Las voces afuera se hacen más cercanas, no cierro los ojos para ver quien me tiene secuestrada. Porque solo eso explica mi estado, maldigo por no quedarme en la seguridad del hospital.

Algo que pasé por alto es que a mí nadie me ayudaría, confié mi vida al último sujeto que creí no era un loco como los dos anteriores. Grave error.

Eres estúpida Alessia.

—Tengo que hablarle y decirle lo que pasó. —A la habitación entra el último sujeto, pero mi sorpresa es cuando veo con quien habla.

—Si Oleg se entera de esto te matará a ti y luego a mí. —Entran revisando unos documentos sin darse cuenta que estoy consciente.

La familiaridad con la que hablan me convence que ellos ya se conocían, y que mencionen a Oleg en esto no es una buena señal. No quiero alterarme, pero me siento vulnerable al estar en esta situación.

Estoy en desventaja y odio que estén pensando en Oleg antes que en mí, quiero que me liberen para largarme de una vez.

—Los matare yo si no me sueltan en este instante. —amenazo.

Damián se sobresalta y pone cara de horror al verme, ruedo los ojos.

Quiero pensar que él no sabía en qué condiciones estaba y no que actúa como el buen samaritano que me dejará libre como lo dicta la ley.

—¡Diablos Alessia! —deja caer los documentos y se acerca a mí a soltar los nudos. —¡Nikolay, ayúdame! —pide al hombre rubio que se ha quitado el saco y enrollado las mangas de su camisa hasta sus ante brazos.

—¿Sabes lo peligroso que es la presión que hace la cuerda sobre un hematoma? —Levanta su rostro pidiendo disculpa. —No sé quién es él, pero sí creo saber quién eres tú. —lo veo seria. —Por lo tanto, quiero que me digas que hago aquí. —Mi garganta arde, pero no me impide demostrar mi enojo.

Muevo mis pies cuando son liberados. Vuelvo a sentir los fríos dedos del hombre sobre mi vientre para llegar al nudo bajo mi pecho.

—Después que te durmieras llamé a Oleg. —responde Nikolay. —No atendió el móvil por lo tanto, le llamé a Damián quien me dijo que por ningún momento te dejara ir. —Se encoje de hombros.

¿Me amarro para que no me fuera?

Todo esto me está dando dolor de cabeza al no entender con claridad. Damián se encarga de la cuerda de la cabecera.

—¿Por qué llamarías a Oleg? —pregunto,

Muerdo mi labio, pero eso no evita gemir de dolor cuando Nikolay apropósito pasa la cuerda por la zona afectada.

—Por qué era mi obligación. —me encanta su acento Ruso, pero en estos momentos estoy odiando todo de él.

Le resta importancia a sus acciones como si no acabara de pasar la línea de lo coherente a lo imprudente.

Cree que me ha ayudado, pero no es así. Amarrar a las personas no es un buen inicio y Nikolay a tenido el peor conmigo.

—No entiendo porque...

—No te vi bien cuando subiste al elevador. — me interrumpe Damián. —Y decidí ir detrás de ti, pero llegó una emergencia y le dije a Nikolay que fuera buen amigo y te hablara, en eso llegaron los desgraciados que te atacaron.

Nikolay ve a Damián con una ceja alzada y brazos cruzados.

—Ajá. —Se da la vuelta para vaciar un poco de agua que me da en un vaso.

Terminan de desatarme y con un poco de dolor me acomodo fingiendo que no me duelen los movimientos que hago.

Me pongo el complemento de mi uniforme bajo su maldita mirada. Evito mandarlo al diablo por la falta de respeto.

Ambición.Where stories live. Discover now