Capítulo 69

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Entro al cuarto emocionada al ver a mi papá mejor, aún hace esfuerzo pequeños al respirar y reír pero está mejor. Admito que aunque vi a mi papá mejor, riendo, hablando animadamente con Stefan, siento que algo está ocurriendo.

— No entiendo que pudo haber salido mal, señorita Woods —dice el médico clínico de mi padre.

Observo a Stefan reír con papá desde afuera. Me giro y enfrento al doctor.

— Déjeme ver si entiendo, mi padre está perfectamente bien de salud.

— Lo estaba, señorita —me interrumpe el doctor.

— Lo estaba, de acuerdo —corrijo y él asiente—. Mi padre no es un hombre viejo decrépito con problemas de salud, al menos no muy frecuentes.

— Y menos de tal magnitud —asiento en acuerdo con el doctor—. Además, esto empezó hace un mes, cada día un poco peor —añade el hombre.

— Ya. ¿Puedo confiar en usted? — cuestiono seriamente.

— Si eso no me complica en ningún sentido, claro que si, señorita —asiente sonriéndome tiernamente. Le devuelvo la sonrisa, olvidé añadir que el médico clínico de mi padre es un viejo e intimo amigo de la familia, fue a la preparatoria con mi papá y lo trato como un tío.

— Creo que quien está detrás de todo esto es...

— ¡Chiquita, tu padre necesita un abrazo! —me interrumpe el grito de mi padre.

Éste hombre no se cansa de hacerme pasar vergüenza.

(...)

Dejo mi bolso y las llaves sobre la mesa de la entrada, mientras veo a Stefan terminar de armar el árbol de navidad, ya que anoche no pudimos hacerlo.

— Mira, mamá ya llegó. —le habla a Cameron.

— Hola chiquita —saluda mi papá con una sonrisa.

Cameron está a días de cumplir 10 meses y ya vemos su progreso gateando, aunque lo hace de una forma muy peculiar. No gatea con las rodillas, sino con el trasero. Es tan adorable de ver.

Mi hijo gatea a mí con guirnaldas colgando de su cuello. Sonrío y lo tomo en brazos para luego caminar hacía los otros dos hombres en la sala.

— Al fin he terminado —suspira Stefan, tirándose en el sillón, junto a mí.

Deja un beso en mi coronilla y otro en la mejilla de nuestro hijo, todo esto bajo la mirada triste de mi padre.

— No sé que he hecho mal con tu madre —susurra, mirando a la nada.

— Ella no te merece, papá. Eres la mejor persona que conozco y esa mujer no vale la pena —mi susurro apenas llega a oídos de mi padre.

Regala una media sonrisa y se levanta para luego desaparecer subiendo las escaleras. Stefan deja un beso y en mi cabello y me aprieta más a su cuerpo. Agacho mi cabeza, ocultando mis ojos nublados por las lágrimas y me sorprendo al sentir las manos de Cameron en mi rostro.

— No le gusta ver a mamá triste —Stefan acaricia los cachetes de Cam.

— Así como a mi no me gusta verlo triste a él —levanto mi rostro para verlo, cuando siento otro beso en mi frente.

— En lugar de ponerte triste, podrías pensar en alguna forma de ponerlo feliz.

— ¿Que podría hacerle feliz?

—Se te ocurrirá algo, eres muy lista, mi amor —da un toque a la punta de mi nariz y luego se levanta.

— ¿Tienes algo que hacer? —cuestiono mientras juego con las manos de Cameron.

Mi Dulce Destrucción |  Próximamente En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora