Capítulo 17

146K 7.8K 300
                                    

Dos semanas.

Dos largas y exasperantes semanas pasaron desde esa escapada con Stefan. Dos semanas en las que prácticamente decidió desaparecer sin siquiera dar señal alguna.

No tenía algún medio por el cual saber de él sin llamar la atención de nuestros allegados, tampoco quise levantar sospecha al saber que todos intuían que se sentía la vibra entre los dos.

Todo me llevó a pensar que ese imprevisto ataque que vivimos, tiene mucho que ver con esto. Si conozco a un hombre con cambios bruscos de humor, ese es Stefan, sin duda alguna.

Stefan es una persona insondable.

Las dudas de no saber nada de él, se suman a mis nervios por la presentación y la ira por los ensayos, por los pasos fallidos o notas sucias de mi voz. Pero aún más importante es que mi madre no me contactó para otros de sus raros encuentros y eso me tiene alerta. El estrés que está pasando, tanto mi cuerpo como mi mente, preocupa.

Tal es así que mi suerte continua y nos lleva a donde estoy parada en éste momento, en la sala de espera del aeropuerto. ¿Cuál es el problema? Tengo pánico a los aviones, miedo absoluto, los odio, el problema no es la altura, claro que no. El problema es el avión. O eso creo.

— ¿Char, quieres comprar una de esas revistas que les gusta a ustedes las mujeres para leer en el avión? —pregunta mi hermano tomando asiento a mi lado.

Cada integrante del equipo tenía posibilidad de llevar a un acompañante al viaje para el show, el mío es sin duda mi hermano.

— No, gracias Alek —niego lentamente con la cabeza. Estoy cansada, mi cuerpo entero y mi mente piden un descanso.

Me levanto del duro asiento y comienzo a pasear de un lado a otro por el pasillo de la sala de espera privada, veo de reojo como algunos bailarines van llegando. Como el avión es de alguna empresa privada que mi madre ha contratado, no teníamos horario exacto simplemente sabíamos que sería en algún momento de la mañana. Lo pienso mejor y vuelvo a tomar asiento, mis músculos me están matando.

— Ya no estés nerviosa, pequeña —mi hermano me abraza y apoya su mentón en mi cabeza.

— No puedo evitarlo, aún no sé porque me aterran los aviones —susurro en respuesta. Cuando estaba aún en secundaria, mi profesora de psicología llegó a decir que podía legar a padecer aerofobia, hoy no sopeso la posibilidad.

— Sólo piensa que éstas son unas pequeñas vacaciones de la bruja —dice divertido provocando que ría contra su pecho.

— La pasaremos bien —respondo para convencerme a mi misma mientras escucho los latidos de su corazón, algo que siempre me tranquilizó.

— ¡Eh tío! —exclama mi hermano, incorporándose de su asiento y dejándome tirada.

Volteo levemente mi cabeza para ver a quien va dirigido el saludo. Resoplo cuando veo a mi mejor amiga rubia caminando tranquilamente con la vista en su celular, junto a su tío. No puedo evitar que un suspiro salga de mis labios al ver a Stefan de negro, se ve tan bien de negro. Al llegar a nuestro lado, deja su semblante serio de lado y nos sonríe, o al menos a mi hermano. Ruedo los ojos y camino hacia mí amiga lo más rápido que mis botas marrones de tacón me permiten.

— ¿Stefan? —cuestiono ceñuda.

— No, soy Leah —pone los ojos en blanco. Cuando ve que no bromeo, suspira derrotada–. No tenía otra opción ¿de acuerdo? Era él o mi perro.

— Hubieras traído a Wally —digo entre dientes, refiriéndome a su mascota.

— También tenía a Alek de opción, pero sabía que tu lo traerías —me guiña el ojo.

Mi Dulce Destrucción |  Próximamente En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora