☽ | EXTRA 02.

4.3K 483 77
                                    

Tamborileé mis dedos sobre la mesa con expresión pensativa, consciente de que Deirdre me observaba desde el sofá que había situado al lado del que estaba ocupando yo. Nos habíamos reunido en una de las habitaciones de la planta baja cuyas vistas me permitían perfectamente vigilar las andanzas de Derek con Kovac; el vampiro y nuestro ahijado estaban en los jardines traseros, jugando con Étienne y Bala.

Los chillidos de Kovac resonaban hasta allí, mostrando lo divertido que le resultaba ser perseguido por tres vampiros. Mi corazón parecía vibrar con cada risa del niño, demostrándome que estábamos haciendo las cosas bien.

—Sabes que no es ningún problema para nosotros cuidar de Kovac esta noche —dijo Deirdre, obligándome a retirar mi atención de las cuatro personas que podía ver a través de la ventana.

Parpadeé varias veces.

—Pero...

Derek me había dejado caer la idea de que saliéramos juntos aquella misma noche. Y tenía ciertas dudas, pues era una salida pensada para nosotros dos... a solas; como una de nuestras citas.

Dos años habían pasado desde que Kovac formara parte de nuestro aquelarre, y apenas habíamos tenido tiempo para poder llevar nuestra vieja rutina. Le llegada del hijo de Jana a la mansión parecía haber revolucionado a todo el aquelarre; aún recordaba el rostro lívido de Cassondra cuando nos vio aparecer con el bebé entre los brazos. En aquel entonces fue la primera vez de que tuve miedo de no haber tomado la decisión correcta al convencer a Lyle de que la mansión Vanczák era el entorno más seguro para nuestro sobrino.

Sin embargo, la antigua amante de Ferenc Vanczák mantuvo las distancias con el niño, y yo decidí mantenerme ojo avizor con ella hasta estar segura de que Cassie no iba a hacer nada contra Kovac.

—¿Cuánto tiempo lleváis sin tener un momento para vosotros dos? —me interrumpió Deirdre con una sonrisa de comprensión—. ¿Dos, tres meses?

Me removí sobre mi sitio. Tanto Derek como yo habíamos llegado a la conclusión de que nuestra prioridad debía ser el bebé; por eso mismo nos habíamos volcado por completo en cuidar a Kovac. El primer año no habíamos tenido un solo respiro, debido a la inexperiencia de los primeros meses como padres primerizos; Deirdre, e incluso Morticia, habían sido de gran ayuda.

El resto del aquelarre lo había aceptado de igual modo que los antiguos miembros habían hecho con los tres hermanos Vanczák cuando Ravenna les dio a luz. Elek solía subir a su dormitorio con algún pequeño obsequio para Kovac; Jasira y Emilia solían rondar por el exterior cuando el niño salía a los jardines para jugar.

Cada miembro, a su manera, cuidaba a Kovac, demostrándome que todos ellos lo consideraban como uno más de nuestra extensa familia.

Pese a ello, mis salidas con Derek y nuestra rutina como pareja se había visto trastocada ligeramente. Durante este segundo año de convivencia con Kovac, nos habíamos relajado lo suficiente para poder permitirnos alguna salida a la ciudad nosotros solos, como en los viejos tiempos.

—Kovac nos necesitaba... Ha crecido muy rápido —me excusé.

A pesar de contar con dos años de vida, el aspecto que presentaba Kovac era el de un niño de cuatro. Su desarrollo era acelerado, y no solamente estaba hablando del aspecto físico; Kovac ya era capaz de manejarse en cualquier conversación y Ferenc había valorado la posibilidad de empezar con clases particulares.

Derek y yo confiábamos ciegamente en su padre, pues era nuestro único referente en conocimientos sobre Kovac.

Deirdre puso los ojos en blanco.

MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora