Capítulo 74

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— Átenlos —ordena mi madre y la puerta se abre de golpe.

Abro mis ojos, sorprendida.

— ¿Esto es una maldita broma? —susurro al ver a Logan Smith y a Connor Ryder entrar por la puerta.

El primero con una sonrisa de diversión en su rostro y el segundo totalmente serio, evitando mi mirada. Sea como sea están aquí y no precisamente para ayudarnos.

— Hola, bella Charlotte —me sonríe. Si no tuviera esa mirada de psicópata y lo hubiera conocido mucho antes que a Stefan, podría enamorarme sin problemas de él.

Logan viene hacia mí y me toma en brazos más allá de toda la resistencia que trato de poner, grito y pateo logrando nada. Escucho las súplicas de mi padre a Eline para dejarme libre pero ella solo chistea su lengua en señal de negación.

— Mire, señora, soy un hombre rico y no voy a permitir que me esté dando órdenes. ¿Quedó claro? —mi madre lejos de intimidarse, rodó los ojos.

— Como sea, niño. En la mañana te arrepentirás de todo esto —ambos salen frustrados de la habitación, dejando a Connor en una esquina del cuarto como vigilante.

— Maldito traidor —susurro ganándome una mala mirada de mi padre. Sonrío, mi padre nunca cambiará y siempre me educará, aunque estemos a punto de morir.

El teléfono de Connor suena, voltea para responder hablando en susurro.

— Papá, yo lo distraeré, tú saldrás de aquí y buscarás ayuda ¿sí? Es a mí a quien quiere —mi padre niega con la cabeza gacha—. Papá, por favor, no te rindas. Debemos salir juntos de esto.

— No trates de hacerte la heroína, Charlotte —sonríe de lado. Se está rindiendo, lo está haciendo y no creo tener la fuerza para luchar por ambos.

— No me interesa lo que digas papá, no saldré de aquí sin ti así que piénsalo mejor.

— Alguien debe quedarse y ese seré yo —frunzo el ceño, eso es suicido prácticamente—. Tienes una familia, un niño a quién criar y muchos sueños que cumplir.

— ¡Tú tienes dos nieto que ver crecer y dos hijos cumplir sus sueños! ¡Papá no bajes los brazos! —en éstos momentos ya no tengo más lágrimas que dejar caer.

— Princesa, no lo entiendes. Tu madre tiene en la mente matar a alguien ésta noche y esa no serás tú —antes de poder decir algo vemos a Connor girar y vernos firmemente, encendiendo una pequeña llama de esperanza.

— Hay un plan, sólo déjenmelo a mí. No puedo hablar mucho porque hay una cámara en la esquina del cuarto así que les pido discreción —levanto mis ojos y veo una pequeña lente con una luz parpadeante, lo que indica que está encendida.

— ¿De qué hablas? —mi padre lo observa desconfiado.

— Para sacarlos de aquí —algo suena y vemos que es el comunicador de Connor—. Ya viene, compórtense normal.

— Claro, porque me pasa esto todos los días —resoplo por lo bajo.

— Amor, recuerda que eres la luz de mis ojos ¿sí? —vuelvo mi atención a mi padre y asiento a duras penas, sintiendo mis ojos nublarse de nuevo—. Tú y tu hermano son mi único orgullo. Te convertiste en una hermosa mujer, mi chiquita. Cuida bien de Cam y Theo —habló casi tan rápido que no pude siquiera procesar sus palabras antes de que la puerta se abriera de golpe.

Mis sollozos se oían en la silenciosa y oscura sala.

— Mis dos únicos amores en la vida —suelta una carcajada tan fría que logró erizar mi piel.

Mi Dulce Destrucción |  Próximamente En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora