Capítulo 154

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El portazo de Christopher fue la señal que permitió a Dulce derrumbarse, llorar amargamente sobre el suelo de aquel hotel. Aún dudaba si estaba haciendo lo correcto o si había tomado la peor decisión de su vida, cuando la puerta de aquel ascensor se abre de nuevo.

- Dul, mi amor, ¿qué ocurre?; pregunta Anahí angustiada.

- Tu canción...; solloza la muchacha.

- Ya me di cuenta, por eso me escapé tan pronto como bajé del escenario...; explica la güera.

- Le he dicho que no quiero estar con él...; comenta la pelirroja entre lágrimas.

- ¿Estás segura?; la cuestiona Annie angustiada.

- No lo sé...; se muestra indecisa Dulce mientras nuevas lágrimas caen por su rostro.

- Ven, mejor vamos a mi cuarto; le ayuda su amiga a levantarse.

Segundos después, Christian, Maite y Poncho salen de aquel ascensor con la intención de dirigirse a sus habitaciones. Definitivamente la fiesta había terminado...

El pollo abre la puerta de su cuarto cuando escucha el sonido de su celular: «Creo que han llegado. ¿Puedes venir a mi cuarto?». Desconcertado, el muchacho se dirige a la habitación de Christopher, quien ya le espera con la puerta abierta al escuchar sus pasos.

- Me ha dicho que no...; le dice el joven mientras nuevas lágrimas mojan su rostro.

- ¿Cómo que te ha dicho que no?; pregunta Christian asombrado.

- No quiere salir lastimada de nuevo. Quiere que seamos amigos. Y no puedo, yo no puedo; solloza Uckermann.

- Mejor entremos...; propone el pollo mientras abraza a su amigo.

Y tras dos puertas cerradas, dos cuerpos permanecían tumbados en una cama, sumidos en sendos llantos incontrolables. Los dos sabían que se querían. Uno no aceptaba la situación. La otra no estaba segura de la decisión tomada. Su corazón le decía una cosa, la razón otra. Ella nunca se había dejado guiar por esta última, pero hoy sí lo había hecho. Había sufrido demasiado, no quería volver a salir lastimada. ¿Estaría haciendo lo correcto? Recordaba los malos momentos vividos y se decía que sí, pero de su mano venían aquellos otros que le sacaban esa tierna sonrisa que tanto necesitaba, y las dudas regresaban de nuevo... Él, por su parte, se hacía a la idea de que la había perdido para siempre. La rabia se había apoderado de su cuerpo. Si no podía ser su amor, no quería ser nada más de ella. A partir de ese día, Dulce desaparecería de su vida para siempre.

1. To the moon, and backWhere stories live. Discover now