Según todo lo que me ha pasado y me ha comentado Rubén, Carvajal me quiere fuera de su camino para ser ella quien obtenga el ascenso. No importa si es un juego sucio.

—No importa lo que haga Carvajal. —suspiro. —Vamos a demostrarle que no nos puede sacar de su camino sin antes darnos una batalla justa.

—Ajá. —dice. Ve su reloj. —Nos vemos después tengo... unas cosas que hacer. —asiento.

Sale de mi consultorio dejándome con preguntas. Así paso unos minutos, pero mi paz es interrumpida cuando tocan la puerta. Los golpes son fuertes e indico que pasen.

—Tiene media hora de retraso. —dice el doctor Avalos al entrar.

Su rostro está serio demostrando su molestia, cada musculo bajo ese uniforme está en tensión. Pero no entiendo el motivo.

—No estoy retrasada. —me paro. —El Dr. Urbina me comento de las modificaciones. Por lo tanto, la intervención a mi paciente es en dos horas. —culmino.

Me ve como si me hubiese salido un tercer ojo. Lo veo respirar antes de volver hablar.

—¿En donde esta la circular en la que se notifico ese cambio? —pregunta.

—Yo...

—¡Como se le ocurre que se va a cambiar de hora a último momento! —trato de justificarme, pero no tengo argumentos. —Mientras más rápido se sale de un proceso es mejor. Dando más oportunidades de vida.

—Quizá el Dr. Urbina se equivocó y... —bufa.

—Es demasiado ingenua. —se voltea. —Debería tener cuidado en sus amistades. Aunque no creo que él se considere una amistad.

Camina de regreso y abre la puerta, pero antes de salir hablo.

—¿Qué me esta queriendo decir? —se detiene. —¿Qué el Dr. Urbina me dio datos incorrectos? Porque desde ya le digo que un error lo comete cualquiera.

—Cállese antes que mi paciencia se termine. —gruñe.

—A mi no me viene con aires de superioridad. —alza una ceja. —Ya se le están pegando las mala mañas de Aless... —callo.

No puedo faltarle el respeto a mi compañero, como tampoco puedo hablar de otro si no esta presente.

—Termine. —se burla. No digo nada así que continua. —Pues prefiero que se me peguen sus mañas de superioridad, que las suyas de ingenuidad. —sonríe. —Pero como no se me pega nada, —se encoje de hombros. —Significa que no me lo creo, soy superior.

Antes de irse lo sujeto para que me escuche. Sin embargo, me da una mirada que me hace soltarlo. La pupila de sus ojos se ha oscurecido.

—Lo siento. —bajo el rostro.

Me maldigo y siento un escalofrió cuando sus dedos se posan en mi mandíbula para levantar mi mentón.

—Esa pose déjala para otro momento. —arrugo las cejas. —Perdiste la cirugía de hoy. Rubén se esta haciendo cargo. Dijo que no te sentías bien, porque te estaban robando. —ironiza. —Puedes retirarte, total desde que estas aquí tu expediente va en caída.

Sin mas sale y me quedo con el corazón chiquito. Rubén pensó que lo de Alessia me afectaría a tal manera que no podría seguir trabajando.

Es tan lindo, pero no se debió preocuparse.

Damián Avalos tiene razón, desde que estoy en el mejor hospital de México mi trabajo es cuesta abajo. Todo por Alessia.

***

Ambición.Where stories live. Discover now