Capítulo 6

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El pequeño humano en mis manos grita respondiendo al pequeño golpe en su trasero, el hombre lloró al igual que la chica que sostiene a la mujer cansada.

-Felicidades, es niña-le digo sosteniéndola con una mano para cortar el cordón-una niña nacida el diez de diciembre-susurro esto.

-Gracias...-la mujer susurro agotada.

En el pequeño caso lleno de agua limpia sumergí a la bebé, limpié su cuerpo y la envolví en la sabana que estaba al lado, por fin entregué a la nueva hija a la madre.

Ella la sostuvo en su pecho y me quede de pie frente a los cuatro, sigo temblando, mi piel sigue erizada al igual que algo en mi quiere gritar, saltar o simplemente sonreír, luego vi mis manos llenas de sangre.

-¿Recuerdas cuando papá te llevo al partido de béisbol?-me pregunta mi mamá mientras camina frente a mi.

-¿Quieres decir cuando me llevo solo para conocer a su nueva novia?-le pregunto.

Ella apretó sus labios frunciendo un poco sus cejas-tu padre pudo haber tenido muchas mujeres-me dice volteando hacia mi-pero te aseguro que tu eras la más importante de todas-me sonríe de la forma más dulce y hermosa que antes haya visto.

-¿Quieres pasarme esa lata de tomate?-ella me pregunta deteniéndose mientras levanta la lista del súper. Detuve el carrito y me agaché pues la lata estaba hasta abajo en el estante, se la entregué-vamos, aún nos faltan los jabones-murmura mientras subí al carrito, toma la punta del carrito para empujar detrás de ella.

Cuando entramos al pasillo de limpieza un hombre estaba viendo un detergente o algo así, mi mamá se detuvo hasta llegar al jabón de manos-¿y si llevamos de manzana esta vez?-le pregunto.

Ella tomó la botella del jabón de manzana-el de manzana llevaremos-susurra dejándolo dentro del carrito.

-...si usamos este nadie sospechara, es cien por ciento efectivo-un hombre dice frente al estante lleno de botellas de cloro.

-¿Por qué no solo lo quemamos?-el otro hombre le pregunta.

-Cariño-mi mamá se para frente al carrito impidiéndome seguir viéndolos-vamos por algo de helado ¿te parece?-me pregunta guiando otra vez el carrito.

Cuando íbamos a salir del pasillo se escuchó un sonido demasiado fuerte, tanto que solo escuche un pitido después. Voltee hacia atrás descubriendo a un hombre en el suelo junto a un charco rojo que se expandía más hasta llegar a mis pies ensuciando mis tenis, me agaché y toqué ese líquido raro, iba acercarme a él pero alguien me levantó llevándome hacia otro pasillo.

Era mi mamá, tomo mi rostro con sus manos y me dijo algo que no alcancé a escuchar por el pitido pero tenía los ojos rojos luego vi mis manos llenas de sangre.

-¡Doctora!-el hombre me sacudió.

Vi a mi alrededor, el cuarto iluminado, me quite los guantes y guarde todas mis cosas-tengo que irme-le digo colgando la mochila en mi espalda.

-¿Qué podemos darle?-me pregunta.

-A la bebé solo leche, si puede amantarla es lo más sano en estos tiempos-le digo algo hombre antes de acercarme a la madre-cuídela-susurro.

Ella asintió mientras acaricia suavemente la cabeza de la bebé.

-Le debo mi vida doctora-el hombre me dice guiándome hacia la salida del departamento a oscuras-si necesita algo búsqueme-me dice estirando su mano, la estreche sintiendo esos rasposos dedos.

Salí de ese edificio luego regrese a las calles principales y traté de que esta vez no me siguieran o intentaran hablar conmigo alguien, entre a mi departamento y lo primero que vi fue esa mochila roja.

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