Capítulo 38

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Llego a la dirección donde Charlie me había mandando indicado por mensaje, lo más rápido posible.

Ven por mí, ahora. Te necesito, Stef, por favor. Había escrito ella en un mensaje instalando un molesto temor en mí, tomando poder de mi cuerpo y cabeza, dejándolo maquinar e imaginarse las peores de las situaciones.

De un salto bajo de la moto y camino a paso apresurado dentro del edificio. El hecho de saber que Logan Smith es el director técnico de la campaña que está protagonizando mi novia, me tiene el doble de paranoico. Ignoro a la tonta recepcionista y corro por los pasillos girando mi cabeza de lado a lado tratando de localizar a mi bella Charlotte, estaba a punto de volver por donde vine cuando el sonido del elevador llama mi atención. De ella sale una hermosa morena de largo cabello negro pero rostro triste.

Doy unos pasos rápidos hacia ella y me encuentro con sus ojos cristalizados. Apretando mis puños, tomo su cuerpo para encerrarla en un abrazo.

Si pudiera, la tendría así siempre, protegiendo a mi inocente mujer de este terrible y maligno mundo. Mis pensamientos vagan en las peores cosas que pudieron haberle ocurrido, poniendo en primer lugar a Smith y en segundo a su representante, Matt Ferrant.

— ¿Qué ocurre? —murmuro entre dientes. Su cuerpo se estremece y asustado por su reacción, la tomo del hombro para alejarla de mi para verla a los ojos e insistir nervioso—. ¿Amor?

— Creo que ha salido todo mal —dice acongojada, luchando por no dejar salir un puchero de sus apetecibles labios.

— ¿Qué ha salido mal, preciosa? —cuestiono confundido, bajando mis manos por sus brazos hasta llegar a sus manos, entrelazarlas con las mías y besas sus nudillos.

— La sesión de fotos para la campaña —explica y deja salir el puchero.

— ¿Es sólo eso? —pregunto batallando para ocultar una sonrisa burlona <Me ha preocupado por nada> pienso pero al verla sollozar tomo su rostro entre mis manos.

— ¿Eso sólo eso dices? Me esforcé, Stefan. ¡Traté con todas mis fuerzas de hacerlo bien y salió todo mal! Cuando por fin puedo sacar adelante mi carrera, tengo que meter la pata y joderlo todo —oculta su cabeza en mi pecho, sollozando.

— No creo que haya salido mal ¡Eres una diosa! —digo para luego besar su frente.

— No has estado allí, sus rostros eran muertos, sin vida y sin asombro alguno. ¡Ni siquiera felices! —exclama dejando salir una lagrima.

— Algo andaba mal con ellos, con todos ellos porque tú eres preciosa, amor —acaricio su lacio cabello negro.

— Tal vez sólo eran uno de esos días malos —dice sorbiendo su nariz y arrugándola. Asiento complacido a ver un cambio de humor en su precioso rostro.

— Estoy seguro que eso fue —tomo su rostro para que me vea mis ojos y sonrío—. Eres una mujer hermosa, la más hermosa que he visto. Pero no sólo eres eso, sino también una gran mujer, con un gran corazón que es capaz de cambiar a una bestia —me señalo haciendo una mueca. Sonrío al escuchar una risita proveniente de su hermosa boca.

Es curioso como una simple sonrisa suya hace que mi vida se llene de paz, nunca fui cariñoso mucho menos romántico pero ella formó sentimientos que no vivían en mi, le dio sentido a todo a mi alrededor, hasta a la cosa más insignificante.

— Gracias —susurra con una suave y tierna sonrisa de costado.

— Lo que sea por verte feliz, preciosa —beso su frente y tomo su mano para salir del edificio.

Charlotte sube a su auto y nos guía a mi apartamento. Al llegar, tomo su mano y la giro sobre su lugar hasta ver sus ojos, sus lindos ojos claros. Beso su frente al verla mejor y me encamino a la cocina para preparar algo para comer.

Mi Dulce Destrucción |  Próximamente En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora