1. To the moon, and back

Capítulo 163

La mesa al completo esperaba ansiosa la respuesta de Pedro.

- Por los besos ni te preocupes. Todos sabemos que a estas alturas no tendrían ningún sentido. En cuanto a las canciones, me he permitido el lujo de elegirlas yo mismo. Obviamente, sus sugerencias serán tenidas en cuenta; dice el productor mientras les entrega un listado a cada uno de los integrantes.

- A mí me parecen perfectas. Encárgame un arnés y unas buenas alas para 'Sálvame'; le sonríe tiernamente Anahí.

- Lo mismo digo. Están bien chidas. Me encanta lo de pasar de un CD a otro. Así se verá nuestra evolución; comenta un entusiasmado Christian.

- Por mí también todo perfecto; acepta Poncho.

- Sí, está genial Pedro. ¿El vestuario será el mismo que el que usamos hace tiempo?; pregunta Maite curiosa.

- No, se lo voy a encargar a nuestra diseñadora de cabecera; se ríe el productor mientras mira a Annie.

- Estoy encantada con tu elección. Me parece ideal esto de dejarnos un espacio para cantar nuestras propias canciones; comenta Dulce ilusionada.

- Siento ser el mal tercio del grupo, pero yo sí tengo una sugerencia. ¿Podríamos cambiar 'Este corazón' y 'Cariño mío' por otras?; pregunta Christopher sin titubear.

- ¿Qué tienen de malo esas canciones?; lo cuestiona Pedro molesto.

- Yo soy lo malo...; suspira Dulce mientras Annie le agarra su mano bajo la mesa.

- Otra vez la misma historia...; le comenta Guillermo a Maite, aunque sus palabras son escuchadas igualmente por el resto de los comensales.

- No creo que haya que cambiar de temas, simplemente cambiemos de coreografía. Creo que cuanto más lejos de él, mejor; propone la pelirroja.

- ¿Cómo piensas que se tomarán los fans el intercambio de parejas?; pregunta el productor enfadado.

- Yo no soy la de las trabas; se defiende Dulce también molesta.

- Un poco de profesionalidad, por favor; comenta Pedro cansado.

- Lo dices porque a ti no te duele estar a su lado. A mí sí; se sincera Christopher en un arrebato, creando el silencio en aquella mesa donde todas las miradas viajaban de su rostro al de su compañera, y viceversa.