1. To the moon, and back

Capítulo 110

Anahí acepta gentilmente, despidiéndose igual de rápido, aunque no sin antes hacer caso a sus intuiciones…

- ¿Por qué dices que has tenido mucha suerte hoy?; pregunta la joven.

- Porque hace dos segundos me he encontrado a Ucker y a su novia paseando, y también he conseguido su foto; le comenta la niña emocionada.

- ¿Ah, sí? ¿Y por dónde se han ido?; la vuelve a cuestionar Annie confirmando sus sospechas.

- Por ese camino de ahí, el que lleva a la cabaña del río; le explica.

- ¡Muchas gracias princesa!; se despide la güera con un beso mientras se dirige hacia el famoso camino para dar las explicaciones que le habían encargado, aunque ya era tarde.

Dulce y Rodrigo habían llegado a su parque. La muchacha se bajaba desganada del auto mientras su ex-novio sacaba una cesta de picnic del maletero. Echándose a andar, Rodrigo la agarró de la mano, y aunque ella intentó desprenderse, él la apretaba más fuerte.

- No seas así, por favor…; la miraba el joven. Ella, por su parte, aceptaba con un tímido gesto, agarrando suavemente la mano de su antiguo enamorado.

Siguieron caminado en dirección a la cabaña, sin hablarse, hasta que Rodrigo se paró bajo un sauce llorón.

- ¿Qué ocurre?; pregunta Dulce desconcertada.

- ¿Ya no lo recuerdas? Aquí nos dimos nuestro primer beso, y deberíamos repetirlo; propone Rodrigo, sin dejarla responder, agarrando su cara dispuesto a besarla. La muchacha no se esperaba la reacción de su ex-novio, por lo que fue incapaz de apartarse al instante. Al mismo tiempo, unos ojos llorosos la observaban desde el alto de aquel camino.

- ¡No, no puede ser!; grita Annie, haciendo que Dul reaccione, apartándose de su ex-novio, dándose cuenta que su amiga se encontraba justo detrás de su amor, quien ya emprendía el camino de vuelta a casa sumido en la decepción.

- ¡Chris, espera!; le suplica Anahí.

- Ya hablaremos Annie, me voy a casa con mi novia. Y tú deberías hacer lo mismo, no es de buena amiga interrumpir los besos de dos enamorados…; le responde duramente Ucker clavando sus ojos en los de Dulce, ya sumidos en un mar de lágrimas.