12.-Reencuentro

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Al mirarse los dos se reconocieron, a pesar del tiempo, ambos estaban cambiados es cierto, a decir verdad 7 años habían sido muy pocos sin embargo, ambos habían cambiado demasiado, para Andrea, Samuel ya no era aquel joven mal-encarado que tanto le gustaba molestar, ese niño que un día había llegado a la hacienda pidiendo trabajo y comida, ahora vestía con más elegancia, su ropa se notaba era mucho mejor a la que usaba siempre, y esa mirada tan dulce y profunda con la cual la miraba hacia que el corazón de ella latiera con fuerza desenfrenada.

Samuel por su parte no podía creer que Andrea estuviera ahí, para él había pasado casi una eternidad desde que ella se fue, tanto que por ocasiones llego a extrañar su presencia, y ahora que la tenia frente a él, no podía dejar de verla, a pesar de que estaba sentada, podía notar que seguía igual de esbelta que antes, tenia la piel frágil, la cual delataban sus mejillas, que comenzaban a tornarse de rojo por el fuerte sol que había, sus labios delgados y entreabiertos y su mirada, que no se despegaba de la suya.

Samuel: Señorita Andrea, que sorpresa tenerla de vuelta en este lugar.-dijo rompiendo con él encanto de ambos aunque su mirada la seguía recorriendo discretamente por su cuerpo.

Andrea: Vaya veo que no he cambiado mucho, pero así es.-dijo sonriendo mientras se levantaba con su zapatilla en la mano.-Como veras, llego tu tormento rancherito, ¿Qué quieres que te diga? Así es la vida de injusta.

Samuel: Tiene problemas para regresar a la hacienda?-pregunto mirando su zapato.

Andrea: No, todo bajo control, así que sigue tu camino que si no llegas a tiempo mi padre te puede despedir.-dijo y él comenzó a reír, quiso decirle que el ya no trabajaba para su padre y que solo lo ayudaba en algunos asuntos del rancho, pero lo dejó pasar.

Samuel: Si gusta la puedo ayudar, la puedo llevar a la hacienda, de todas forma voy para allá y...

Andrea: Tu?! Ayudarme, no gracias, además no necesito tu ayuda, yo puedo sola.-dijo sujetando su maleta.

Samuel: Haber señorita, ¿Tiene idea de cuanto falta para que llegue a su casa? no esta ni a principios de camino. Así que no sea soberbia y vamos, suba a la camioneta.

Andrea: Ya te dije que no! Y un no para mi, es un NO, así que deja de insistir, que me voy yo sola además quiero conocer el lugar, caminar por la linda tierra, y ya sabes.-dijo pero el la sujeto del brazo haciendo que un cosquilleo recorriera el brazo de Andrea.

Samuel: No sea soberbia! Ya le dije que la hacienda queda muy lejos, sus pies van a quedar destrozados deje de ser tan niñita malcriada y suba a la camioneta!-grito desesperado.

Andrea: No!

Samuel: Si!

Andrea: Que no! Dejame en paz!

Samuel: Mire señorita soberbia, hace mucho que no vive aquí, los lugares han cambiado y si la dejo sola se va a perder, y este lugar tampoco es seguro, ahora tiene de dos, subirse a la camioneta y dejar que yo la lleve hasta la hacienda lo más rápido posible para que ninguno de los dos nos lleguemos a matar, o irse a pie por el largo camino, sola, cargando una gran maleta y no dejarme más remedio que seguirla a paso lento en la camioneta.-dijo abrió la puerta invitándola a pasar, pero Andrea agarro su maleta y comenzó a caminar poniéndose de nuevo la zapatilla rota.

Andrea: Nos vemos ranchero.-dijo y sonrió al ver como el cerraba con fuerza la puerta.

Samuel: Porque todo con usted tiene que ser complicado?!-le grito pero ella no contesto.-Maldición, debería dejar que se vaya sola, haber si es cierto que es tan machita como aparenta, pero no, no puedes dejarla sola, si le pasa algo nunca te lo perdonarías.-susurro metiéndose a la camioneta y comenzando a manejar al paso de ella.

Andrea: Antes muerta que llegar al pueblo y deberle un favor al rancherito, este eso es lo único que te falta Andrea deberle algo a este bruto con apariencia de caballero, y tu...tu zapatilla chafa, a buena hora te viniste a desconchinflar por tu culpa tengo que irme cojeando, como si no me dolieran ya los pies.-dijo mientras caminaba y miro como Samuel se aproxima desde su derecha manejando la camioneta.

Samuel: De verdad se ira caminando?

Andrea: Ya te dije que si ranchero porque no conduces más rápido y te pierdes!! Me harías un gran favor.

Samuel: Lo se, por eso no lo hago.-dijo sonriendo y ella deseo enseñarle la lengua, pero se contuvo respirando profundamente. Desde cuando el ranchero era tan feliz?

2 horas después...

"Dios ya no aguanto, los tacones me están matando, la maleta de verdad esta pasada y el sol me esta quemando, tal ves deba de aceptar la propuesta del ranchero, pero si lo hago le daré la satisfacción de verme perder y no, no creo que falte mucho " pensó mientras caminaba.

"Vaya que si es orgullosa, esa mujercita esta loca, luego se ve que no puede más, pero con tal de no subir sigue caminando" pensó mientras la miraba divertido y soltó una risita sin poderse contener, "Ay Andrea y pensar que aun te faltan tres kilómetros..."

Samuel: Y dígame señorita Andrea, quiere descansar un rato?

"Si! Si por favor, ya no aguanto, quiero agua y descansar, parece que estoy en el desierto"

Andrea: No, aunque si ya te aburrió perseguirme ranchero, te puedes largar, ya te dije que no me voy a subir.

Samuel: Bueno, pues sigamos, yo voy muy cómodo sabe, y ahora conozco y veo cosas que en otra ocasión por venir rápido no he podido.-dijo y ella rodo los ojos.

Andrea: Que bueno que te diviertes rancherito, me da gusto.-dijo notoriamente enojada. Y siguieron caminando, hasta que por fin el alma regreso al cuerpo de Andrea cuando vio la hacienda, por Dios casi quiso llorar de la emoción! Pero vio a Samuel y se contuvo.

Samuel: Bueno ahora si, le presento a su hacienda.-dijo saliendo de la camioneta. Mientras Petra salía junto a Ignacio y Cayetana.

Cayetana: Mi niña!-grito corriendo hacia ella y la abrazo.

Andrea: Mami...

Ignacio: Que bueno que estas aquí mi pequeña, te extrañábamos mucho aunque aun no sabemos la razón de tu regreso, me lo puedes explicar?-pregunto abrazándola.

Andrea: Si, si, luego papá. Y tu Petra, no hay abrazo para tu niña? O ya no lo soy?-dijo haciendo un puchero y Petra la abrazo con fuerza.

Cayetana: Ay pero Andrea porque estas así? Llegaste toda sudorosa y sucia, mira como están tus zapatillas ¿Qué te paso?-pregunto y Samuel la miro sonriendo.

Andrea: Luego te cuento mamá, ahora quiero ir a tomarme un baño y asearme un poco.

Ignacio: Y a Samuel no vas a saludar? No seas descortés hija.

Andrea: Adiós...Samuel-dijo llamándolo por primera ves por su nombre y Samuel asintió.

Samuel: Buenas noches señorita. Ahora señor Ignacio, podemos hablar? Tengo que enseñarle algunos planos.-dijo y Andrea lo miro interesada "Ósea que ya eres arquitecto..."

Ignacio: Claro, vamos, bueno entremos todos.-dijo y Andrea asintió mientras llevaban su maleta a su habitación.

Cayetana: De paso, si quieres Samuel, te puedes quedar a cenar, justo es hora.-dijo y Andrea lo miro esbozando una ligera sonrisa.

Samuel: Gracias señora, pero no.-dijo mirando a Andrea y la sonrisa que ella tenia se desvaneció.-Tengo otro compromiso. "Claro, seguro tienes novia rancherito, muy impresionante si no la tuvieras" pensó algo desanimada.

Andrea: Bueno, me voy, adiós familia, rancherito...-dijo y subió a toda prisa a su habitación.-Woo rancherito, estas mas guapo que nunca.-susurro recargándose en la puerta mientras sonreía.

Ignacio: Vamos Samuel?-pregunto mientras este miraba como subía Andrea.

Samuel: Si vamos.-dijo sonriendo "Sigue igual de malcriada, pero más hermosa que nunca." pensó mientras entraba al despacho...

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