Capítulo 21

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Stefan Wells

Aturdido y sorprendido. Son solo dos de los múltiples sentimientos que abarcan mi cuerpo entero y lo expresan mi rostro inmóvil por el sorpresivo ataque.

Mis ojos en forma de plato no dejan de ver la silueta que se encuentra bailando naturalmente, como si nuestro primer beso nunca pasó y frente a miles de fanáticas locas y ¡oh! las millones de personas que observaron eso vía internet y televisión por cable.

— ¿Qué fue eso, amigo? —cuestiona sorprendido mi mejor amigo.

— Tu hermana me... —me callo de repente sin tener respuesta exacta del por qué.

— Te besó frente a millones de espectadores —su voz no mostraba otra cosa que no sea sorpresa y una pizca de alegría.

Simplemente me limito a asentir en respuesta, sin dejar de ver a la pelinegra que ocupa mi mente día y noche, bailar hasta terminar su trabajo de telonera. Mi mente repasa ese beso y mi cuerpo reacciona ante el pensamiento. La pregunta seria ¿por qué lo hizo? ¿Es que acaso no le advertí que estar conmigo no es para nada seguro? ¿Qué pasa por la cabeza de esa niñata? No me hago cargo de los problemas que traerá ese beso en el futuro.

Paso mis manos por mi rostro en señal de frustración junto con un suspiro. Alek me observa confundido.

— ¿Qué pasa, hermano? —niego con la cabeza y levanto la vista para ver a los bailarines pasar por nuestro lado, jadeantes.

Mis nervios aumentan al ver a Charlotte despedirse animadamente del público que grita su nombre mientras ella sonríe sin dejar de agitar su mano. Es en ese momento que creo que voy a morir de taquicardia, cuando se gira y comienza a caminar sonriente sin quitar sus ojos de los míos. Y mi corazón vuelve a la normalidad cuando veo que sigue de largo por mi lado, pero vuelve a latir con fuerza cuando gira su rostro.

— Te veo en el camerino en cinco —dice viéndome sobre su hombro. Asiento y cuando se gira para seguir su camino, suelto todo el aire que contenía. ¿Pero qué me pasa? Parezco una nena enamorada.

Las carcajadas de Alek a mi lado me sacan de mis pensamientos. Giro ceñudo a enfrentarlo.

— Mi hermanita te tiene aquí —dice haciendo una seña a la palma de su mano, sin dejar de reír.

Golpeo su cabeza haciendo que comience a toser escandalosamente. Una risa burlona sale del fondo de mi garganta. Me giro y camino firme saliendo de entre los productores y bailarines, para ver a esa mujer que altera mi mente.

Ignoro las miradas furtivas de las mujeres, manteniendo mi semblante serio. Son pocas las personas que logran ver una sonrisa en mi rostro, al menos una real pero con Charlotte últimamente, ya nada es igual en mí.

Antes de poder golpear la puerta, ésta se abre y salen dos mujeres con prendas de ropa en sus brazos. Ambas me dan unas miradas provocativas pero las ignoro. Mantengo la puerta abierta y al entrar veo la esbelta figura de Charlotte, que luce extremadamente provocativa y me confunde aún más cuando comprendo que no es intencional.

Antes de poder ordenar mis pensamientos, voltea y me ve sorprendida.

— Stef, no sé lo que me pasó simplemente recuerdo que la canción me recordaba a ti y en un impulso yo... —la callé.

La callé de la mejor forma posible. Ambas manos toman su rostro para sujetarla, siento su ceño fruncirse y un suspiro que choca justo en mi mejilla. Sus manos, tímidamente, van a mi cintura para luego ir subiendo lentamente hasta quedar en la cima de mi pecho. Mis manos bajan acariciando suavemente su cuello, sus hombros, sus brazos, sus manos vuelvo y me dirijo más al sur deteniéndome en su cintura para acercarla a mí. Sus dedos se entrelazan en mi cuello, acariciando mi cabello. Son leves e inocentes toques de labios.

Mi Dulce Destrucción |  Próximamente En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora