezosa me levanto dejando el vaso de vitaminas en la mesa de la isla mientras dificultosamente de arreglar la maraña de mi cabello.

— ¡Ya va! —grito al oír que el sujeto no para de insistir.

De repente mis nervios se alteran, ¿y si es un secuestrador? Sacudo la cabeza y camino rápidamente hacia la puerta, abro y lo primero que veo son un monto de margaritas blancas tapando el rostro de la persona, pero el brazo lleno de tinta me hace sonreír, olvidando que hace tiempo estuve enojada.

— Lo siento —susurra sin mostrar su rostro, borrando forzosamente mi sonrisa bajo de a poco el ramo para ver su rostro abatido—. Mucho.

— ¿Qué sientes exactamente? —cuestiono confundida.

— Siento no ser el tipo indicado para ti, pero te quiero Charlotte. Juro que quiero lo mejor para ti y sé que yo no soy eso pero aún así te quiero para mí y... —lo interrumpo.

Con ambas manos acuno su rostro, acerco sus carnosos y rosados labios a los míos. Sus manos van rápidamente a mi cintura, apretándome a su cuerpo. Lo empujo hacia dentro del apartamento y cierro la puerta apoyando su cuerpo contra ésta.

—Char —susurra en medio del beso, apretando mi cintura.

Tomo ese acto como un pedido de autocontrol. Me separo lentamente, dejando un pequeño beso en sus labios mientras que Stefan deja un último y suave beso sobre mi frente.

— Traje una linda película y chucherías —comenta con una linda sonrisa, sacudiendo la bolsa de su mano.

Suelto una carcajada y camino hacia mi sillón. Creo que puedo sacrificar mi serie por una tranquila tarde con mi novio.

Sonrío viendo la película elegida por mi novio—. ¿Rápido y furioso te parece una linda película para ver con tu novia?

— No seamos la típica pareja, preciosa —me guiña el ojo encendiendo el DVD, niego con la cabeza divertida.

Stefan se deja caer a mi lado y pasa su brazo sobre mi hombro para estrujarme a su lado. Me acurruco en su pecho, respiro su perfume masculino y sonrío cuando deja un beso en mi frente y apoya su cabeza contra la mía para ver la pantalla del televisor.

— Realmente lamento lo que te hice pasar hoy, amor —lucho para controlar con el remolino que formó en mí el oír cómo me llamó.

— No te tengo miedo, Stef —susurro.

— No te culparía si lo hicieras pero no quiero que sea así —devuelve el susurro.

— Te quiero y no podría hacerlo —cierro los ojos cuando un suspiro lastimoso sale de sus labios.

Mi Dulce Destrucción |  Próximamente En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora