Mi Dulce Destrucción | Próximamente En Físico

Capítulo 60

Justo cuando me decido a poner en primera para salir del lugar, veo a un Stefan sin camiseta salir por la puerta y correr en mi dirección, pero soy más rápida y acelero escuchando sus llamados.

— ¡Charlotte!

Lagrimas corren por mis mejillas, trato de contener los sollozos para no alertar a mi bebé pero él es tan susceptible que comienza a llorar fuertemente. Aprovecho el semáforo en rojo para llevar mi mano hacia atrás y tratar de tomar el oso que se había caído, lo alcanzo y lo llevo a su regazo donde trato de llamar su atención.

— Aquí Cam, por favor colabora con mamá —pido entre pequeño sollozos.

Veo el semáforo ponerse en verde, me enderezo y vuelvo a manejar.

Cuando de repente siento un duro impacto justo de mi lado, un grito sale del fondo de mi garganta, siento un fuerte dolor en mi pierna izquierda. Lo que sea que nos chocó sigue arrastrándonos, en un minuto de lucidez, intento estirar mis brazos para tratar de impedir cualquier clase de impacto a Cameron. Pero recuerdo que los seguros de las ventanas estaban puesto en la parte trasero pero en los míos, no. Mis ojos ya no luchan por mantenerse abiertos y de fondo sólo logro oír el llanto desesperado de mi bebé. Mi pequeño hombre.

Stefan Wells

No, no, no. Debo seguir a Charlotte, debo impedir que se vayan.

El poco grado de alcohol que tenía en mi sistema desapareció al ver el armario de mi hijo y de Charlotte vacío. De la forma más rápida que puedo cierro la llave de la bañera, tomo la misma camisa que llevaba anoche y... ¿Qué es esto? Sin importarme nada, dejo la camisa donde estaba, corro por la casa hasta salir de ésta y entrar al auto. Mi teléfono suena pero no atiendo, no hay nada que me importe menos ahora que eso, de seguro es la organizadora de eventos.

De un momento a otro, la radio se enciende haciendo interferencia con la llamada entrante y la voz de Leah suena por toda la camioneta. Únicamente ella y Charlotte tenían acceso directo a l interferencia.

— ¡Stefan, debes ir al hospital Saint Paul! —un suspiro ahogado sale, preocupándome y poniéndome alerta—. Charlotte y Cam sufrieron un accidente y...

¿Qué? Dios no.

La llamada paso a segundo lugar en el momento en el que piso el acelerador, paso todos los semáforos en rojos, importándome nada. Veo un cartel con la información del hospital a pocos kilómetros, acelero más y más ignorando los claxon. Al llegar, estaciono en el primer lugar que veo libre, no me importa cómo lo he dejado. Corro por los pasillos, importándome poco que estoy sin camisa y que parezco un loco. Lo único importante es mi familia.

— ¡Tú! —escucho el grito de Alek. Me giro y lo primero que siento es el golpe en mi pómulo.

Sí, me lo merecía.

— ¿Donde están? —cuestiono con dolor.

— ¡Vienes desalineado y alcoholizado! ¡Juro que si algo llega a pasarles, te mataré Wells! —grita hecho una furia.

Quiero decirle que no es necesario que intente hacerlo, si algo les pasa yo mismo me mataré.

— ¡Ya Alek! —el padre lo toma del cuello, alejándolo de mi.

— Atención, Doctor Francise por favor presentarse en terapia intensiva. Choque fatal con un menor herido —suena por los parlantes, poniéndome histérico.

— ¡¿Donde están?! —grito y no me importa a quien asusto. — ¡Mi familia! —grito, fallando en ahogar el llanto.

Alek me toma del cuello por atrás para evitar que corra tras el doctor que fue llamado. Golpeo su estomago con mi codo logrando así zafarme de su agarre pero cuando estaba por comenzar a correr un seguridad mucho más grande que Alek me toma de la cintura. Peleo para salir de sus brazos pero en eso siento un leve pero molesto pinchazo en mi cuello, debilitándome poco a poco.

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