Capítulo 117

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Habían pasado varias semanas, y las muchachas seguían sin saber nada de Christopher desde aquel día que, apresurado, abandonó su departamento. Dulce se decidió a llamarlo, pero nunca obtuvo respuesta. Los mensajes que enviaba nunca llegaban, él la había bloqueado. Parecía que se hubiese esfumado de la faz de la tierra. Nada en redes sociales, ni una foto de los malditos paparazzis. ¿Dónde estaban cuándo más los necesitaba? Llegó a merodear varios días por su casa, de día y de noche. Ninguna luz prendida, ningún movimiento que detonase vida en aquel hogar… Preocupada, llamó a Alexandra, pero se ve que ésta había cambiado de número de teléfono. Llegó incluso a chantajear a sus amigos. Poncho no sabía nada desde el día que abandonó el hospital, apenas unos mensajes habían intercambiado al principio. Christian sí sabía más de lo que decía, pero había prometido callar, y al fin y al cabo, Christopher también era su amigo. Sólo le dijo que estaba bien, que necesitaba alejarse… No sabía el motivo de su marcha, y Dulce decidió no dar explicaciones.

Intentando arrancarlo de su cabeza y, sobre todo, de su corazón, la joven se centró en su carrera. Había decidido que era el momento de alejarse de los conciertos, las presentaciones y los photocalls. En ese tiempo se dedicaría a componer nuevas melodías, estaba preparada para sacar un nuevo disco como solista. Pasaba muchas horas encerrada en su cuarto, componiendo, escribiendo, pintando… Aunque nunca sola, su amiga pizpireta la acompañaba en cada momento. Se hacían mucho bien, y más después de la decisión de Annie.

El mes que se había dado con su futuro esposo llegó a su fin, y ese mismo día, a las 8.53 h. de la mañana, Manuel se presentó en la puerta de su casa. Abrió la güera, con una cara de espanto que hizo que la pelirroja entrase en un ataque de risa incontrolada. Dulce decidió desayunar en otro lado, dejando a los tortolitos solos en aquel departamento. Apenas habían pasado diez minutos de la huida forzosa de la joven cuando recibe un mensaje de su amiga en su celular: «¿Estás muy lejos? Ya puedes regresar, y lo siento, pero ya no estrenarás tu vestido de dama de honor…»

En el fondo, Dulce no se extraña ni lo más mínimo de su decisión. La vida de Annie estaba en los escenarios, y no podía compartirla con alguien que pretendía bajarla de ellos…

1. To the moon, and backWhere stories live. Discover now