El pequeño humano en mis manos grita respondiendo al pequeño golpe en su trasero, el hombre lloró al igual que la chica que sostiene a la mujer cansada.
-Felicidades, es niña-le digo sosteniéndola con una mano para cortar el cordón-una niña nacida el diez de diciembre-susurro esto.
-Gracias...-la mujer susurro agotada.
En el pequeño caso lleno de agua limpia sumergí a la bebé, limpié su cuerpo y la envolví en la sabana que estaba al lado, por fin entregué a la nueva hija a la madre.
Ella la sostuvo en su pecho y me quede de pie frente a los cuatro, sigo temblando, mi piel sigue erizada al igual que algo en mi quiere gritar, saltar o simplemente sonreír, luego vi mis manos llenas de sangre.
-¿Recuerdas cuando papá te llevo al partido de béisbol?-me pregunta mi mamá mientras camina frente a mi.
-¿Quieres decir cuando me llevo solo para conocer a su nueva novia?-le pregunto.
Ella apretó sus labios frunciendo un poco sus cejas-tu padre pudo haber tenido muchas mujeres-me dice volteando hacia mi-pero te aseguro que tu eras la más importante de todas-me sonríe de la forma más dulce y hermosa que antes haya visto.
-¿Quieres pasarme esa lata de tomate?-ella me pregunta deteniéndose mientras levanta la lista del súper. Detuve el carrito y me agaché pues la lata estaba hasta abajo en el estante, se la entregué-vamos, aún nos faltan los jabones-murmura mientras subí al carrito, toma la punta del carrito para empujar detrás de ella.
Cuando entramos al pasillo de limpieza un hombre estaba viendo un detergente o algo así, mi mamá se detuvo hasta llegar al jabón de manos-¿y si llevamos de manzana esta vez?-le pregunto.
Ella tomó la botella del jabón de manzana-el de manzana llevaremos-susurra dejándolo dentro del carrito.
-...si usamos este nadie sospechara, es cien por ciento efectivo-un hombre dice frente al estante lleno de botellas de cloro.
-¿Por qué no solo lo quemamos?-el otro hombre le pregunta.
-Cariño-mi mamá se para frente al carrito impidiéndome seguir viéndolos-vamos por algo de helado ¿te parece?-me pregunta guiando otra vez el carrito.
Cuando íbamos a salir del pasillo se escuchó un sonido demasiado fuerte, tanto que solo escuche un pitido después. Voltee hacia atrás descubriendo a un hombre en el suelo junto a un charco rojo que se expandía más hasta llegar a mis pies ensuciando mis tenis, me agaché y toqué ese líquido raro, iba acercarme a él pero alguien me levantó llevándome hacia otro pasillo.
Era mi mamá, tomo mi rostro con sus manos y me dijo algo que no alcancé a escuchar por el pitido pero tenía los ojos rojos luego vi mis manos llenas de sangre.
-¡Doctora!-el hombre me sacudió.
Vi a mi alrededor, el cuarto iluminado, me quite los guantes y guarde todas mis cosas-tengo que irme-le digo colgando la mochila en mi espalda.
-¿Qué podemos darle?-me pregunta.
-A la bebé solo leche, si puede amantarla es lo más sano en estos tiempos-le digo algo hombre antes de acercarme a la madre-cuídela-susurro.
Ella asintió mientras acaricia suavemente la cabeza de la bebé.
-Le debo mi vida doctora-el hombre me dice guiándome hacia la salida del departamento a oscuras-si necesita algo búsqueme-me dice estirando su mano, la estreche sintiendo esos rasposos dedos.
Salí de ese edificio luego regrese a las calles principales y traté de que esta vez no me siguieran o intentaran hablar conmigo alguien, entre a mi departamento y lo primero que vi fue esa mochila roja.
YOU ARE READING
World Blurry
FantasyAndy Evans ve el mundo diferente desde la muerte de su madre, intenta mantenerse cuerda solo por su trabajo pues le da un poco de esperanza a los sobrevivientes. En un viaje alguien la lanzó de un tercer piso cambiando su metódica vida en medio del...