Andrea llego a su casa con una gran sonrisa, tenia el corazón acelerado y las emociones simplemente no desaparecían, nunca se iba a arrepentir de lo que hizo, pero estaba segura que no llegar a su casa toda la noche y parte del siguiente día iba a traer problemas, así que antes de entrar a su casa suspiro y abrió la puerta encontrándose sus padres y su hermana en la sala.
Andrea: Buenas tardes...
Ignacio: Si, buenas tardes! Porque no llegaste en toda la noche y todavía no avisas.-pregunto enojado y ella comenzó a reír.-No te burles de mi Andrea.
Andrea: Ay ya...cuenta hasta diez papá, lo que pasa es que Samuel tenia mucho trabajo y lo fui a ayudar.
Cayetana: ¿Y que sabes tu de construcción?
Andrea: Obvio nada, pero no soy tan idiota mamá el me enseño algunas cosas y bueno, nos pusimos a trabajar. Se lo que están pensando, pero relájense que nada malo paso. Nos acostamos, hicimos nuestras oraciones y tantan.
Nuria: ¿Enserio? Pero que santos.-dijo riendo y Andrea se acerco a ellos.-Solo les faltaría ir a la iglesia los domingos y confesarse.
Andrea: Ay que buena idea hermanita, gracias.-dijo con ironía.-Aunque tu y Brunito podían hacer lo mismo, irse a confesar por que con los pecados, que tienen capaz entran a la iglesia y se incendia.
Cayetana: Andrea hija, por favor acabas de llegar, no quiero que discutas con tu hermana.
Andrea: Bien, ¿Y que hacen?
Nuria: Estamos viendo algunas cosas, para mi boda, y bueno planeábamos una fiesta de compromiso ¿Qué te parece?-pregunto y Andrea la miro con el ceño fruncido.
Andrea: ¿Qué me parece? Una...buena idea, espero mi invitación he. Ahora si me disculpan, me voy.
Ignacio: Que sea la ultima ves que no avisas Andrea. Aunque seas mayor de edad esta sigue siendo mi casa, y si vives en ella acatas mis ordenes, y no es un hotel para entrar y salir a la hora que se te pegue la gana, en cuento a Samuel, espero que te estés dando a respetar, porque nadie quiere a una mujer fácil.
Andrea: Hmmm quien sabe papito, hay sus excepciones, no te parece Nuria?-pregunto y esta la miro seria.-Algo más? No bueno.-dijo y comenzó a subir.
Se encerró en su cuarto aventándose sobre la cama y comenzó a reír, a pesar de todo, la felicidad que sentía era tan grande que así fuera regañada por su padre miles de veces valía la pena. Saco ropa pretendiendo tomar una ducha y después de eso, bajo para comprar la famosa pastilla. Que Latne le había dicho y se dirigió al pueblo entrando a la primera farmacia que encontró.
Andrea: Hola, buenas tardes, disculpe vengo a comprar una pastillita que no se como se llama, pero sirve para no tener hijos, cuando ya sabes haces el amor, y todo ese rollo, la verdad se me olvido el nombre, pero supongo que usted debe de saber no?-pregunto a la joven que atendía mientras todos la miraban.-Es la famosa píldora del dia después de tener relaciones.
Joven: Oh si, ya se cual dice, permítame.-dijo retirándose.
Andrea: Ay gracias.-dijo y miro a una viejita que esta ahí.-Usted no sabe como se llama? Esta la verdad se me fue, me lo dijo mi amiga, pero puff mi mente no guarda mucha información.-pregunto y la viejita negó.-Bueno, de todas formas que buena onda que ya haya esto no? Así si se te va el avión pues ya vienes y la compras.
Joven: Aquí tiene.
Andrea: Ay gracias.-dijo sonriendo y le pago, para después irse...
Samuel estaba saliendo del baño acabando de salir de la ducha, apenas hacia unas horas que Andrea se había marchado y ya la extrañaba, lo cual le preocupo, porque en que fueran novios, no significaba tener que estar todo el día juntos.