—Bruja roja peluda a tu derecha, no voltees. —ruedo los ojos ante la descripción.

—Buenas noches. —Quisiera ignorarla, pero ante todo soy educada.

Eso no pensabas cuando la agrediste en pleno centro comercial.

—Buenas, hasta que apareciste. —Volteo con una sonrisa falsa la cual borro al ver del brazo de quien está.

¡Porque demonios Oleg viene con la víbora de Mariana!, se supone que nos íbamos a ver aquí para hablar de nuestras diferencias.

Que este con ella arruina todo, empezando por que la trajo al lugar que sabía que yo estaría.

No me toques los ovarios Bogdánov.

—Buenas noches, Dr. Borja. —Saluda a mi amigo. —Doctora.

¡Maldito acento Ruso!

Las ganas de saltar y estrangularlo son intensas, mantener la cordura siempre será difícil con su presencia.

Mi mirada no abandona a la bestia, que estoy segura que puede leer mi inconformismo en mis facciones.

Quita tu cara cabreada, porque la única que lo está soy yo.

— Alessia me gustaría hablar contigo. —pide Mariana.

No aparto mi mirada del hombre cabreado.

—Lástima. —comento sorprendiéndola. —A mí lo que me gustaría es no respirar tú mismo aire. No podemos tener todo lo que queremos, víbora.

Sin más me volteo dispuesta a irme junto a mi amigo.

¡Te jodes ruso!

Mariana me toma del brazo deteniéndome. Todo mi cuerpo se tensa ante el agarre.

—Te doy tres segundos para que quites tus manos de mí. —farfullo molesta.

Oleg solo me analiza en silencio sin protestar, viendo mal a Mariana.

Ni te atrevas a abrir la boca, bestia desgraciada.

—Ya olvida el pasado Alessia. —se queja.

Nos alejamos unos cuantos pasos de ellos sin que ninguno me pierda de vista.

—Olvidar es perdonar. —indico. —Y yo no perdono, Mariana.

—Tanto rencor no es bueno. —Reconoce.

—Al grano. —No tengo tiempo y menos para desperdiciarlo con ella

—No quiero que te acerques a Oleg. —sonrío. —Hablo en serio Alessia.

—Ahora quieres cuidar los intereses de tu hermana. —Me burlo. —Pierdes tu tiempo.

—Sé que te acuestas con él. —No lo dice a modo de reproche. —Y el hecho que sepas de mi hermana ya dice mucho. Mis padres la adoptaron y...

—No te estoy pidiendo una explicación. —aclaro.

—En realidad no tendría que dártela. —Se defiende. —Pero si ya sabes de ella significa que su relación no está bien, ella está...

—Ok. —La corto. —Ya entendí y desde ya te digo que son palabras perdidas porque no las tomare en cuenta.

Me acostare con quien me venga en gana. Ni ella ni nadie podrá evitarlo.

—Alessia no es bueno que te metas con él. —Frunzo las cejas. —Hazme caso y aléjate del prometido de mi hermana si no quieres que...

—No sigas. —La interrumpo. —Oleg no es una pertenencia a la que debes cuidar mientras tu hermana no está. Si estoy con él, no es solo porque yo lo deseo. El deseo es mutuo, y voy a continuar acostándome con él hasta que me haya saciado. ¡Entiéndelo! —se tensa. —además, no me quieras hablar de moral.

Ambición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora