2.-Fuera de control

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Andrea abrió las cortinas de par en par, mirando el brillante sol que hacia que su cuarto se iluminara y sintiendo como el aire le hacia volar su cabello, era mágico sentir algo así, a ella le encantaba la naturaleza, excluyendo a los animales del campo, claro estaba, una cosa que odiaba era el olor a animales, por ejemplo las gallinas, o cerdos, vacas...ese tipo de animales le daba asco.

Comenzó a vestirse y arreglarse para salir y al pasar por el comedor pensó en saludar primero a sus padres y a su hermana quien ya se encontraban comiendo y platicando de lo feliz, cosa que a ella le desagrado, pero y que se le iba hacer.

Andrea: Buenos días, extrañándome?-dijo entrando al comedor y su padre sonrió.

Ignacio: Mi princesa, claro, vas a desayunar?-pregunto levantándose y la abrazo.

Andrea: No padre, solo comeré un pan tostado y un poco de jugo.-dijo y mordió el pan para después beber su jugo.-Bueno familia adiós, se les va la felicidad.

Cayetana: Cuídate Andrea, y pórtate bien por favor. Y llega temprano para que salgamos a buena hora.

Andrea: Yo siempre mami!! Muy bien aquí estaré...-dijo y comenzó a caminar.-A quien le interesa ir de dia de campo...

Salió de la hacienda hacia las caballerizas para ir por uno de los caballos y ponerse a entrenar, aunque se iba de la hacienda casi 10 años, le fascinaba estar en competencias de equitación y por ello mismo quería montar todo lo que se pudiera para cuando llegara a Italia buscar alguna escuela y mejorar, para cuando volviera se pudiera meter a un concurso y esta ves ganar.

Samuel: ¡Señorita! Ese caballo no se puede llevar.-dijo detrás de ella y esta rodo los ojos esbozando una sonrisa y se volteo.

Andrea: Buenos días señorito, ¿Por qué lo eres o ya no?.-pregunto y él apretó la mandíbula.

Samuel: Eso es algo que a usted no le importa.-dijo y ella comenzó a reír.

Andrea: Muy bien, entonces dime ¿Por qué no me lo puedo llevar?

Samuel: Porque ese caballo esta en observación, si se da cuenta tiene una pata lastimada y no voy a correr el riesgo de que le pase algo.-dijo agachándose y mostrando el vendaje.

Andrea: Aaaay ¿te preocupas por mi rancherito?-pregunto sonriendo y él se ruborizo haciendo que ella se echara a reír.-Porque tanta pena samu?

Samuel: Mi nombre es Samuel Gallardo señorita, no es ni rancherito, ni samu, por favor respéteme y si me preocupo por usted es porque si le pasa algo me despiden.-dijo serio provocando que ella agrandara su sonrisa, eso era algo que a él le molestaba su sonrisa, siempre esa misma sonrisa que parecía burlarse de él.

Andrea: Muy bien Samuel Gallardo, entonces que caballo me recomienda usted.

Samuel: Tampoco se burle señorita.

Andrea: Ay, bueno, Samuel entonces dame un caballo y te dejo en paz.

Samuel: Para que quiere un caballo?-pregunto y ella comenzó a reír.

Andrea: Pues pensaba tener una cita romántica con el.-dijo riendo.-Ay Samuel que pregunta pues obvio para montarlo rancherito. Por favor ya no me hagas reír y ensíllame un caballo.

Samuel: Muy bien.-dijo serio y comenzó a ensillarle uno, ella se quedo mirando un conejito que había salido de uno de los establos y lo tomo entre sus brazos, llamando la atención de Samuel, quien miro impresionado la forma en la que ella lo acariciaba y le sonreía.-Señorita, ya esta.

Andrea: Muy bien.-dijo volviendo a poner al animal en el suelo y después se monto comenzando a cabalgar y dejando a Samuel solo mientras este la miraba.

INDIFERENTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora