Capítulo 59

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Charlotte Woods

Con un suspiro agotado tomo asiento en la cama, junto a mi dormido hijo que anoche durmió junto a mí, y digo durmió porque sólo el logró conciliar el sueño. Fue peor aún cuando Stefan ingresó a la habitación en medio de la noche y simplemente se quedó observándonos, besó la frente de Cameron y muy delicadamente mis labios.

Mi bebé, mi pequeño hombrecito. Suavemente acaricio su mejilla, la forma de su nariz me recuerda a la de su padre, y abraza ese conejo que Stefan ganó para él en unas de nuestras salidas familiares al parque de diversiones.

Familia. Quizás Stefan sólo considera familia a Cameron y yo sólo sobro en esto. Tal vez lo estoy obligando a unirse de por vida a mí, quitándole la posibilidad de conocer otras chicas y entre esas chicas quizás esté su verdadero amor. Sólo sé que bajo presión es que son dichas los verdaderos pensamientos.

Decido comenzar a arreglar el bolso de Cameron. Guardo un par de pañales, repuesto de biberón, loción para su cuerpo, cambio de ropa, su jodido conejo y obviamente, la alfombra de felpa color blanco en la que pasa más tiempo.

—Odio tener que despertarte cariño, pero debemos ir a visitar al abuelo —susurro quitando el edredón de su cuerpo. De a poco se despereza y no puedo evitar sonreír al ver su puchero formarse. Antes de que comience la sinfonía de llanto, lo tomo en brazos y meto un pezón dentro de su boca. Sí, mi niño tiene hambre.

No puedo evitar pensar en que hubiera pasado si no hubiera quedado embarazada, si no hubiera caído perdidamente enamorada de Stefan, si no lo hubiera conocido. Tal vez aún esté bajo las garras de mi madre y él metido en las peleas ilegales, pero en ese entonces no le veía sentido a mi vida, hasta que apareció Stefan.

Sacudo la cabeza ceñuda, no importa lo que haya pasado porque es gracias a eso que tengo a mi bebé en brazos.

Una vez con Cameron bien abrigado, tomo el bolso y salgo de la habitación para dirigirme a paso rápido hacia la salida. Pero claro que mi suerte no es esa.

— Buenos días —susurra Stefan, desayunando sentado en la isla, simplemente en bóxer. Asiento en saludo, trago saliva y respiro hondo para no caer en tentación. Despejando mi mente, camino hacia la entrada para tomar las llaves de mi auto.

— ¿Dónde van? —toma mi muñeca para evitar que pase por la puerta de la entrada y observa con desdén el bolso que llevo colgado.

—No te sientas presionado al seguirme, tan sólo iré a la casa de mi padre —digo dura, me suelto de su agarre pero vuelve a detenerme, ésta vez tomándome de la cintura.

Acuna el rostro de Cam y besa lentamente su frente, cerrando sus ojos. Luego asiente en mi dirección y se gira para volver a la cocina. Siento mi pecho hundirse y lagrimas acumularse en mis ojos.

El amor hace esto, te hace débil.

— Charlotte —me llama pero no giro simplemente hago un intento de interrogación—. Hay mucha nieve por la autopista, maneja con cuidado.

Sin emitir palabra alguna, salgo de la casa dando un portazo. Rápidamente para evitar que el viento llegue al rostro de mi hijo, lo acomodo en la parte trasera, lo cubro con una manta y dejo su conejo con él. Rodeo el auto y entro para luego encender y salir rápidamente de allí.

(...)

La mañana la pasé con mi padre, quien aun siente mucho la partida de mi madre, cosa que no debería ser. ¡Por Dios, ella no siente nada por nadie! Y aquí está mi padre, triste y rogando su regreso. Que Dios no lo oiga. La única sonrisa que veo en su rostro es cuando ve a sus nietos. Digo nietos porque el hijo de mi hermano y mi mejor amiga, nació hace meses y ya tiene otros meses más. Theo, un lindo niño rubio, que roba sonrisas a su abuelo y a todos a su alrededor.

Cam comenzaba a ponerse histérico y por esa razón decidí volver a casa. El silencio reinaba en esa casa, respondiendo a mi silenciosa pregunta. Stefan no estaba en casa. Nos bañamos juntos, jugamos y chapoteamos en el agua, miramos la tv y ahora estamos jugando frente al espejo.

— ¿Quién es ese pequeño niño bonito? Tú, si eres tú —sonrío cuando una risita sale de su boca.

Beso desesperadamente su mejilla en un intento victorioso de oír de nuevo su risa. Creo que mi vida estaría perdida sin Cameron.

— Quiero pasar un rato con Cameron —me sobresalto al oír esa gruesa voz.

Volteo y lo veo apoyado en el marco de la puerta. Frunzo el ceño confundida y aturdida.

—No sabía que compartíamos tenencia —digo volviendo mi vista a mi hijo, quien se encuentra muy entretenido jugando con mi collar, uno idéntico al que ahora cuelga en su cuello con las iniciales de su padre y la mía. Y en el mío, las iniciales de Stefan y él. Regalo de Stefan.

—No exageres, sólo quiero estar con él —exclama, sin inmutarse por su tono.

— ¿Ahora las cosas serán así? ¿A la mañana lo tienes tú, a la tarde lo tengo yo? Si estorbo sólo dilo —murmuro.

— ¿Por qué eres tan complicada? Sólo quiero llevar a mi hijo a pasear y volver —susurra tomando su cabeza entre sus manos.

— ¿Donde irán? —cuestiono, levantándonos del suelo y caminando para buscar algo bien abrigado para mi bebé.

— Saldremos pero estaremos dentro de una casa, lo digo por el abrigo —susurra sin moverse del marco de la puerta de nuestra habitación.

—Irán a la casa del abuelo, Cam —susurro besando su mejilla. Lo acuesto y lo visto con un pantalón hermético.

— No iremos a la casa de mi abuelo —interrumpe.

— Oh... ya que vas a la casa de Alek, trae las botas de Cam de seguro las dejé en...

— Tampoco iremos ahí —me interrumpe sin dejar de observarme, frunzo el ceño y lo enfrento.

— ¿Donde lo llevarás? —cuestiono porque me importa más la ubicación de mi hijo que la de él ¿no?

—Sólo dámelo, Charlotte —suspira frustrado.

— ¿Dónde estará Cameron? —pregunto ésta vez, enojada.

— Iremos a la casa de... una amiga —dice soltando un suspiro de derrota.

Creo que un buen puñetazo en la mandíbula dolería menos de lo que duele mi corazón en éste momento, se aprieta y hasta siento el aire fallar. Asiento lentamente y termino de poner las botas en los pies de Cam, para protegerlo del frío. Meto unos pañales, biberón con leche en el bolso negro que compramos exclusivamente para que lo use Stefan cuando lo tenga a Cam con él.

— Antes de media noche lo quiero conmigo —ordeno sin mirarlo.

Beso suavemente la mejilla de Cam, su frente y por ultimo sus manos.

— Mamá te ama —susurro. 

Me incorporo y salgo de la habitación, dejando a Cameron en la cama y a Stefan a su lado, besando sus mejillas.

No me gusta cómo se están poniendo las cosas.

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Les saluda, Sunshine.

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