Y si que lo haría, no ahora, pero cuando la necesite sí.

—Tú, ¿Por qué estás aquí?

—Le destruí la cara a la ex de mi amigo, que es la prometida de mi amante. —Le resto importancia.

Se ríe y no es una sonrisa fingida, es una carcajada que al poco tiempo me contagia.

—Vaya chica, tu si tienes serios problemas de autocontrol. —Me invita a sentarme junto a ella, lo dudo, pero al final lo hago—. Que hizo tu amante cuando se enteró.

Lo pienso un poco y cuando estoy por responder somos interrumpidas por el oficial que golpeó los barrotes de la reja.

—Alessia Carvajal, tiene visita. —informa abriendo las rejas para sacarme, pero antes de eso me ponen unas esposas como si fuera una criminal.

Esto es estresante y denigrante.

Me trasladan a una sala de interrogaciones, lo sé porque ya una vez estuve detrás del vidrio negro por un caso especial que llegó al hospital

¿Por qué me trajeron?

Solo le destroce la cara a Mariana. Ruedo los ojos al recordarlo.

Pasa un buen rato en el que no veo movimiento de nada, estoy sola en una sala blanca que cuenta solo con una mesa y dos sillas.

Mis manos están sobre la mesa aún esposadas y muevo mis dedos sobre la misma. —Sudo—. Sigo con el movimiento ignorando el fastidio que provoca la situación.

Abren la puerta y entra un hombre de traje negro que se sienta frente a mi y me tiende un celular en mi oído.

Lo miro incrédula y él gruñe con enojo.

—Habla. —exige. Con un poco de inseguridad por la situación lo hago.

—¿Quién diablos eres tú? Quiero un abogado porque no pienso hacer nada sin él. —me quejo y puedo escucho la respiración al otro lado de la línea.

—Seré breve. —Es lo primero que dice. Su voz es gruesa y me estremezco cuando escucho su risa. —Me sorprende que no haya acatado mis órdenes. —Me tenso—. No te preocupes, si colaboras no habrá más muertes que lamentar

Recuerdo las notas y una misma dirección en cada una.

>>¿Cómo está su madre? La pobre estaba deshecha con la pérdida de su hijo, pero a ti te perdí de mi radar, ¿Dónde has estado?

Los sucesos de esa noche vienen a mi mente abriendo la herida que aún no está del todo sana.

—Fuiste tú. —murmullo furiosa.

Se vuelve a reír de forma maniática provocando que se ericen los vellos de mi cuerpo.

—Claro que no. —Escucho como le da una calada a lo que supongo es un puro—. Fuiste tú, tú lo mataste Alessia, pero tranquila si colaboras no tendrás que matar a nadie más.

—¿Qué quiere de mí?

—Tu hiciste algo y yo quiero que lo repitas porque eres la cura. —corta dejándome con varias preguntas.

El hombre de traje se retira y me quedo de nuevo sola en una sala que de pronto se vuelve pequeña, las paredes se cierran lentamente mientras mi respiración se agita por falta de oxígeno.

Como diablos soluciono esto, no confió en la maldita seguridad de mi país.

¿Qué hago?

¿Qué hago?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Ambición.Where stories live. Discover now