Capítulo 20

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N/A: lamento muchísimo haber estado tan ausente con las actualizaciones. Disfruten la lectura.


— La la la la —tarareo una escala dentro de mí camerino, mientras veo por el espejo a dos mujeres de producción arreglar mi cabello y maquillaje.

Luego de correr hasta el Jeep y comenzar otra carrera por la carretera hasta llegar al lugar donde será el show, luego de esquivar no tan exitosamente a las fanáticas que ya estaban esperando para el show y luego de enfrentar la furia de mi hermano, el productor y el director; me encuentro milagrosamente en el camerino empezando ya, la producción.

La confesión de Stefan se mantiene rondando en mi mente e incluso me mantiene expectante. Sé que ahí no termina su historia pero es hasta donde él quiere contar y no lo voy a presionar. También sé bien que espera que yo me confiese pero no creo poder hacerlo, al menos no por ahora.

— Entrega para Charlotte Woods —anuncia una voz masculina detrás de la puerta.

—Ve, ya estás lista —ambas me sonríen. Les devuelvo la sonrisa y me levanto fugazmente para después abrir la puerta y encontrarme con un regordete hombre con un ramo de rosas rojas.

Firmo la entrega y con una sonrisa entro nuevamente, pero unos golpes me hacen volver a abrir la puerta para ésta vez encontrarme con unos globos de todos los colores y una caja en forma de corazón siendo sostenidos por un mano tatuada. Sonrío al correr al costado el brazo y veo la exagerada sonrisa de Stefan.

— ¡Gracias! —exclamo feliz. Salto a sus brazos sin importarme si caemos.

—Vaya, tranquila que no quieres que los saludos de rómpete una pierna se hagan realidad —me abraza riendo. Cierro los ojos en un impulso de querer disfrutar más de su abrazo y sus manos acariciando mi espalda.

— Con las rosas bastaron —le sonrío divertida pero mi sonrisa se borra de a poco al ver que su semblante se volvió totalmente duro.

— ¿De qué rosas hablas? —masculla entre dientes, manteniendo aún sus brazos en mi cintura.

— ¿Es que acaso no son de tu parte? —cuestiono confundida volviendo a ver las rosas en mis manos.

— Soy bastante respetuoso para no enviarte rosas rojas ¿Sabes que significan? Deseo —dice entre dientes.

— Lo siento, yo creí que... —me callo al no tener nada coherente que decir.

—Tranquila. Me tomó por sorpresa, eso es todo —dice acariciando suavemente mi mejilla con su pulgar.

—De todas maneras me gustaron mucho más los globos —sonrío como niña pequeña a quitárselo de las manos, el me observa divertido—. ¿Y esto? ¿Es que acaso planeas engordarme y mantenerme cautiva en tu departamento? —cuestiono divertida, mostrando los chocolates.

— Suena bien, me gusta, lo pensaré —dice serio. Luego sonríe y se inclina hasta dejar un beso en mi frente.

— Ésto es especial Stef, gracias —agradezco con una sonrisa sincera.

— Lo que sea para ti, dulce princesa.

Sonrío y acerco mi rostro al suyo sin quitar el contacto visual, nuestras narices casi llegan a rozarse, sus manos van directo a mi cintura para intentar acercarnos más.

— Quiero besarte —susurra a solo un centímetro de mis labios.

Pero como la vida es tan injusta conmigo.

¡Me encantaría tener a todos los divos y divas en mi oficina, ahora! —anuncia el director por los parlantes, en un grito desesperado.

Mi Dulce Destrucción |  Próximamente En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora