24.-A mano

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Andrea: No no no! Que haces.... ¡¡¡Samuel!!!-grito cuando sintió el agua fría caer a su cabeza.

Samuel: Eso ahí lo tiene señorita esta en mi ducha y los dos solitos.

Andrea: ¡¡Eres un estúpido mira como me dejaste!!-grito quitándose el agua de la cara pero al hacerlo miro hacia abajo abriendo la boca, y los ojos como platos, sintiendo como la respiración se le cortaba "¡¡Oh por Dios!!" pensó sin poder apartar su vista de su entrepierna.-Sa...Samuel estas...súper...desnudo...-susurro sin aliento.

Samuel la miraba con una sonrisa de satisfacción, ver tan nerviosa a Andrea era algo que le causaba mucha gracia, notar su respiración tediosa, sus labios entreabiertos, y sus mejillas ligeramente rojas y causándole una excitación que jamás había tenido al ver que no despegaba su mirada de su entrepierna. De pronto bajo de su cara a su cuerpo, su ropa estaba pegada a el, mientras el agua seguía cayendo, su cabello mojado y cubriendo parte de su cara, sus senos se podían distinguir muy bien, a través de su blusa, y su pantalón se pegaba a un más a su cuerpo, automáticamente llego a él la imagen de ella semidesnuda en el lago.

Andrea sintió como si se le formara un nudo en la garganta, la respiración se le fue al ver a Samuel desnudo, y por más que deseaba apartar la vista, simplemente sus ojos no le obedecían, estaba paralizada y con la boca abierta, y las imágenes de aquel sueño que tuvo en Italia la torturaban de una forma cruel, hasta que sintió que el se acercaba a ella y esta retrocedió topando con pared y mirándolo por fin a los ojos.

Samuel: Que le pasa? Nunca había visto a un hombre desnudo o que?-pregunto arrinconándola y pegándose a ella, haciendo que Andrea soltara un suspiro al sentirlo.

Andrea: Cla..claro que si.-dijo aclarando su garganta mientras sentía que las fuerzas se le iban.

Samuel recorría su cuerpo con una mirada que la hizo estremecer, tenia sus fuertes brazos a cada costado de su cintura, y su cara estaba tan cerca de la suya que sus labios estaban a centímetros de ser tocados.

Samuel: ¿En este momento no es tan valiente ni caprichosa como se porta siempre verdad? Que se siente ser domadita?- pregunto sobre sus labios y mordió ligeramente su labio inferior mirándola a los ojos.

Andrea: A mi nadie me doma rancherito, y menos tu.-susurro mirando sus labios para después pegarlos a los suyos sujetándolo con fuerza del cuello mientras Samuel soltaba un gemido.

Fue un beso apasionado, intenso, como Andrea nunca había besado a nadie, y como estaba segura nadie la había besado a ella, ese gemido de Samuel que se hundió entre sus labios la hizo perder toda conciencia, bajo sus manos de su cuello hacia sus brazos, tocándolos, apretándolos con sus manos, sintiendo lo fuerte que eran, recorrió sus espalda y su pecho, su abdomen y volvió a sus hombros y cara, mientras la lengua de Samuel torturaba de una manera exquisita la suya, haciéndola sacar suspiros y gemidos que quedaban en la boca de él.

Ambos se separaron por falta de aire, pero ella se negaba a terminar con eso, y comenzó a besar su cuello dándole permiso de esa forma para que el comenzara a tocar cada centímetro de su piel, metió las manos debajo de su blusa y se la saco dejándola en sujetador, para después hacerlo a un lado y sin tener oportunidad de mirarlo lo tomo entre sus labios haciendo que Andrea gimiera sobre su pecho, dando pequeñas mordiditas en el. La sensación le pareció tan exquisita que se dijo nunca podría cansarse de la suavidad de la piel de Andrea, cada parte que tocaba, cada parte que besaba, lo hacia como si ella fuera lo más increíble. Ambos estaba entregados y no pensaban en nada más que ponerle fin al deseo que sentían el uno por el otro.

