Capítulo 122

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Christopher, pisando nuevamente suelo mexicano, se dirige a casa de su amigo.

- ¡Por fin! Me tenías intrigado con tanto mensaje extraño; lo saluda Christian con un abrazo.

- Es que no sé qué hacer...; suspira Ucker mientras se tira en uno de sus sofás.

- ¿Qué hacer de qué?; pregunta el pollito extrañado.

- Con Dulce...; responde el muchacho mientras se tapa su cara con las manos.

- ¿Pero qué les ha ocurrido? Porque algo tuvo que ocurrir para que pasaran de hacer de todo en el ascensor de un hospital a bloquearse como adolescentes...; lo cuestiona Christian intentando aclarar sus dudas.

- Pues...; le relata Christopher toda la historia, con algún que otro parón, intentando evitar que las lágrimas fluyesen por su rostro.

- Okey, esa es tu versión. ¿En algún momento la escuchaste?; lo reprueba Christian.

- No, ¿para qué? Yo la vi besándose con él...; grita Ucker con los ojos cristalinos.

- Te recuerdo que ella también tuvo que ver tus fotos con Belinda...; comenta serio su amigo.

- No es lo mismo...; suspira Christopher.

- ¿Ah, no? La prensa ya los ponía de novios, te regalaban su CD frente a Dulce, y ella siempre confió en tu palabra. Y lo hizo porque te escuchó...; le regaña Christian.

- Así no ayudas...; vuelve a suspirar Uckermann.

- Así sí ayudo. Tienes que hablar con ella. Incluso vino a mí para preguntarme por ti, y no sabías lo mal que estaba. ¿También piensas que es una de sus malignas artimañas? La conoces, por Dios, y ella nunca haría nada así... Todo tiene que tener una explicación; comenta Christian exasperado.

- ¿Habló contigo?; pregunta Christopher ilusionado.

- Mírate la cara papá... Si estás que te mueres por ella. Aún no entiendo qué haces conmigo y por qué no corres a buscarla. Y sí, habló conmigo pero no le dije nada, sólo que estabas bien. Creo que eres tú el que debería hablar con ella; le aconseja su amigo.

- Tal vez tengas razón...; suspira nuevamente el joven.

- Claro que la tengo, como siempre. Para empezar, mañana vienes a la cena. Un poco tarde, así la sorprendes... Luego, ya se me ocurrirá algo para que se queden solitos; le guiña un ojo el pollito.

- Gracias, de verdad; lo abraza Christopher.

1. To the moon, and backWhere stories live. Discover now