Cayetana: ¿Samuel?-pregunto y ambos se separaron asustados al escuchar la vos de Cayetana, aunque ella estaba a fuera del cuarto.

Andrea: No, por favor me matara si sabe que estoy aquí.-dijo con la respiración agitada.

Samuel: Dígame señora?

Cayetana: No sabes si Andrea vino aquí? Ignacio la mando a buscarte para ver si aceptas cenar con nosotros. Pero ahora no aparece.

Samuel: Si, estuvo aquí, me aviso y le dije que si, pero después se fue y no se a donde.-dijo mientras Andrea comenzaba a acomodarse su sujetador y se ponía su blusa.

Cayetana: Bueno, la seguiré buscando, y me alegra que te quedes a cenar, permiso.-dijo y escucharon como se iba.

Andrea: Si no estoy en el comedor en menos de 20 minutos, mi padre me mata.-dijo y sin decir nada más se fue, rogando porque el no le dijera nada, y así fue, solo la miro salir sin decir nada más.-Dios...! Andrea prohibido entrar a un baño sin permiso, eres una mala persona, muy mala.-susurro tocando sus labios y comenzó a irse subiendo a su cuarto para cambiarse.

Cayetana: Andrea donde estabas metida?-pregunto cuando ella bajaba con su cabello húmedo y ropa cómoda y su mirada se encontró con la de Samuel que ya estaba sentado platicando con Ignacio.

Andrea: Estaba por el lago, después llegue me di un baño, ya tranquila mamá, no es la primera ves que me mandas a algo y no regreso.-dijo sonriendo tomando un poco de jugo.

Samuel: ¿Y que tal la ducha señorita? ¿Le gusto?-pregunto y ella escupió el jugo de naranja comenzando a toser mientras sus padres la miraban confundidos.

Ignacio: Estas bien Andrea? ¿Qué te pasa?

Andrea: Nada, solo que, se me subió el jugo, muy cítrico por cierto he.-dijo y miro a Samuel quien sonreía.-Muy rica, y caliente Samuel, la mejor en mucho tiempo.

Samuel: Me alegro.-dijo mientras Petra comenzaba a servir y comenzaron a comer.

Los dos se miraron en toda la noche, después de lo que había pasado no podían dejar de verse, era como si de pronto tuvieran imanes que les mantenía fija la mirada uno del otro, Samuel estuvo platicando todo el tiempo con Ignacio que le decía cosas sobre la obra, las cuales quería agregar, y Andrea por su parte platicaba con su madre de algunos temas sobre sus amigas.

Samuel: Fue un placer estar aquí con ustedes, gracias por la cena, en verdad estuvo riquísima.-dijo sonriendo y comenzó a despedirse de Ignacio y Cayetana.

Andrea: Bueno, ojala que no se te haga costumbre rancherito, porque solo se invita una ves.-dijo y sintió un pequeño apretón de su mamá.-Bueno, aunque si quieres no hay problema.-susurro sobándose.

Samuel: Bueno, nos vemos, aunque seguro ya no me tendrán muy seguido por aquí, solo vendré una ves por semana para ver como sigue la obra. Aunque cualquier cosa pueden llamarme al celular don Ignacio.-dijo y miro con satisfacción como Andrea quitaba su sonrisa.

Cayetana: Bueno, hasta mañana muchacho.-dijo y Samuel comenzó a caminar hasta su auto mientras los padres de Andrea se metían.

Andrea: Ranchero.-dijo bajando las escaleras de la entrada cuando sus padres se metieron y el volteo dedicándole una sonrisa.

Samuel: ¿Dígame?-pregunto y ella lo beso dejándolo desconcertado pero contento a la ves.

Andrea: Me debías dos besos, uno te lo cobre en aquel baño, con este ya estamos a mano.-susurro sobre los labios de Samuel y sonrió alejándose.-Que tengas una hermosa noche rancherito...

INDIFERENTESWhere stories live. Discover now